La educación del siglo XXI se encuentra sometida a numerosos cambios y avances hacia modelos más inclusivos y flexibles. Es por ello que se exige replantear no solo qué se enseña, sino cómo y para qué. Ante un contexto donde el cambio es constante y los desafíos educativos incrementan, situar al alumnado en el centro ya no es una opción, sino una necesidad. Fomentar la autonomía, el pensamiento crítico y la responsabilidad personal resulta un reto que abordar con el fin de construir aprendizajes con sentido. Por este motivo, nuevas herramientas y metodologías se abren camino, haciendo frente a los tradicionalismos y dando paso a experiencias más activas, motivadoras y personalizadas. En este contexto, emerge una nueva herramienta didáctica, que son las cajas de aprendizaje que, combinadas con el aprendizaje cooperativo, promueven la autorregulación, la toma de decisiones y la motivación intrínseca del alumnado.


Palabras clave:

Autonomía, Cajas de aprendizaje, Aprendizaje activo, Metodología Innovadora, Autorregulación.


Education in the 21st century is undergoing many changes and moves towards more inclusive and flexible models. It is therefore necessary to rethink not only what is taught, but also how and for what purpose. In a context where change is constant and educational challenges are increasing, placing students at the centre is no longer an option, but a necessity. Fostering autonomy, critical thinking and personal responsibility is a challenge to be addressed in order to build meaningful learning. For this reason, new tools and methodologies are opening the way, confronting traditionalisms and giving way to more active, motivating and personalised experiences. In this context, a new didactic tool emerges, which are the learning boxes that, combined with cooperative learning, promote self-regulation, decision-making and intrinsic motivation of students.


Keywords:

Autonomy, Learning Boxes, Active Learning, Innovative Methodology, Self-Regulation.


1. Introducción

¿Por qué hablar de autonomía en el aula hoy?

En un contexto social y educativo de constante transformación y bajo el marco de nuevas directrices educativas, surge la necesidad de búsqueda de metodologías innovadoras que rompan con los modelos tradicionales y sitúen al alumnado en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje. De igual forma, la Ley Orgánica 3/2020, de modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), se posiciona a favor de una educación competencial, inclusiva y personalizada, bajo la cual el alumnado adquiera, además de conocimientos, herramientas que le permitan desarrollar el pensamiento crítico, la responsabilidad social y la autonomía en su proceso de aprendizaje. En este sentido, el desarrollo de la competencia personal, social y de aprender a aprender se convierten en uno de los ejes clave dentro del currículo vigente.

De esta forma, las aulas de hoy afrontan el reto de promover la autonomía de los estudiantes desde la infancia, como un componente de una educación completa que les capacite para manejarse en entornos variados y en constante cambio. Para conseguirlo, es esencial reconsiderar los métodos y optar por alternativas que fusionen la actividad significativa, la toma de decisiones y la autorregulación del aprendizaje. En esta línea, se incorporan estrategias activas como el aprendizaje basado en proyectos o problemas, el trabajo cooperativo o el aprendizaje basado en retos. Por otro lado, el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) proporciona un marco útil para elaborar estrategias pedagógicas adaptables y asequibles para todos los estudiantes, ajustándose a sus intereses, habilidades y ritmos.

En este escenario, las cajas de aprendizaje surgen como una innovadora táctica pedagógica que promueve la autonomía, la motivación inherente y el aprendizaje autodirigido. Las cajas de aprendizaje incluyen tareas estructuradas por niveles o itinerarios que el estudiantado selecciona de acuerdo a sus intereses o necesidades. Este tipo de herramientas, además de fomentar la toma de decisiones y la organización, refuerzan la sensación de habilidad y posibilitan una personalización auténtica del aprendizaje en el aula. ¿Y si una pequeña caja pudiera albergar no solo recursos, sino también el camino hacia la autonomía y el deseo por aprender?

2. Las Cajas de Aprendizaje

De acuerdo a lo mencionado por Pedregal y Sández (2023), las cajas de aprendizaje representan una propuesta de trabajo global que permite a los estudiantes enfrentarse a retos que combinan competencias y elementos transversales. Este método persigue la posibilidad de potenciar la capacidad de resolución de problemas en los estudiantes para abordar problemas reales de la vida diaria, utilizando diferentes competencias en varios contextos, al mismo tiempo que estimulan su pensamiento lateral y su creatividad.

A través de la aplicación de esta herramienta, los estudiantes se convierten en el núcleo del proceso de enseñanza, asumiendo un papel activo y principal. Asimismo, se fomenta la inclusión y la atención a la diversidad, dado que cada caja puede ajustarse al ritmo de aprendizaje de cada alumno. De igual modo, se promueve la colaboración entre compañeros, lo que ayuda a desarrollar habilidades sociales esenciales como el respeto, la empatía y el trabajo en conjunto.

Las cajas se centran en un desafío principal que los estudiantes deben afrontar, y contienen todas las actividades requeridas en su interior. Esta técnica, característica de la educación primaria, busca fomentar tanto la creatividad como el aprendizaje independiente. Se fundamenta en el uso de cajas que incluyen materiales y recursos diversos mediante los cuales los estudiantes pueden llevar a cabo diferentes tareas y proyectos.

Uno de los autores más destacados de esta metodología fue Bruner (1966), quien impulsó el "aprendizaje por descubrimiento", enfatizando la importancia de que los alumnos se involucren activamente en su propio proceso de aprendizaje. De acuerdo a Bruner, el uso de materiales tangibles y manipulables facilita el entendimiento, asimilación y refuerzo de los contenidos.

Acaso (2011) refuerza esta metodología debido a su habilidad para fomentar la creatividad y la innovación en las aulas. Según la autora, la ruptura con el uso de materiales habituales puede estimular la capacidad de imaginación y el interés de los estudiantes, ofreciendo aprendizajes más sólidos y perdurables.

Reuniendo las contribuciones anteriores, se puede inferir que las cajas de aprendizaje buscan fomentar procesos de indagación, exploración y autonomía, redirigiendo hacia aprendizajes más significativos y conectados con el contexto personal y social del estudiante.

Según Iserte (2022), "una caja de aprendizaje es una propuesta en la que se abordan contenidos específicos mediante instrucciones que los niños tienen que seguir de manera independiente". La organización de las tareas en estas cajas está diseñada para fomentar tanto las competencias esenciales como los conocimientos específicos de las diversas áreas del currículo actual, a través de actividades organizadas en forma de retos o desafíos.

La personalización de cada caja ofrece la posibilidad al docente de ajustar el contenido según las características y necesidades del alumnado, lo que favorece la atención a los diversos ritmos de aprendizaje. Esto consigue fomentar la participación, motivación y compromiso de los estudiantes en su proceso de aprendizaje (Iserte, 2022).

Respecto al papel del docente, se entiende como un orientador o facilitador del aprendizaje. Su objetivo primordial es favorecer a la creación de un ambiente flexible y creativo que favorezca la investigación y el descubrimiento. Acaso (2011) sostiene que el docente se posiciona como impulsor del aprendizaje, planteando retos que fomenten la creatividad y la capacidad por innovador de los estudiantes. En este sentido, Del Río (2013) destaca que el profesorado debe promover la autonomía del alumno, animando a que este tome el control de su propio proceso de aprendizaje, dentro de un entorno colaborativo y de aprendizaje conjunto.

Finalmente, en la misma línea, Iserte (2022), aludiendo a la pedagoga María Montessori, afirma que el educador debe actuar como guía y modelo. Por otro lado, el alumnado se convierte en el protagonista de su propio proceso educativo, al mismo tiempo que el papel del guía se centra en el apoyo en el desarrollo de los contenidos, mediante los materiales y actividades que se encuentran en la caja.

3. Autonomía en el Alumnado

3.1. Aprendizaje Competencial y Significativo

Actualmente, se percibe una tendencia en aumento hacia la adopción de metodologías activas que promueven tanto un aprendizaje significativo como la autonomía (Villa y Poblete, 2008). Estas metodologías, enfocadas en el estudiante, fomentan su involucramiento activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, priorizando técnicas como el trabajo en equipo. En este marco, las cajas de aprendizaje surgen como un recurso efectivo, dado que desafían a los alumnos a aplicar de manera práctica sus conocimientos y destrezas en una variedad de contextos (Pedregal y Sández, 2023).

Adoptar un enfoque basado en competencias en el ámbito educativo implica preparar a los estudiantes para enfrentar de manera efectiva situaciones del mundo real, fortaleciendo su habilidad para aplicar lo aprendido en diversos aspectos de su vida (Onrubia y Martín, 2011).  En este sentido, enseñar a las personas a hacerse más competentes significa, como señalan Onrubia y Martín (2011), contribuir a todas las competencias desde el conjunto de las materias, adoptando un enfoque transversal. Las cajas de aprendizaje son un ejemplo de esta idea, pues sus propuestas están basadas en situaciones contextualizadas que motivan a los estudiantes a aplicar sus conocimientos de manera práctica y útil (Pedregal y Sández, 2023).

Desde la perspectiva del aprendizaje significativo, es crucial dejar de lado las prácticas enfocadas en la simple memorización y promover una construcción activa del conocimiento por parte de los estudiantes (Hernández-Pizarro y Caballero, 2009). En este contexto, el aprendizaje resultará significativo en el momento en el que los nuevos contenidos pueden vincularse con conocimientos previos relevantes en la estructura cognitiva del alumno, siempre y cuando este conserve una actitud favorable hacia el aprendizaje (Hernández-Pizarro y Caballero, 2009). Las cajas de aprendizaje favorecen este tipo de aprendizaje a través de enfoques centrados en el descubrimiento guiado, donde el maestro se aparta del modelo transmisivo y toma el papel de facilitador. De esta forma, el estudiante no solo edifica sus propios conocimientos, sino que también fomenta una mayor autonomía, al tener que tomar decisiones, investigar, organizarse y enfrentar desafíos de manera autónoma.

Figura 1. El aprendizaje significativo en las cajas de aprendizaje. Fuente: elaboración propia

3.2. Aprendizaje Cooperativo

La implementación de actividades a través de cajas de aprendizaje requiere una organización fundamentada en equipos cooperativos, ya que la solución del desafío presentado en cada caja está directamente relacionada con el trabajo en conjunto del grupo (Pedregal y Sández, 2023). Este método se basa en el aprendizaje cooperativo, considerado como una técnica capaz de optimizar el aprendizaje de todos los integrantes del grupo mediante la colaboración conjunta (Hernández-Pizarro y Caballero, 2009). De este modo, se promueve un ambiente en el que los estudiantes no solo aprenden de forma activa, sino que también cultivan su autonomía al encargarse del cumplimiento de sus roles en el grupo y tomar decisiones conjuntas para resolver los desafíos.

Los autores coinciden en destacar que el aprendizaje cooperativo favorece la enseñanza entre pares, promoviendo procesos de socialización que fortalecen las relaciones interpersonales, la coordinación y la comunicación (Pedregal y Sández, 2023). Esta dinámica cooperativa no solo promueve la interacción entre los estudiantes, sino que los posiciona como actores principales de su propio aprendizaje, aumentando su autorregulación y su sentido de responsabilidad personal dentro del grupo, lo que ayuda a reforzar su autonomía en situaciones reales de aprendizaje (Casado et al., 2024).

Johnson y Johnson (1999) identifican 5 elementos esenciales del aprendizaje cooperativo:

 

Figura 2. Los componentes esenciales del aprendizaje cooperativo.
Fuente: El aprendizaje cooperativo en el aula, por D. W. Johnson et al., 1999, Editorial Paidós. Copyright 1999 por Editorial Paidós.

Es fundamental diferenciar el aprendizaje cooperativo del conocido como “aprendizaje dividido”, puesto que este último solo asigna tareas sin fomentar la interdependencia positiva entre los integrantes, produciendo el efecto contrario al esperado. En este sentido, Cassany (2021) establece una distinción entre grupos de trabajo y equipos cooperativos, destacando a estos últimos por su habilidad para promover aprendizajes más efectivos mediante la colaboración, la responsabilidad compartida y la autorregulación del proceso de aprendizaje propio. Así, el aprendizaje en cooperación se transforma en un medio para que los estudiantes elaboren su conocimiento de manera significativa y autónoma.

Por otra parte, Onrubia y Martín (2011) subrayan que el trabajo en grupo es un contenido que necesita ser enseñado, ya que requiere habilidades específicas que deben abordarse desde una perspectiva didáctica y organizada. De este modo, se entiende el trabajo en equipo como un medio para el aprendizaje, y no solo como una manera de estructuración. En este contexto, una adecuada organización y administración de las cajas de aprendizaje es esencial para la efectividad de la propuesta metodológica. Cada grupo cooperativo cuenta con una caja única en el aula y con su propio espacio de trabajo, aspecto que facilita la concentración, la interacción constante y el compromiso con el desafío (Pedregal y Sández, 2023).

Para asegurar un funcionamiento cooperativo efectivo, es fundamental llevar a cabo una sesión de organización inicial donde se expongan los objetivos, el mecanismo de la actividad y las funciones que desempeñará cada integrante del grupo. Los estudiantes deben entender qué se espera de ellos y cuál será su papel en el equipo, lo que potencia su participación activa y su independencia a lo largo del proceso (Pedregal y Sández, 2023). Esta preparación anticipada no solo simplifica el trabajo en equipo, sino que también motiva a cada estudiante a manejar su propio aprendizaje y tomar un rol destacado en un grupo.

Los roles designados en los grupos (como director/a, secretario/a, portavoz, vigilante, revisor/a o informático/a) ayudan a establecer una distribución justa de responsabilidades y fomentan la planificación, la toma de decisiones y la organización del trabajo (Cassany, 2021). Estos roles son variables y pueden modificarse según el entorno del aula y las actividades sugeridas, lo que permite una mayor personalización y adecuación a las particularidades del grupo.

Asimismo, conservar una composición constante de los equipos cooperativos durante al menos tres meses fortalece los lazos emocionales entre los integrantes, promueve la unión del grupo y facilita el crecimiento de habilidades sociales y de comunicación. Todo esto refuerza la autonomía personal de los estudiantes, ya que les posibilita identificarse como actores activos y corresponsables de su propio proceso educativo (Pedregal y Sández, 2023).

La evaluación en este enfoque metodológico debe estar en consonancia con los principios del trabajo en equipo, lo que significa una evaluación colaborativa y formativa. Por lo tanto, además de evaluar a los docentes mediante rúbricas o pruebas de aprendizaje, es esencial que los estudiantes puedan autoevaluarse, reflexionar sobre su compromiso personal y el del grupo, y participar de manera activa en su proceso de mejora (Pedregal y Sández, 2023). Cassany (2021) sugiere una distribución equitativa de la evaluación: una parte debe ser individual y otra colectiva, reconociendo así la función activa y autónoma de cada alumno dentro del grupo.

Por su lado, Pedregal y Sández (2023) proponen una evaluación más integral y variada, que contemple rúbricas ajustadas a las actividades, diálogos reflexivos con los estudiantes, observación sistemática, pruebas producidas durante la elaboración de la caja, material pedagógico y ejercicios de autoevaluación. Este tipo de evaluación no solo ofrece una perspectiva más amplia del aprendizaje, sino que también posibilita que los estudiantes adopten un enfoque reflexivo y autónomo, aprendiendo a reconocer sus progresos, obstáculos y habilidades.

En definitiva, el aprendizaje cooperativo implementado a través de las cajas de aprendizaje no solo enriquece los procesos educativos, sino que se convierte en un valioso recurso para fomentar la autonomía de los estudiantes, promoviendo un aprendizaje relevante, comprometido y vinculado a la vida cotidiana.

4. Aplicación de las Cajas de Aprendizaje en el aula

Previamente a la implementación de la metodología de las cajas de aprendizaje en el aula, es crucial planificar un trabajo preliminar exhaustivo, para prevenir la improvisación. Según Pedregal y Sández (2023), estas cajas incluyen una amplia gama de materiales y entradas (inputs), así que, si los estudiantes no entienden bien su funcionamiento, existe el peligro de desviar la atención y diluir el propósito educativo original. Para asegurar el éxito de esta propuesta metodológica, se sugiere destinar una o dos sesiones previas a explicar qué son las cajas de aprendizaje, su uso, los contenidos que se tratarán y, de ser posible, exhibir un ejemplo de caja ya confeccionada. Esta presentación no solo beneficia el aprendizaje independiente del estudiante, sino que también ayuda al profesor a prever la estructura necesaria para su adecuado desarrollo.

Además, en esta sesión inicial, se puede sacar partido de la adaptación del protocolo de observación de Rodríguez y Lesly (2018), que facilita conocer las expectativas del alumnado sobre esta propuesta de aprendizaje e indagar en sus intereses temáticos. Mediante ello, se establece una conexión más profunda entre la motivación del grupo y los temas abordados, facilitando un aprendizaje significativo desde el inicio.

4.1. Organización del alumnado

La implementación de la metodología de las cajas de aprendizaje requiere una preparación inicial del alumnado en grupos cooperativos reducidos, habitualmente de entre cuatro y cinco miembros, con roles establecidos como capitán/a, supervisor/a, secretario/a, portavoz y responsable del material. Esta organización promueve la interdependencia favorable, lo que posibilita activar diversos procesos cognitivos como la planificación, la organización, la toma de decisiones o la resolución de problemas, aspectos relacionados con la Taxonomía de Bloom, mientras se desarrollan habilidades sociales esenciales para el trabajo en equipo (Seijas, 2024).

Para Pedregal y Sández (2023), “la solución del resto es la suma de un trabajo conjunto”, lo que subraya la importancia de una organización cooperativa en el aula. De acuerdo con Iserte (2022), la forma de agrupar puede cambiar según las necesidades del aula y las metas del profesor, quien debe considerar si es apropiado trabajar con grupos estables o con grupos flexibles:

  • Grupos estables, que persisten a lo largo de varias sesiones o cajas, contribuyen a afianzar las dinámicas de trabajo colaborativo y la toma de roles, aunque pueden dar lugar a monotonía o restringir la interacción con otros integrantes.
  • Grupos flexibles, en los que los estudiantes pueden seleccionar con quién colaborar y alternar entre equipos, promueven la autonomía y adaptabilidad, aunque es fundamental fijar límites precisos, como el máximo de miembros por grupo, para asegurar su correcto funcionamiento.

Sin importar el tipo de grupo, los estudiantes deben tener la autonomía de seleccionar la caja de aprendizaje que desean completar. Sin embargo, una vez comenzada la actividad, no se debe dejar incompleta. De acuerdo a mencionado por Seijas (2024), la función del docente será la de ser un guía y orientador, responsable de planificar las actividades, suministrar los recursos requeridos, estructurar los grupos de manera diversa considerando las fortalezas y debilidades del conjunto, brindar indicaciones claras y precisas para promover la autonomía, administrar el tiempo y recopilar evidencias para la evaluación. De igual manera, tendrá que estar pendiente del desempeño de los grupos, actuando si se observan discrepancias, desbalances o carencia de entusiasmo.

4.2. Organización del espacio y tiempo

La administración del tiempo en la implementación de las cajas de aprendizaje es un factor fundamental para garantizar su efectividad educativa. Cada equipo debe utilizar una caja distinta, ocupando un área específica del aula para evitar interferencias entre grupos. A lo largo del proceso, los equipos irán rotando para probar diversas propuestas, promoviendo de esta manera una perspectiva integral del contenido tratado (Casado et al., 2024).

Si bien los roles en el grupo -como capitán/a, supervisor/a, portavoz o secretario/a- no son absolutamente necesarios, son muy aconsejables. Facilitan la planificación, la organización, la toma de decisiones y la asignación de responsabilidades en el grupo, favoreciendo el progreso del trabajo en equipo.

En lo que respecta a la cronología, Pedregal y Sández (2023) señalan que la elaboración total de una caja de aprendizaje debería llevar alrededor de tres a cuatro sesiones de noventa minutos cada una. Este período abarca no solo llevar a cabo las actividades, sino también solucionar el desafío planteado y el procedimiento de evaluación. Iserte (2022) propone que se tenga la misma cantidad de cajas que grupos existen en el aula, lo que facilitaría un trabajo simultáneo y eficaz. Estas cajas pueden ser elaboradas para tratar diferentes temas y mostrar un enfoque transversal, incorporando varias áreas, asignaturas y competencias clave del currículo.

4.3. Registro y materiales

La evaluación dentro del contexto de las cajas de aprendizaje se entiende como un proceso global y constante que involucra a los estudiantes y a los docentes. Cada estudiante dispone de un registro personal incluido en su carpeta de trabajo, en el que se recopila la información referente a las cajas elaboradas, el total de sesiones utilizadas, un resumen de la propuesta, las fechas de inicio y conclusión, junto con los nombres de los compañeros del grupo con los que ha colaborado. Este registro posibilita realizar un seguimiento individualizado del avance (Casado et al., 2024).

De acuerdo a Casado et al. (2024), en cada caja se incorporan elementos esenciales que ayudan a alcanzar los objetivos y promover el desarrollo de competencias clave y transversales. Entre ellos, destacan:

  • Los dosieres instructivos, que ofrecen a los estudiantes las directrices precisas para realizar las actividades sugeridas y conseguir los objetivos establecidos.
  • Los materiales específicos, que pueden estar incluidos en el dosier o presentarse de manera separada. Estos materiales posibilitan organizar la secuencia pedagógica de la caja y orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • En ciertos casos, también se incluyen materiales manipulativos específicos, requeridos para llevar a cabo ciertas actividades prácticas.

Por lo que respecta a la labor de los docentes en el transcurso de las actividades, Pedregal y Sández (2023) los dividen en dos: orientar el proceso y recolectar evidencias del aprendizaje. Esta recopilación se realiza a través de la observación directa y sistemática, así como mediante el análisis de las producciones del alumnado. Para esto, se utilizan diferentes herramientas de evaluación, como el cuaderno de observaciones, el diario escolar, listas de control o escalas de calificación.

Al concluir el trabajo con las cajas, se prevé un proceso de autoevaluación del alumnado, tanto individual como en grupo, con la finalidad de reflexionar sobre su propio rendimiento, promover la metacognición y aumentar la responsabilidad en el aprendizaje (Pedregal y Sández, 2023).

Además de la evaluación del alumnado, se incorpora una valoración de la práctica docente, que posibilita examinar y reflexionar sobre el diseño, la ejecución y los resultados de la propuesta (Pedregal y Sández, 2023). Esta consideración es clave para mejorar, modificar o adecuar la metodología, con el objetivo de asegurar una respuesta educativa de excelencia.

Conclusiones

Las cajas de aprendizaje no son solo una herramienta de organización en el aula: representan una apuesta educativa por una enseñanza que respeta los tiempos, las voces y los ritmos de los estudiantes. Su auténtico valor radica en la manera en que cambia la labor del docente y la posición del alumno, promoviendo un modelo educativo en el que se aprende mediante la práctica, se reflexiona en conjunto y se fomenta la autonomía.

Al acceder a una caja, el alumnado no solo se relaciona con contenidos educativos; también vive una experiencia que lo impulsa a organizarse, asumir responsabilidades, tomar decisiones y generar conocimiento a partir de la práctica, el error y la reflexión conjunta. Esta autonomía no aparece por azar, sino porque el entorno está meticulosamente planeado: los roles, los tiempos, los materiales, los métodos de evaluación... todo contribuye a un aprendizaje significativo, genuino y con un objetivo.

En este marco, el aula deja de ser un lugar de transmisión para transformarse en un lugar de exploración. El profesor se transforma en orientador, en acompañante, en observador atento que entiende a sus estudiantes y cree en su capacidad. Y los estudiantes, en lugar de ser receptores pasivos, se transforman en agentes activos de su propio aprendizaje, con capacidad para decidir, para expresarse y para formar su propio juicio.

Optar por las cajas de aprendizaje es optar por una educación más equitativa, más inclusiva y más conectada con la vida. Es tener fe en que el aprendizaje no es únicamente un objetivo, sino asimismo un trayecto repleto de interrogantes, decisiones y hallazgos. En esencia, crear las circunstancias para que cada estudiante se sienta competente, valioso y protagonista de su propio proceso de aprendizaje.

REFERENCIAS 

  • Acaso, M. (2011). Deseducados. Barcelona: Random House.
  • Bruner, J. (1966). Toward a Theory of Instruction. Cambridge, MA: Harvard University Press.
  • Casado Melo, A., Fregeneda García, I., Medina Cárdenas, S. L., & Rodríguez Jorge, C. (2024). Una caja de aprendizaje de Kandinsky como modelo de enseñanza en un aula de 6º de primaria. En I. Cruz Carvajal, R. Pinilla Gómez & B. Puebla Martínez (Coords.), Repensar la innovación en el aula: otras formas de enseñanza (pp. 487–508). Dykinson.
  • Cassany, D. (2021). El arte de dar clase. Anagrama.
  • Del Río, A. (2013). En la brecha: La lectura en educación secundaria. Revista Cálamo,62, 20-26.
  • Hernández-Pizarro, L., y Caballero, M. (2009). Aprendiendo a enseñar. Una propuesta de intervención didáctica para una enseñanza de calidad. Editorial CCS.
  • Iserte. N. (2022, 20 de julio). Cajas de aprendizaje: un camino hacia la autonomía. Desig Daprade.
  • Johnson, D. W., Johnson, R. T., & Holubec, E. J. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula (G. Vitale, Trad.). Editorial Paidós.
  • Martín, E., y Onrubia, J. (Coords.) (2011). Orientación educativa. Procesos de innovación y mejora de la enseñanza. Graó.
  • Mata, J. (2008). Animación a la lectura. Hacer de la lectura una práctica feliz, trascendente y deseable. Graó.
  • Pedregal, M. y Sández, M. (2023). Cajas de aprendizaje: la creatividad en tus manos (M. Sánchez (Ed.); 3ª edición). Sar Alejandría Ediciones.
  • Rodríguez, M. y Lesly Y. (2018). Diseño y validación de un protocolo de  observación para evaluar las actividades de enseñanza en quinto grado  de primaria en la asignatura de matemáticas. Universidad Autónoma de  Aguascalientes. http://hdl.handle.net/11317/1505.
  • Seijas Zamora, L. (2024). Propuesta Didáctica AICLE para Educación Plástica y Visual Bilingüe: Caja de Aprendizaje “Let’s Play Graffiti!” [Trabajo de Fin de Máster, Universidad de Oviedo]. Repositorio Institucional de la Universidad de Oviedo. https://hdl.handle.net/10651/73860
  • Villa, A., y Poblete, M. (2008). Aprendizaje basado en competencias: Una propuesta para la evaluación de las competencias genéricas (2ª ed.). Ediciones mensajero.
  • Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological Processes. Harvard University Press.

 
 
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