01/02/2025 por Laura Isabel López Navarro / Antonio Miguel Nogués

La brecha generacional entre profesores y alumnos en la enseñanza secundaria y bachillerato

 

La brecha generacional es una realidad muchas veces presente en las aulas españolas, la cual puede afectar negativamente a los resultados de los alumnos. Para eliminar esta barrera, algunas investigaciones abogan por un acercamiento profesor-alumno centrado en la actualización tecnológica por parte del profesorado, de forma que pueda acercarse a las nuevas formas de comunicación y acceso a la información que utilizan diariamente los jóvenes. Otra tendencia postula que la adopción de nuevas metodologías y la mejora de la relación personal entre docentes y discentes son suficientes para afrontar la problemática de la brecha generacional. Con el fin de conocer cómo abordar esta problemática, se elaboró en el año 2019 un estudio basado en dos cuestionarios: uno realizado a 116 docentes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional y otro destinado a 225 estudiantes de un instituto público de la provincia de Alicante.

Palabras clave: diferencia de edad, diferencia cultural, método de enseñanza, relación profesor-alumno.

Generation gap is a reality that is often present in Spanish classrooms, which can negatively affect student results.

With the aim of eliminate this barrier, some research advocates a teacher-student approach focused on technological updating by teachers, so that they can approach the new forms of communication and access to information that young people use daily. Another tendency postulates that the adoption of new methodologies and the improvement of the personal relationship between teachers and students are sufficient to face the problem of the generation gap. In order to find out how to address this problem, a study was carried out in 2019 based on two questionnaires: one carried out on 116 ESO, Bachillerato and Vocational Training teachers and another aimed at 225 students from a public secondary school in the province of Alicante.

Keywords: age difference, cultural pluralism, teaching method, teacher-pupil relation.

1. INTRODUCCÓN

La edad media del profesorado de educación secundaria supera los 40 años, estando ocupadas un 36% de las plazas por mayores de 50 años en el año 2014 (OECD, 2014, pp. 1-2), mientras que el alumnado siempre tiene una edad comprendida entre 12 y 18 años. Este desfase generacional quizás es una de las causas que explican las dificultades que, muchas veces, impiden a los docentes acercarse a su alumnado y despertarle el interés por los conocimientos sobre la materia que imparten, máxime teniendo en cuenta que los jóvenes experimentan los cambios culturales con gran rapidez (Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales –GETS-. Fundación Sistema, 2008, pág. 5).

Para entender esta situación, hemos realizado una investigación que analiza si la brecha generacional es resultado de la falta de protagonismo de las TIC (tal y cmo apuntan los autores que asocian la brecha generacional con la tecnológica, como Allen-Brown o Area Moreira) o si, por el contrario, intervienen otros factores como la ausencia de referentes comunes entre el profesorado o el alumnado. Para ello, hemos buscado obtener la opinión tanto de profesores de secundaria como de alumnos en edad adolescente.

2. BREVE REPASO DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LA CUESTIÓN

La brecha generacional en enseñanza es un aspecto que se ha explicado como consecuencia de la dificultad que encuentran los docentes para enfrentar los retos que presenta la enseñanza actual, entre otras la falta de interés del alumnado y de acuerdo con las exigencias que demanda la sociedad de hoy en día. Por ello, desde el ámbito de la pedagogía, muchas investigaciones han indagado en este aspecto asociando la brecha generacional con la brecha tecnológica, como Manuel Area Moreira (2009), Julio Cabero (2001) o Nichols y Allen-Brown (1996).

Estos investigadores abogan por dejar atrás la enseñanza tradicional y dinamizar el aula aumentando la presencia de las herramientas informáticas, apostando por una pedagogía orientada a la aplicación de la tecnología en la educación como herramienta para mejorar los resultados de los alumnos. De esta forma, se propone una metodología de enseñanza más práctica tomando como base actividades que requieren el uso de Internet, como webquest, proyectos de trabajo de carácter eminentemente digital o el uso de sistemas wikis para la enseñanza (Garza Godina, 2014, pp. 1-7).

Otras investigaciones cuestionan que la integración de las TIC en el aula sirva para mejorar los resultados de los alumnos. En esta línea se encuentra Jaume Sureda, que siguiendo los trabajos de Nicholas Carr advierte que el uso de ordenadores configura un cerebro superficial acostumbrado a recopilar información, y no a razonar ni a crear, afectando esta realidad a las capacidades de los alumnos (Ferragut, 2011).

Este grupo de investigadores críticos con las TIC ha visto reforzadas sus premisas con la publicación del primer estudio a gran escala que analiza la relación entre estudiantes, ordenadores y aprendizaje. Dicho estudio, publicado por la OCDE en el año 2015, concluía, entre otros aspectos, que el uso de las TIC en el aula no supone «mejoras destacables en los resultados en lectura, matemáticas o ciencias, ni siquiera en países que han invertido grandes cantidades en las TIC en la educación» (Ortiz Lobato, 2015, pág. 6). Investigaciones como estas abren la posibilidad de que, efectivamente, los problemas de la enseñanza actual no estén solo en deficiencias relacionadas con la dimensión tecnológica.

En esta línea se encuentran investigaciones que apuestan por un acercamiento a las nuevas generaciones a través del fortalecimiento de la relación profesor-alumno y la adopción de una metodología adaptada a las necesidades (entre estas destacan las propuestas de Gehlbach et al. 2012, Pianta y Allen 2008, Smith 2019 o Quijarro 1990). Para ello, sugieren el abandono de los patrones de enseñanza usados a lo largo del siglo pasado porque estaban orientados a una sociedad muy distinta al actual, con unos modelos de familia radicalmente diferentes, con nuevas formas de comunicación y una escuela que ha dejado de ser el principal centro socializador de niños y adolescentes (Estepa Giménez, 2017, p. 29).

De esta forma, debemos adaptarnos a las siempre cambiantes necesidades del alumnado que encontramos en las aulas, y tener en cuenta sus debilidades (el miedo, la desintegración familiar, el rechazo a la autoridad, la actitud ambivalente y los comportamientos infantiles) en nuestra acción educativa (Becerra López, 2014, p. 5). Ramón Ferreiro propone abandonar la enseñanza lineal y memorística para llegar a una construcción social del conocimiento, haciendo que el profesor transforme su tradicional papel de transmisor de conocimientos en el de mediador, fomentando el gusto por el aprendizaje para toda la vida, interdependiente y favorecedor del desarrollo personal. Además, Ferreiro aclara que los conocimientos que el alumno debe adquirir deben ser aquéllos que le sean de utilidad para su desarrollo personal y autoaprendizaje (Becerra López, 2014, p. 6). Ricardo Velasco, por otra parte, concluye que el docente debe buscar fortalecer al alumno como persona, dándole importancia a sus sentimientos y aceptándole independientemente de sus acciones y peculiaridades (Becerra López, 2014, p. 7).

Esta última corriente está también muy influenciada por la irrupción de las TIC en la vida cotidiana, en la medida que han hecho que el acceso a los conocimientos se pueda realizar más allá de las enseñanzas impartidas en las aulas por el profesorado. Cualquier adolescente puede acceder hoy día de manera muy sencilla y rápida a información de gran calidad, de ahí que el docente deba asumir un nuevo papel cuya concreción depende de la materia a impartir. Ejemplo de ello son los cambios que algunos proponen para la asignatura de Historia, basados en centrar el proceso de aprendizaje en el desarrollo del pensamiento histórico (Muñoz Delaunoy, 2013) o en Matemáticas, donde se aboga por el aprendizaje activo y colaborativo (Ruiz Ortega, 2016).

3. METODOLOGÍA

Esta investigación analiza si la brecha generacional es una problemática derivada de la ausencia de referentes comunes entre profesorado y alumnado o, como apuntan los estudios mencionados en el apartado anterior, es resultado del empleo de una metodología anticuada o de la falta de protagonismo de las TIC en el aula. Además, plantea las soluciones que, en opinión de los docentes que han participado en la investigación, pueden ser útiles para que la diferencia de edad no sea un obstáculo en el desempeño de la labor docente.

Partiendo de esta hipótesis de investigación y de los resultados de las investigaciones publicadas, hemos abordado la investigación con una metodología mixta, implementada mediante cuestionarios y entrevistas de campo en profundidad a una muestra representativa del profesorado y el alumnado de enseñanza secundaria.

 A partir de estas entrevistas se elaboró un cuestionario con preguntas que fueron contestadas por una muestra más amplia. En el caso del profesorado, las encuestas fueron enviadas por correo electrónico y se hizo una segmentación en base a tres variables independientes: edad, sexo y años de docencia. De esta forma, se describe si el profesorado aprecia problemas en la transmisión de conocimientos en el aula, cuál consideran que es la causa y las posibles soluciones. En total se han realizado cuestionarios a 116 docentes (51 hombres y 65 mujeres), de centros públicos de la provincia de Alicante y una minoría de centros de secundaria de la región de Murcia.

La investigación analiza también la perspectiva que tiene el alumnado sobre la cuestión de la brecha generacional. Se han realizado cuestionarios en papel a 225 alumnos (102 hombres y 123 mujeres) que cursan estudios de ESO y bachillerato en un instituto público de la provincia de Alicante. Estos aparecen segmentados por edad, tal y como podrá apreciarse con claridad en el análisis de los resultados. El análisis ha seguido una metodología mixta, combinando el análisis cualitativo en una primera parte de la investigación y el cuantitativo basado en un análisis de frecuencia. Se ha seguido, para ello, una estrategia de nido, al estudiarse por separado dos grupos distintos (profesores y alumnos) con relación a una misma cuestión, para después aunar los datos de ambos grupos y llevar a cabo un análisis integrado de los resultados.

4. RESULTADOS

4.1 El desfase generacional según el profesorado

Las encuestas realizadas al profesorado muestran, en primer lugar, la edad de los encuestados y sus años de docencia. La mayoría del profesorado imparte docencia desde hace más de 15 años (70 profesores en total), lo cual va unido al predominio de profesorado de mediana edad en los centros encuestados (solo el 24,36% del profesorado es menor de 40 años).

Los datos evidencian la existencia de una fuerte brecha generacional en las aulas, que, sin embargo, no es percibida por el profesorado como la causa de la falta de entendimiento entre profesores y alumnos. A la afirmación «Comprendo la forma de pensar y actuar de mis alumnos», el 55,2 % de los encuestados está de acuerdo y 22,4 % afirma estar muy de acuerdo. Ninguno de los docentes entrevistados se ha mostrado totalmente en desacuerdo, mientras que el 7,8 % de los docentes se han mostrado en desacuerdo y el 14,7 % indecisos. Esto induce a pensar que la utilización de referentes culturales para explicar y comprender la realidad y de habilidades para el acceso a la información no son percibidas como un obstáculo en el entendimiento profesor-alumno.

Las respuestas obtenidas en la encuesta y durante las entrevistas en profundidad indican que los profesores perciben un alto grado de empatía con su alumnado. En este sentido, es importante subrayar que de las entrevistas realizadas se deduce que esta percepción de alta sintonía puede derivarse del esfuerzo que el profesorado reconoce que realiza por mantener actualizados sus conocimientos de la realidad social y cultural en la que vive el alumnado. No obstante, esta percepción de sintonía también puede ser debida a un desarrollo empático por parte del profesorado pues, en cierto modo, los problemas a los que se enfrentan los adolescentes son los mismos a los que se enfrentaban hace 30 o 40 años: falta de interés por el estudio, importancia de la aprobación del grupo de iguales, preocupación por qué estudiar cuando acabe el período de escolarización obligatoria, búsqueda de resultados a corto plazo, etc., tal como señalan los informantes.

Durante las entrevistas y en las encuestas, se solicitó a los informantes (encuestados y entrevistados) que estableciesen semejanzas y diferencias que ven entre los adolescentes actuales y los de su generación. Las semejanzas que menciona el profesorado son, como señala la literatura científica (en trabajos como los de Craig, 2001 y Coleman y Hendry 2003), las inherentes al desarrollo adolescente: importancia del grupo de amigos y del aspecto físico, el querer comportarse como adultos, el sentimiento de incomprensión, el interés por las relaciones amorosas, la búsqueda de una identidad propia, la vitalidad, curiosidad, la rebeldía o el entusiasmo. También se mencionan otras como la falta de madurez, la timidez de algunos y la picardía de otros, la inseguridad respecto al futuro o las ganas de divertirse.

Estos resultados apuntan a que, independientemente del momento histórico, los problemas, los gustos y la mentalidad de la juventud sigue los mismos patrones, de ahí que el profesorado pueda realizar un ejercicio de empatía con su alumnado. Esta afirmación va en sintonía con los resultados de trabajos como el de Perinat Maceres et al. (2003), que sostiene que todos los adolescentes comparten elementos comunes con los de generaciones anteriores, ya que los cambios solamente aparecen en el ámbito cultural.

En cuanto a las diferencias respecto a la juventud de su época, destacan el uso de las nuevas tecnologías (22,02%) y aspectos relacionados con la educación en el hogar (9,63%). No obstante, para el profesorado, las mayores diferencias (35,78%) derivan de las actitudes negativas que manifiestan los jóvenes en la actualidad, en prácticas como un menor respeto hacia los demás, sobre todo la figura el profesor, un menor esfuerzo, una escasa motivación, una menor flexibilidad o poca tolerancia hacia la frustración.

La presencia de las TIC es, quizá, la diferencia más evidente entre las nuevas generaciones y la del profesorado. Los informantes perciben este fenómeno de forma crítica, y argumentan que la inmediatez y facilidad de acceso a todo tipo de información dificulta que se desarrolle la habilidad para asentar y madurar las ideas complejas. Además, también ven de forma negativa el excesivo uso de las redes sociales que, a su juicio, lleva a los jóvenes a poner en segundo plano las relaciones cara a cara y a derivar, en algunos casos, hacia alteraciones sociopáticas de aislamiento, unas apreciaciones en sintonía con numerosos estudios publicados (Echeburúa y De Corral, 2010; Young, 1998; Palmer, 2007).

La severidad con la que critican los informantes la educación y la moralidad de los jóvenes podría entenderse también como una crítica a la educación familiar actual, como subrayan los numerosos estudios que evidencian la influencia de la familia en la construcción del comportamiento y la personalidad del menor (Krevans y Gibbs 1996, Eisenberg, Fabes y Murphy 1996, Flaquer 1998). No obstante, sólo un 5,5 % de las respuestas alude directamente a aspectos relacionados con el ambiente familiar, y señalan aspectos concretos como la sobreprotección de los padres, la excesiva dependencia de los hijos y el desarrollo de los jóvenes en un ambiente familiar desestructurado.

En cualquier caso, lo que sí subrayan de manera concluyente gran parte de los encuestados es que el alumnado es irrespetuoso, anárquico, inflexible, poco tolerante a la frustración y carente de cultura del esfuerzo. Por lo tanto, se observa que las grandes diferencias entre profesores y alumnos no se reducen sólo a diferencias tecnológicas y de otras formas de sociabilidad, sino que, de una manera u otra, incide en la educación que se recibe en el seno de la familia. Además, el profesorado hace hincapié en el escaso hábito lector de los jóvenes, en que se encuentran desmotivados y muy presionados, en su menor ilusión, en su falta de perspectivas laborales, en las distintas actividades en las que emplean su tiempo de ocio, en la importancia de las apariencias o la cercanía con el profesorado.

En el ámbito tecnológico el profesorado se renueva, se adapta, estudia e indaga en las nuevas formas de comunicación para adoptar el lenguaje y los nuevos modos de socialización y de acceso a la información. También actualiza y adapta la metodología que emplea en las clases, con la forma en la que transmite sus conocimientos a los alumnos, está informado de los avances en este campo y es consciente de los avances educativos producidos en las últimas décadas en materia de educación.

Las respuestas sugieren que los profesores son conscientes de estos cambios, tanto metodológicos como tecnológicos, y de la necesidad de adaptar la enseñanza a las necesidades actuales. Un 59,5 % de los encuestados afirma conocer las nuevas propuestas metodológicas de enseñanza, y un 30,2 % se considera muy conocedor de las mismas. A la afirmación «Estoy satisfecho con las innovaciones metodológicos y/o tecnológicas que aplico en el aula», el 56,1 % se muestra de acuerdo, frente a un 12,3 % que está muy de acuerdo y un 21,1 % de indecisos. Aquellos que no se muestran satisfechos representan el 10,5 %.

En lo relativo a las diferencias culturales que pueden existir entre docentes y discentes, al parecer el profesorado busca paliar esta barrera, ya que un 94,8% de los encuestados emplea referentes culturales cercanos al estudiante para explicar los contenidos de su materia. Sin embargo, un 25% respondió que la diferencia de edad condiciona la adecuación de los ejemplos empleados en la lección. Así, se deduce que la brecha cultural no influye en la calidad de la docencia, tal y como afirma el 65,5% del profesorado encuestado, gracias al esfuerzo mostrado para adaptarse a la realidad de los alumnos.

Sin embargo, a pesar de la renovación tecnológica, metodológica, de actualización de referentes culturales y del grado de cercanía y confianza que se pueda alcanzar, persisten las diferencias de valores y costumbres en el entorno social y familiar. Esta circunstancia, ineludible por otra parte, traba en cierto modo el entendimiento profesor-alumno. Para mejorar y facilitar la comunicación y cercanía entre el profesor y sus alumnos, los informantes subrayan medidas como usar una metodología más participativa en el aula y que se adapte, en la medida de lo posible, a la realidad personal de cada alumno, empleando un lenguaje claro y teniendo en cuenta sus gustos. 

4.2. El desfase generacional según el alumnado

En el estudio realizado han participado 225 adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y los 22 años, los cuales, como se ha mencionado, representan cada uno de los niveles educativos de la educación secundaria obligatoria y el bachillerato. Estos alumnos durante el curso 2018/2019 cursaban sus estudios en un centro público de la provincia de Alicante.

El cuestionario para los estudiantes indaga en la percepción de estos sobre la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje y, en concreto, en cómo perciben que la brecha generacional influya en la manera en la que se transmiten los conocimientos y en su comprensión.

Para ello, se preguntó a los alumnos sobre la satisfacción con sus resultados académicos y con la forma en la que el profesorado imparte la docencia. La mayoría de los encuestados califican sus resultados de regulares (41,3%), frente a un 35,1% que considera que sus resultados son buenos y un 10,2% que cree que son muy buenos. El resto de encuestados (13,3%) no se encuentran satisfechos con sus resultados. Los alumnos que afirman tener unos buenos resultados declaran en las entrevistas realizadas que sus resultados están relacionados con las buenas capacidades comunicativas del docente. Esta afirmación tiene su correlato en las respuestas a la pregunta «Tus profesores explican bien». Un 58,1% responde afirmativamente, mientras que un 37,1% se muestra indeciso y un 4,9% considera que sus profesores no transmiten o no comunican bien la información.

La elevada edad media del profesorado (40-50 años) no parece influir demasiado, porque, como declaran los estudiantes, las relaciones profesor-alumnos son de entendimiento y las clases les agradan. Casi la mitad de los alumnos afirman que sus profesores los entienden (49,7%), que hacen un ejercicio de empatía para entender por qué obran de una manera u otra (44,4%) y que dan clase de forma interesante (40,4 %), si bien hay que subrayar que, en estos aspectos el número de alumnos que no saben o no contestan es muy elevado (un 33,5% de media).

Según se desprende de las entrevistas en profundidad realizadas, este porcentaje puede deberse a la falta de interés de los alumnos en responder a la encuesta o a que en su cotidianeidad estos tratan con un profesorado muy variado, con distinta implicación y capacidad para llegar a los alumnos. Los datos parecen indicar que el desfase generacional podría explicar que muchos alumnos no perciban con claridad si sus profesores les entienden o explican bien. Esto resulta muy difícil de verificar, y aunque el desfase generacional puede que sea un factor que provoca descontento e indecisión en algunos, no influye en la mayoría. Por ello, puede deducirse que la mayoría de los docentes han hecho frente a las trabas que han encontrado a lo largo del desempeño de su docencia, pero ¿cómo lo han conseguido?

La literatura científica subraya la importancia de que el profesorado conozca nuevas metodologías y esté al tanto de las novedades en el ámbito de las nuevas tecnologías, tan cercanas al día a día de sus alumnos. En la investigación llevada a cabo, las metodologías participativas resultan mayoritarias en las aulas encuestadas (64,3%) y, además, son bien acogidas por los estudiantes. Otra de las estrategias que utilizan los docentes es el recurso a ejemplos de la cultura juvenil para explicar la lección, que según el 69,3% de los encuestados, ayuda a que los jóvenes la entiendan mejor. No obstante, para ello, el profesorado debe intentar entender por qué resultan atractivos a los jóvenes unos asuntos que para una persona de otra generación carecen de interés.

Para los alumnos, según los datos recogidos en la encuesta, aspectos que despiertan un interés mayoritario (75,8%), como los reality shows, la música urbana o las redes sociales, no resultan interesantes para sus profesores, al contrario de lo que sucede con la lectura, la responsabilidad y los documentales. Es cierto que los temas de interés para los jóvenes son los que perfilan una generación, y que distan de los que hoy se aconsejan para triunfar en el mundo académico o profesional.

Como elemento de verificabilidad y sesgo, se preguntó a los alumnos si creían que en el futuro podrían asemejarse a algún profesor suyo, viéndolo como un referente que entienda sus gustos e intereses. Un 25,7% de los encuestados considera que en el futuro podría parecerse a algún profesor suyo, por otra parte, el 36% declara que no se parecería en nada y un 38,3%no sabe o no contesta. Los encuestados que no creen que podrían parecerse a algún profesor, explican que es porque no son capaces de hacer una proyección de futuro y se consideran muy diferentes a sus profesores. Otros hablan de una falta de empatía por parte del profesorado, al no entender la situación particular de cada alumno y, por último, hay quienes critican la difícil comunicación y ven la distinta educación de cada generación como punto de partida de dichas diferencias.

Conclusiones

El estudio refleja que tanto los estudiantes como sus profesores son conscientes de la existencia de una brecha generacional. Sin embargo, el profesorado intentar solventar las diferencias adaptándose a la realidad actual, ofreciéndole a los jóvenes cercanía y comprensión. Hay que conocer al alumno para adaptarse a él, para ello, se puede apostar por una metodología más participativa, como también señalan numerosos estudios (Días, Caro, y Gauna, 2014; Estepa Giménez, 2017).

Estos cambios metodológicos, en ocasiones demandan una renovación tecnológica. No hay que olvidar que hoy en día la tecnología se ha convertido en una importante herramienta de comunicación (Becerra López, 2014), sobre todo entre los jóvenes, que además la utilizan como método para relacionarse con su mundo, y conocer las modas y tendencias y compartir sus intereses. De esta forma, el profesorado de más edad podrá acercarse al ambiente en el que se mueven sus alumnos, así como conocer sus referentes culturales, lo cual le será beneficioso en su práctica docente. Estas posibilidades son compartidas por los alumnos encuestados, cuyas respuestas hacen ver que la adopción de este tipo de medidas podría impedir que el desfase generacional influya en su educación.

No obstante, su puesta en práctica encuentra barreras difíciles de solventar.  El sistema de valores aprendido en el ámbito del hogar puede problematizar las relaciones profesor-alumno. Es más, incluso estas complicaciones pueden verse reflejadas en el ámbito escolar, al ser la personalidad del alumno indispensable en el proceso de maduración personal y aprendizaje que se pretende en su etapa educativo (Estepa Giménez, 2017, p.37). Para ello, una vez más, la comunicación y la empatía son los factores determinantes en el funcionamiento de las relaciones entre profesores y alumnos.

Referencias

  • Area Moreira, M. (2009). Introducción a la Tecnología Educativa. Consultado 27-12-2024 en https://www.raco.cat/index.php/DIM/article/viewFile/306306/396214+
  • Becerra López, B.A. (2014). La enseñanza entre los bits y el nuevo perfil generacional. Consultado 01-12-2024 en https://www.academia.edu/
    10006140/La_ense%C3%B1anza_entre_los_bits_y_el_nuevo_perfil_generacional
  • Coleman, J.C., y Hendry, L.B. (2003). Psicología de la adolescencia. Madrid: Ediciones Morata.
  • Craig, G.J. (2001). Desarrollo psicológico. México D.F.: S.A. Alhambra mexicana.
  • Días, C. B., Caro, N. P., y Gauna, E. J. (2014). Cambio en las estrategias de enseñanza-aprendizaje para la nueva Generación Z o de los “nativos digitales”.
  • Consultado 19-11-2024 en  https://recursos.portaleducoas.org/sites/
    default/files/VE14.164.pdf
  • Estepa Giménez, J. (2017). Otra didáctica de la historia para otra escuela. Huelva: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva.
  • Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS). Fundación Sistema. (2008). Jóvenes y cambio cultural. En Tendencias de cambio de las identidades y valores de la juventud en España 1995-2007 (pp. 5-9). Madrid: Instituto de la Juventud.
  • Nichols, R.G. y Allen-Brown, V. (1996). Critical theory and educational technology. En Handbook of research for educational communications and technology. Nueva York: Simon & Shuster Macmillan.
  • OECD. (2014) ¿Cuántos años tienen los profesores?, 20, 1-4 Education Indicators in Focus. Consultado 22-11-2024 en https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:8c97b6c5-871e-4512-ab78-d782b379791a/ edif-2014--n20-esp.pdf
  • Perinat Maceres. A. et al. (2003). Los adolescentes en el siglo XXI. Un enfoque psicosocial. Barcelona: Editorial UOC.

 
 
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