El desarrollo del pensamiento crítico dentro de la enseñanza bilingüe representa un aspecto esencial en la educación contemporánea, ya que integra dos habilidades clave del siglo XXI: el razonamiento reflexivo y la capacidad de comunicarse en diferentes idiomas. Este artículo busca exponer que la enseñanza bilingüe, cuando se orienta hacia el desarrollo del pensamiento crítico, enriquece el proceso educativo y contribuye a la formación de ciudadanos globales, capaces de enfrentar los desafíos sociales, culturales y profesionales de un mundo interconectado.
Palabras clave:
Pensamiento crítico, bilingüismo, reflexión, aprendizaje significativo.
The development of critical thinking within bilingual education is an essential aspect of contemporary education, as it integrates two key skills of the 21st century: reflective reasoning and the ability to communicate in different languages. This article aims to demonstrate that bilingual education, when focused on the development of critical thinking, enriches the educational process and contributes to the formation of the global citizens, capable of facing the social, cultural, and professional challenges of and interconnected world.
Keywords:
Critical thinking, bilingualism, reflection, meaningful learning.
En la actualidad, la educación enfrenta el desafío de preparar a los estudiantes no solo para adquirir conocimientos, sino también para desarrollar habilidades que les permitan enfrentar un mundo globalizado, multicultural y tecnológico. Entre estas habilidades, el pensamiento crítico se ha consolidado como una competencia fundamental en estos tiempos, ya que fomenta la capacidad de analizar información, tomar decisiones fundamentadas y resolver problemas de manera efectiva.
Paralelamente, la enseñanza bilingüe se ha convertido en una estrategia educativa de gran relevancia, porque ofrece al alumnado la oportunidad de comunicarse en más de un idioma, ampliando su horizonte cultural y profesional. Más allá del aprendizaje lingüístico, la enseñanza bilingüe puede ser un medio poderoso para estimular el pensamiento crítico, si se integra de manera intencional en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Integrar el pensamiento crítico en la enseñanza bilingüe implica diseñar experiencias de aprendizaje donde los estudiantes comprenden y producen una segunda lengua, mientras reflexionan ideas, contrastan perspectivas y construyen argumentos sólidos. Esto representa un enfoque educativo que va más allá de la memorización de estructuras gramaticales o vocabulario en otro idioma. Se trata de un enfoque que favorece la formación de una ciudadanía capaz de reflexionar acerca de los desafíos sociales, culturales y profesionales del mundo actual.
Este artículo analiza cómo la combinación de enseñanza bilingüe y pensamiento crítico no solo fortalece la adquisición de competencias cognitivas y comunicativas, sino que también contribuye a formar ciudadanos capaces de comprender y participar activamente en un entorno global. Asimismo, se exploran estrategias de integración, los desafíos que surgen en contextos bilingües y el impacto a largo plazo de esta combinación educativa.
Integrar el pensamiento crítico en la enseñanza bilingüe implica ir más allá de enseñar un idioma, como el inglés en el caso del sistema educativo español. Se trata de usar ese idioma como vehículo para que el alumno analice, cuestione, reflexione y tome decisiones informadas. Cummins (2000) destaca que el aprendizaje de contenidos a través de una segunda lengua debe ir acompañado del desarrollo cognitivo y metacognitivo, lo cual favorece la profundización en el pensamiento crítico. A continuación, se ofrece una serie de estrategias para convertir un aula bilingüe en un entorno donde el idioma y el pensamiento crítico van de la mano.
Una de las estrategias clave para fomentar el pensamiento crítico es el uso de preguntas abiertas, que inviten a la reflexión y el análisis, más allá de respuestas simples o de “sí” o “no”. Benoit Ríos (2020) señala que la formulación de preguntas que promuevan el pensamiento divergente es fundamental para estimular el razonamiento en el aula. En el contexto bilingüe, es importante diseñar preguntas que no solo permitan practicar la lengua, sino que también desafíen a los estudiantes a examinar diferentes posibilidades, contrastar argumentos y construir explicaciones más elaboradas. Un ejemplo que integra el aprendizaje significativo usando preguntas abiertas y fomentando el pensamiento crítico es trabajar cómo se fomenta el reciclaje en los hogares. A través de una experiencia propia, el estudiante aplica reflexión en este tema tan actual.
Asimismo, el diálogo y el debate son ejercicios que facilitan el desarrollo de habilidades argumentativas y el aprendizaje colaborativo, aspectos que se pueden implementar eficazmente en programas bilingües. Estas dinámicas permiten que el alumnado aprenda a defender su postura, escuchar de manera activa los demás y a respetar perspectivas diferentes, así como a negociar acuerdos. Pongamos el caso de una clase dividida en dos grupos de alumnos y de alumnas. Cada grupo deberá investigar argumentos que sostengan o descarten la idea de mandar deberes para casa. Igualmente, el equipo contrario lanzará preguntas en la segunda lengua que estén aprendiendo para que el otro grupo busque ejemplos que respalden su postura. Este ejemplo, como otros planteamientos de debates en un segundo idioma, demanda un mayor nivel de claridad y precisión en el lenguaje, lo cual refuerza la capacidad de estructurar ideas de manera coherente. Así, el fortaleciendo su pensamiento crítico y practicando la comunicación efectiva en una segunda lengua.
Otra estrategia fundamental es el trabajo con textos auténticos y materiales desafiantes que requieran análisis crítico. Vygotsky (1978) subraya la importancia del contexto social y cultural en el aprendizaje, por lo que la exposición a materiales genuinos en la lengua extranjera contribuye a desarrollar no solo la competencia lingüística, sino también la capacidad crítica al comparar puntos de vista y detectar sesgos o inferencias implícitas. Un ejemplo práctico es la aplicación del aprendizaje basado en proyectos (PBL, siglas en inglés). Esta metodología, inspirada en las ideas del filósofo y pedagogo John Dewey, es una metodología eficaz que promueve la resolución de problemas reales, el trabajo colaborativo y el uso significativo del idioma, aspectos que fortalecen el pensamiento crítico en ambientes bilingües: el alumnado emplea la lengua extranjera para investigar, comunicar ideas, argumentar y tomar decisiones en situaciones reales o simuladas, elementos clave para el desarrollo del pensamiento crítico.
Iniciativas como Project Zero de la Universidad de Harvard, aportan estrategias para integrar rutinas de pensamiento en el aula. Esta estrategia puede aplicarse en contextos bilingües, ayudando al alumnado a estructurar procesos reflexivos, planteando preguntas y construyendo argumentos. Las rutinas de pensamiento incluyen ejercicios como Veo-Pienso-Me pregunto, que ayudan a potenciar la capacidad de análisis, comparación y evaluación. El estudiante debe interpretar la información que está observando, reorganizarla mentalmente y expresarla adecuadamente en una segunda lengua. Un ejemplo práctico para ilustrar esta idea, en clase se proyecta una imagen de una ciudad contaminada. Primero, el alumnado describirá lo que ve a simple vista. Segundo, razonará el motivo que causa esa contaminación. Tercero, se preguntará por los efectos que pueden generarse o qué soluciones existen. Este trabajo cognitivo demanda procesos de reflexión y, por lo tanto, el desarrollo de un pensamiento crítico.
Por último, la evaluación formativa mediante portafolios, autoevaluaciones y diarios reflexivos permite a los estudiantes tomar conciencia de su proceso de aprendizaje y fomentar la metacognición, es decir, la capacidad de reflexionar sobre los propios procesos cognitivos, identificar fortalezas y áreas de mejora. En el ámbito bilingüe, es esencial proporcionar andamiaje lingüístico, como vocabulario específico, estructuras gramaticales o modelos de expresión, para que los estudiantes puedan expresar sus ideas críticas sin que las limitaciones del idioma sean un obstáculo. Además, al documentar y revisar su propio trabajo y progreso, los estudiantes ejercitan habilidades como la autoevaluación y la autocrítica constructiva, elementos fundamentales para el pensamiento crítico. Por ejemplo, se pueden plantear preguntas que fomenten la reflexión, invitando al alumnado a explicar qué conclusiones han extraído de la sesión de clase, qué dificultades han encontrado durante las actividades y cómo podrían mejorar su desempeño en futuras tareas de clase.
En resumen, a través de estrategias como las preguntas abiertas, los debates, el uso de textos auténticos, los proyectos, las rutinas de pensamiento y la evaluación formativa se promueve un enfoque activo y reflexivo del aprendizaje de una segunda lengua. Al proporcionar apoyo lingüístico necesario y generar espacios para desarrollar su pensamiento crítico, favorecemos el crecimiento integral del alumnado.
La incorporación del pensamiento crítico en contextos bilingües enfrenta numerosos desafíos que van más allá del dominio lingüístico, ya que implica no solo enseñar a los estudiantes a expresarse en dos lenguas, sino también desarrollar en ellos la capacidad de analizar, cuestionar y reflexionar críticamente sobre los contenidos, las realidades socioculturales y los discursos que atraviesan ambos idiomas. El siguiente apartado analiza una serie de retos que aparecen a la hora de combinar una segunda lengua y el desarrollo del pensamiento crítico.
El primer desafío que encontramos a la hora de integrar propuestas que fomentan el pensamiento crítico es la desigualdad en la implementación de programas bilingües. Se tiende a favorecer a instituciones en contextos urbanos y con mayores recursos. Esta realidad genera una clara brecha entre estudiantes, ya que no todos acceden por igual a entornos educativos que promuevan tanto el desarrollo de competencias lingüísticas como del pensamiento crítico. En este sentido, Álvarez-Sotomayor, et al. (2025) señalan que los centros bilingües tienden a concentrarse en áreas con niveles socioeconómicos más altos, lo cual contribuye a mantener dinámicas de segregación escolar y dificulta el acceso equitativo a una educación de calidad.
Desde una perspectiva pedagógica, el pensamiento crítico y creativo solo puede florecer cuando existen estrategias didácticas contextualizadas y bien fundamentadas. El problema radica en que muchos enfoques bilingües se centran en la transmisión de información lingüística sin considerar el desarrollo cognitivo complejo que exige el mundo contemporáneo. Cummins (2000) señala que, cuando la enseñanza de una segunda lengua se centra solamente en la competencia comunicativa básica, se corre el riesgo de no potenciar los procesos cognitivos de orden superior (análisis, evaluación, metacognición) y, por eso, es crucial que se promueva el aprendizaje de un idioma junto con aprender a pensar.
En relación con la idea anterior, el diseño de estrategias didácticas que combinen el aprendizaje de una segunda lengua con tareas auténticas, colaborativas y contextualizadas que desafíen a los estudiantes a argumentar y reflexionar en una segunda lengua es crucial. Por ejemplo, por medio de proyectos interdisciplinares donde el alumnado investigue problemáticas reales, elaborando hipótesis y consultando diversas fuentes en un contexto bilingüe.
La incorporación de la inteligencia artificial (IA) en contextos educativos, como plantea Mosqueda Chávez (2024), representa una oportunidad para acceder a la información y fomentar habilidades cognitivas. Sin embargo, también representan un riesgo cuando se sustituye por el proceso reflexivo del alumnado. La complejidad de los entornos actuales, marcados por la tecnología, el cambio social y la globalización, exige una respuesta educativa que prepare a los estudiantes para pensar de forma crítica y creativa. Así, la educación bilingüe no solo debería desarrollar la competencia comunicativa, sino también cultivar ciudadanos capaces de cuestionar, proponer y construir conocimiento de forma autónoma y colaborativa.
Además, desde una perspectiva vygotskiana, el bilingüismo promueve el aprendizaje en contacto con otros, lo cual facilita la resolución de problemas, sumado al desarrollo de la creatividad, habilidades metacognitivas y la capacidad de transferir aprendizajes a otros contextos, lo cual convierte el aprendizaje del alumnado en una experiencia significativa. Si los estudiantes confían plenamente en el uso de la IA, podrían perder su capacidad para interactuar críticamente con los demás. Este desafío pedagógico requiere reconsiderar el rol de la tecnología en el aula: no como un sustituto del pensamiento, sino como una herramienta para que el alumnado aprenda a valoren, discutan y analicen su pensamiento propio frente al de las herramientas digitales.
En definitiva, la integración del pensamiento crítico en contextos bilingües supone un reto complejo que trasciende el simple aprendizaje de una segunda lengua. Implica una transformación profunda en las prácticas pedagógicas, los enfoques curriculares y las condiciones estructurales del sistema educativo. La desigualdad en el acceso a programas bilingües, especialmente en contextos de vulnerabilidad social, refuerza brechas ya existentes y limita las oportunidades de muchos estudiantes para desarrollar competencias críticas en ambos idiomas. Además, la persistencia de modelos centrados exclusivamente en lo lingüístico impide aprovechar el verdadero potencial del bilingüismo como herramienta para la reflexión, el análisis y la transformación social.
Frente a estos desafíos, resulta indispensable repensar la enseñanza bilingüe desde un enfoque más inclusivo, contextualizado y orientado al desarrollo integral del pensamiento. Solo así será posible formar individuos capaces de enfrentar críticamente las complejidades del mundo actual y contribuir activamente a la construcción de sociedades más democráticas. El pensamiento crítico, en este sentido, no debe entenderse como un añadido opcional, sino como un componente esencial de toda educación de calidad, especialmente en contextos multilingües y multiculturales.
El desarrollo del pensamiento crítico en entornos bilingües tiene un impacto profundo y duradero tanto en la formación académica como en el crecimiento personal del estudiante. Además, al favorecer la reflexión, la argumentación y la autonomía, estos contextos promueven un aprendizaje significativo. A continuación, analizaremos su impacto en el ámbito académico y en el personal.
En el ámbito académico, el desarrollo del pensamiento crítico fomenta habilidades de razonamiento lógico, análisis de información y resolución de problemas. Esto facilita que el alumnado pueda afrontar con mayor eficacia los retos intelectuales que implica el aprendizaje en dos idiomas. Además, la habilidad para analizar, comparar y defender argumentos no solo mejora su rendimiento en materias concretas, sino que también enriquece su comprensión integral de los contenidos.
Otro aspecto positivo a largo plazo es la capacidad para potenciar la autonomía en el aprendizaje, promoviendo una actitud activa, reflexiva y metacognitiva frente al saber. El estudiante bilingüe que desarrolla estas habilidades tiende a asumir un rol más participativo en su proceso educativo. Primero, la exposición a distintas culturas y recursos lingüísticos abren la oportunidad de reflexionar acerca de las diferencias y similitudes entre idiomas y sociedades.
Igualmente, se promueve la capacidad de autorregulación. En el caso de los estudiantes que aprenden en un entorno bilingüe, la autorregulación se activa cuando se enfrentan a desafíos como la transferencia de conceptos de un idioma a otro. Si el estudiante se da cuenta de que no puede transmitir un concepto de manera precisa, debe autorregular su comprensión, reflexionando sobre su nivel de entendimiento, ajustando su pensamiento, y buscando una mejor manera de abordar la idea. Por eso se habla de autorregulación: porque el estudiante es quien toma las riendas de su propio proceso de aprendizaje.
En su estudio sobre pensamiento crítico y aprendizaje autónomo en contextos bilingües, Vega, B., & Echeverri, A. (2019) encuentran que su desarrollo fomenta habilidades de razonamiento y análisis, que a su vez facilitan la resolución de problemas complejos en la adquisición de una segunda lengua. Además, su investigación evidencia que aquellos alumnos y alumnas que cultivan un pensamiento crítico activo muestran niveles superiores de autonomía, asumiendo una mayor responsabilidad en su formación. Esto se traduce en una actitud proactiva hacia un aprendizaje significativo, en la que el alumnado no solo sigue instrucciones pasivamente, sino que investiga, autorregula su progreso y adapta estrategias según sus necesidades y contextos culturales. Por tanto, el pensamiento crítico no solo fortalece las competencias lingüísticas, sino que también impulsa un enfoque metacognitivo que potencia la independencia y el compromiso educativo del aprendiz bilingüe.
En el ámbito personal, el pensamiento crítico bilingüe también juega un papel clave en la formación de individuos más conscientes de su entorno, capaces de cuestionar estereotipos, dialogar con otras culturas y tomar decisiones éticas bien fundamentadas. Esta competencia se relaciona directamente con una ciudadanía más activa, empática y comprometida. A largo plazo, la combinación de pensamiento crítico y competencia comunicativa en dos idiomas favorece una mayor flexibilidad cognitiva, entendida como la capacidad para adaptarse a contextos diversos, reinterpretar situaciones desde diferentes perspectivas y generar soluciones creativas.
Incluso en procesos de toma de decisiones, pensar en una segunda lengua puede reducir los sesgos emocionales y favorecer una evaluación más reflexiva de las situaciones. Para ilustrar, en investigaciones como las de Keysar et al. (2012) han demostrado que las personas que piensan en una segunda lengua tienden a tomar decisiones que buscan el mayor beneficio para la mayoría, cuando se trata de dilemas morales. Esto sugiere que el bilingüismo, bajo un pensamiento crítico, no solo amplía las capacidades lingüísticas, sino que también afecta al juicio moral. Esto resulta esencial en un mundo globalizado donde el contacto con otras culturas es constante.
Por tanto, integrar el pensamiento crítico en la enseñanza bilingüe no solo mejora los resultados académicos inmediatos, sino que siembra las bases para un aprendizaje significativo, autónomo y sostenido a lo largo de la vida, así como para la formación de ciudadanos globales, comprometidos y preparados para enfrentar los retos del siglo XXI.
Conclusiones
El desarrollo del pensamiento crítico en la enseñanza bilingüe constituye un elemento esencial para una educación de calidad en el siglo XXI. Este enfoque trasciende el simple dominio instrumental de una segunda lengua, orientándose hacia la formación de personas capaces de pensar reflexivamente, comunicarse eficazmente en contextos multiculturales y actuar con responsabilidad social. La enseñanza bilingüe no debe concebirse solamente como un proceso de adquisición lingüística, sino como una oportunidad para potenciar habilidades cognitivas complejas, que permitan al alumnado analizar, cuestionar y reflexionar sobre contenidos, realidades culturales y discursos diversos.
A lo largo de este artículo se ha evidenciado que integrar el pensamiento crítico en contextos bilingües implica una transformación en la práctica pedagógica. Este proceso requiere adoptar una visión más global del aprendizaje, donde la lengua se convierte en un medio para desarrollar competencias como la argumentación, la evaluación y la toma de decisiones. Asimismo, se han destacado los beneficios de esta integración, desde una mayor autonomía y autorregulación hasta la consolidación de ciudadanos con una visión más crítica de los contextos sociales. Sin embargo, también persisten desafíos, como la desigualdad en el acceso a programas bilingües, el riesgo a enfoques pedagógicos centrados en el aprendizaje lingüístico o la necesidad de reajustar el papel de la inteligencia artificial en la enseñanza bilingüe.
Por todo ello, resulta esencial que la enseñanza bilingüe se oriente hacia un modelo reflexivo, en el que la lengua no sea únicamente un vehículo de comunicación, sino una herramienta para construir conocimiento y pensamiento crítico. Este cambio de paradigma no solo contribuirá a mejorar el rendimiento académico del alumnado, también lo preparará para afrontar con responsabilidad los retos de este mundo globalizado, tecnológico y diverso.
En conclusión, la enseñanza bilingüe ha de entenderse como un proceso educativo de gran alcance, por el cual el pensamiento crítico se convierte en el motor de transformación personal y social, garantizando una educación más significativa, reflexiva y preparada para dar respuesta a las demandas de este siglo.
REFERENCIAS