El bilingüismo es un fenómeno complejo que impacta no solo en la lengua, sino también en los procesos cognitivos y educativos de los individuos. En el contexto de los estudiantes vascos, que aprenden en euskera, castellano y una lengua extranjera, la lengua materna desempeña un papel fundamental en el desarrollo cognitivo y el aprendizaje de otras lenguas. Este trabajo explora cómo la lengua materna influye en la identidad cultural de los estudiantes, su capacidad para aprender segundas y terceras lenguas, y los beneficios y desafíos que enfrentan en este proceso. Además, se analiza el impacto de la lengua en el desarrollo cognitivo general, destacando cómo las políticas educativas en contextos bilingües, como el País Vasco, favorecen el aprendizaje multilingüe y promueven la competencia intercultural.
Palabras clave: Bilingüismo, lengua materna, desarrollo cognitivo, aprendizaje multilingüe, identidad cultural.
Bilingualism is a complex phenomenon that impacts not only language but also the cognitive and educational processes of individuals. In the context of Basque students, who learn in Basque, Spanish, and a foreign language, the mother tongue plays a key role in cognitive development and language acquisition. This paper explores how the mother tongue influences students' cultural identity, their ability to learn second and third languages, and the benefits and challenges they face in this process. Additionally, it examines the impact of language on overall cognitive development, highlighting how educational policies in bilingual contexts, such as the Basque Country, promote multilingual learning and foster intercultural competence.
Keywords: Bilingualism, mother tongue, cognitive development, multilingual learning, cultural identity.
1. INTRODUCCIÓN
El aprendizaje humano está intrínsecamente ligado al lenguaje. Desde los primeros años de vida, la lengua materna actúa como el principal medio de interacción, comprensión y expresión, moldeando no solo nuestra capacidad cognitiva, sino también nuestra identidad cultural. En este contexto, el concepto de lengua materna adquiere una relevancia crítica en los sistemas educativos, donde su inclusión puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso en el desarrollo académico y personal de los estudiantes (Cummins, 2000).
El término "lengua materna" hace referencia al primer idioma que una persona aprende en su entorno familiar, siendo aquel con el que establece su primer contacto significativo con el mundo. Esta lengua no solo cumple la función de medio de comunicación, sino que también se asocia a la identidad cultural y emocional del individuo, constituyendo un elemento esencial en la formación del pensamiento y la percepción del mundo. A través de la lengua materna, los individuos internalizan conceptos, valores y patrones de interacción que se convierten en la base de su comprensión del entorno.
Sin embargo, la globalización y la creciente importancia de lenguas internacionales como el inglés han llevado a una marginalización de muchas lenguas maternas, especialmente en comunidades bilingües o multilingües. Este fenómeno ha sido ampliamente documentado por varios autores, como Skutnabb-Kangas (2000), quien destaca que la globalización puede contribuir al desplazamiento de lenguas locales y a la homogenización cultural, lo que pone en riesgo la diversidad lingüística global.
Además, Fishman (1991) ha señalado cómo el proceso de globalización ha creado una "amenaza existencial" para las lenguas minoritarias, que enfrentan presiones tanto externas como internas para su desaparición. Phillipson (1992) también argumenta que el predominio del inglés como lengua global ha generado un "imperialismo lingüístico", que limita las oportunidades de aprendizaje en lenguas locales y afecta la autonomía cultural de las comunidades.
En este contexto, la preservación de lenguas locales se convierte en un acto de resistencia cultural y social. Heller (2007) destaca cómo el mantenimiento de lenguas maternas en entornos educativos y sociales fortalece la identidad cultural y fomenta un sentido de pertenencia. Además, García (2009) ha defendido la importancia de las políticas lingüísticas inclusivas que favorezcan el bilingüismo como una herramienta para el empoderamiento de las comunidades.
El País Vasco, con su enfoque en la revitalización del euskera, representa un caso ejemplar de cómo las políticas educativas pueden incorporar la lengua materna como eje del aprendizaje, al tiempo que fomentan la identidad cultural. Desde la implementación de modelos educativos bilingües y trilingües hasta la promoción de actividades culturales en euskera, esta región ha demostrado que la lengua materna no solo es un recurso educativo, sino un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad cohesionada.
Este artículo analiza el papel de la lengua materna en el aprendizaje desde una perspectiva teórica y práctica, explorando su impacto en el desarrollo cognitivo, el aprendizaje de segundas lenguas, y la preservación cultural, con un enfoque especial en los retos y beneficios que plantea su implementación en contextos educativos bilingües, como el del País Vasco.
2. EL impacto de la lengua materna en el desarrollo cognitivo
Tras entender el contexto global de la lengua materna, es fundamental profundizar en su impacto directo sobre el desarrollo cognitivo. Así, abordamos cómo la lengua materna influye no solo en la comunicación, sino también en la organización del pensamiento y el aprendizaje.
La lengua materna no es solo un medio de comunicación, sino también una herramienta fundamental para estructurar y organizar el pensamiento. De acuerdo con la teoría de Vygotsky (1986), el lenguaje es una herramienta social que facilita no solo la interacción con otros, sino también la interiorización de conocimientos y la formación del pensamiento. En este sentido, la lengua materna desempeña un papel crucial en el desarrollo cognitivo, ya que las estructuras lingüísticas de una lengua afectan la forma en que las personas conceptualizan y procesan la información.
Vygotsky sostiene que el lenguaje y el pensamiento están estrechamente interconectados, y que el pensamiento inicialmente se expresa de manera externa a través del lenguaje social antes de ser internalizado (Vygotsky, 1986). Este proceso de internalización no solo permite el desarrollo de habilidades cognitivas como la memoria y la resolución de problemas, sino que también facilita la adquisición de conceptos abstractos y complejos.
Desde esta perspectiva, el uso de la lengua materna en el contexto educativo tiene un impacto significativo en el desarrollo intelectual de los estudiantes. Cummins (2000), por ejemplo, enfatiza que cuando los estudiantes aprenden en su lengua materna, su capacidad para comprender y procesar información se maximiza, ya que están utilizando un sistema lingüístico que ya han internalizado profundamente. Este hecho resalta la importancia de que los sistemas educativos respeten y valoren la lengua materna, especialmente en contextos bilingües o multilingües, donde la dominancia de una lengua extranjera podría suponer un obstáculo para el aprendizaje efectivo.
La relación entre lengua y pensamiento también ha sido explorada en el marco de la hipótesis Sapir-Whorf, que plantea que las lenguas influyen en la forma en que sus hablantes perciben y conceptualizan el mundo. Aunque la hipótesis ha sido objeto de debate, estudios contemporáneos en neurociencia y psicología cognitiva sugieren que el idioma sí afecta ciertas estructuras cognitivas, como la percepción del tiempo, los colores y las relaciones espaciales (Boroditsky, 2001). La lengua materna, al ser la primera que aprendemos y la más profundamente arraigada, tiene un impacto decisivo en la forma en que estructuramos nuestras experiencias y conocimientos.
Por ejemplo, investigaciones en contextos bilingües han mostrado que el dominio de múltiples lenguas puede modificar la forma en que una persona organiza su pensamiento. Según Ellen Bialystok (2001), el proceso de alternancia entre lenguas mejora la flexibilidad cognitiva, lo que facilita la capacidad de las personas bilingües para gestionar y organizar la información de manera más eficiente. Este tipo de procesamiento dual no solo favorece el aprendizaje de más lenguas, sino que también impacta en otras áreas cognitivas como la toma de decisiones y la resolución de problemas. En su trabajo, Bialystok también destaca que los bilingües, al alternar entre idiomas, desarrollan una mayor capacidad para gestionar múltiples tareas y manejar información de manera más flexible. Esto se debe a la necesidad constante de cambiar de un sistema lingüístico a otro, lo que favorece el control ejecutivo y fortalece la memoria de trabajo
Además, Vygotsky (1986) en su teoría sociocultural del desarrollo, sugiere que el lenguaje es una herramienta esencial para el pensamiento y el desarrollo cognitivo. En este sentido, los hablantes bilingües, al tener más de una lengua a su disposición, son capaces de modificar y enriquecer sus estrategias de pensamiento, permitiendo una mayor flexibilidad en la organización de las ideas. Esto implica que, al alternar entre diferentes sistemas lingüísticos, los bilingües desarrollan habilidades cognitivas superiores, como el control ejecutivo y la resolución de conflictos, que se reflejan en su forma de organizar y procesar la información.
En el caso de los hablantes del euskera, un idioma con una estructura gramatical y sintáctica muy diferente a la del castellano, el uso de ambos idiomas puede influir en la manera en que conceptualizan el espacio y el tiempo. Este fenómeno no solo está relacionado con el idioma en sí, sino también con la cultura y las experiencias asociadas a cada lengua (Gumperz & Cook-Gumperz, 2012).
Este vínculo profundo entre lengua y cultura contribuye a un aprendizaje más significativo, ya que permite que los estudiantes se involucren de manera emocional con su entorno académico y cultural. García (2009) resalta que el uso de la lengua materna en los procesos educativos fortalece las conexiones emocionales de los estudiantes con su aprendizaje, lo que favorece una mayor motivación y un aprendizaje más profundo.
En el País Vasco, el impulso del euskera en la educación ha sido clave para fomentar una mayor integración cultural y cognitiva. El sistema educativo vasco ha demostrado que los estudiantes bilingües que dominan el euskera y el castellano tienen ventajas cognitivas, como una mayor capacidad para resolver problemas complejos y para desarrollar habilidades metalingüísticas (Gurrutxaga, 2022). Estos estudiantes, al tener acceso a una lengua materna rica en historia y cultura, pueden utilizarla no solo como una herramienta de comunicación, sino como un vehículo para explorar y comprender de manera más profunda su entorno.
3. EL PAPEL DE LA LENGUA MATERNA EN EL APRENDIZAJE DE SEGUNDAS LENGUAS
El aprendizaje de una segunda lengua (L2) es un proceso complejo que involucra una serie de factores cognitivos, afectivos y sociales. La lengua materna (L1) desempeña un papel crucial en este proceso, ya que proporciona una base cognitiva y un marco de referencia sobre el que se construyen las nuevas habilidades lingüísticas. Según Cummins (2000), el desarrollo de la L1 y la L2 está interrelacionado, y un dominio sólido de la lengua materna facilita la adquisición de una segunda lengua. Esto se debe a que los estudiantes utilizan sus conocimientos previos sobre el sistema lingüístico para transferir estructuras y conceptos a la nueva lengua.
El concepto de "interdependencia lingüística" propuesto por Cummins (2000) sugiere que existe una conexión profunda entre las habilidades cognitivas y lingüísticas en la lengua materna y el aprendizaje de una lengua extranjera. Un estudiante con un conocimiento profundo de su lengua materna estará mejor capacitado para transferir habilidades cognitivas como la lectura, la escritura y la comprensión a la lengua secundaria. Esta transferencia ocurre a través de la hipótesis de la interdependencia, que sostiene que el aprendizaje de una L2 se ve facilitado cuando existe una base sólida en la L1.
En el contexto del desarrollo cognitivo, Vygotsky (1978) subraya que el lenguaje es el medio principal a través del cual los individuos acceden al conocimiento y la comprensión. En su teoría sociocultural, Vygotsky argumenta que el dominio de la lengua materna no solo establece una base para el aprendizaje de la L2, sino que también fortalece la capacidad para adquirir nuevas formas de conocimiento y pensamiento.
Desde una perspectiva cognitiva, Bialystok (2001) destaca que los bilingües desarrollan una mayor flexibilidad cognitiva, lo que les permite alternar entre diferentes sistemas lingüísticos, mejorando su capacidad para aprender nuevas lenguas y manejar situaciones de aprendizaje más complejas. Además, García y Espinosa (2020) refuerzan esta idea al señalar que, en contextos educativos bilingües como el del País Vasco, el dominio de la lengua materna fomenta la "conciencia lingüística", una habilidad metalingüística que favorece el aprendizaje de otras lenguas.
En el País Vasco, un contexto bilingüe en el que coexisten el euskera y el castellano, el dominio de las lenguas maternas facilita el aprendizaje de una tercera lengua, como el inglés. Gurrutxaga (2022) documenta cómo los estudiantes vascos que dominan tanto el euskera como el castellano desarrollan habilidades cognitivas más robustas, lo que les permite aprender una tercera lengua con mayor facilidad. Este fenómeno ha sido ampliamente observado en estudios sobre la educación bilingüe en la región, que muestran que un dominio sólido de las lenguas maternas mejora la capacidad para adquirir otros idiomas.
El conocimiento de varias lenguas también favorece la metacognición, es decir, la capacidad de reflexionar sobre el propio proceso de aprendizaje. Los estudiantes bilingües y trilingües suelen tener una mayor conciencia de las estructuras gramaticales, lo que les permite reconocer similitudes y diferencias entre las lenguas. En contextos bilingües, estudios han demostrado que los hablantes de euskera y castellano son más conscientes de los aspectos gramaticales que los monolingües, lo que facilita el aprendizaje de nuevas lenguas (Gurrutxaga, 2022).
En el contexto educativo del País Vasco, la coexistencia de varias lenguas, como el euskera, el castellano y el inglés, ofrece una oportunidad única para estudiar cómo el conocimiento de la lengua materna impacta el aprendizaje de segundas y terceras lenguas. Este contexto multilingüe presenta tanto beneficios cognitivos como desafíos, que son especialmente evidentes en las prácticas educativas que incorporan el uso flexible de las lenguas. Uno de los enfoques clave en este entorno es el fenómeno del translanguaging, que permite a los estudiantes navegar entre diferentes lenguas de manera fluida y eficaz.
El fenómeno del translanguaging se ha convertido en una herramienta esencial en la educación bilingüe y multilingüe. El translanguaging se refiere a la práctica de utilizar las lenguas de manera fluida y flexible, combinando elementos de diferentes lenguas para facilitar la comprensión y la expresión. Según García y Espinosa (2020), este enfoque refleja no solo las realidades lingüísticas de los hablantes, sino también la manera en que aprenden y utilizan una tercera lengua. En el País Vasco, los estudiantes vascos, que dominan tanto el euskera como el castellano, son capaces de mezclar estructuras de estas lenguas al aprender inglés, lo que les permite utilizar su conocimiento previo de manera más efectiva.
El sistema educativo del País Vasco está estructurado en torno a varios modelos que integran diferentes niveles de uso del euskera y el castellano. En los modelos A, B y D, los estudiantes aprenden en una lengua o en ambas, con el modelo D (que emplea completamente el euskera) favoreciendo un dominio más alto del euskera, lo que a su vez mejora la capacidad para aprender castellano y otras lenguas. Este enfoque ha demostrado ser efectivo para mejorar las habilidades cognitivas y lingüísticas de los estudiantes, ya que los contextos bilingües no solo facilitan la transferencia de habilidades entre lenguas, sino que también promueven una mayor conciencia lingüística (Cenoz, 2008).
Además, el modelo educativo trilingüe implementado en muchos centros escolares del País Vasco, que integra el euskera, el castellano y el inglés, favorece la flexibilidad cognitiva y permite a los estudiantes desarrollar una mayor capacidad para aprender idiomas adicionales. Esta exposición a múltiples lenguas favorece el desarrollo de habilidades cognitivas generales, como la atención, la memoria y la capacidad para resolver problemas, lo que se conoce como "ventaja bilingüe" (Bialystok, 2001). Isasi (2021) también señala que los estudiantes bilingües enfrentan desafíos adicionales al aprender un idioma extranjero debido a las diferencias gramaticales y fonológicas entre las lenguas que manejan.
Sin embargo, la lengua materna también puede presentar desafíos cuando se intenta aprender una segunda lengua. Las transferencias negativas o interferencias lingüísticas pueden surgir cuando los estudiantes aplican reglas de su lengua materna de forma inapropiada en el aprendizaje de la L2. En el caso de los estudiantes vascos que dominan el euskera y el castellano, las diferencias gramaticales entre estas lenguas y el inglés pueden dificultar el aprendizaje de esta última, especialmente en lo que respecta a la sintaxis y el uso de preposiciones. A pesar de estos desafíos, los beneficios de una base sólida en la lengua materna superan estos obstáculos, ya que los estudiantes tienen la capacidad de corregir errores y ajustar sus estrategias lingüísticas (Gumperz & Cook-Gumperz, 2012).
4. EL PAPEL DE LA LENGUA MATERNA EN EL APRENDIZAJE EN TERCERAS LENGUAS (l3)
En el aprendizaje de una tercera lengua (L3), el papel de las lenguas materna (L1) y segunda (L2) es fundamental, no solo por la transferencia directa de estructuras lingüísticas, sino por la capacidad que desarrollan los estudiantes para gestionar múltiples lenguas y adaptarse a diferentes sistemas gramaticales, fonológicos y semánticos. Esta capacidad de adaptación, conocida como flexibilidad cognitiva, es un fenómeno bien documentado en la investigación sobre bilingüismo y multilingüismo. En el contexto del País Vasco, los estudiantes que dominan tanto el euskera como el castellano tienen la ventaja de desarrollar esta flexibilidad, lo cual puede ser una herramienta poderosa para abordar la complejidad del aprendizaje de una L3, como el inglés.
Uno de los pilares del aprendizaje de L3 es el metalingüismo, que refiere a la conciencia de los mecanismos lingüísticos de las lenguas que se conocen. Según De Bot, Lowie y Verspoor (2007), el conocimiento metalingüístico no solo facilita el aprendizaje de la lengua extranjera, sino que mejora la habilidad para reflexionar sobre las propias lenguas y las estructuras lingüísticas. Este tipo de conciencia se desarrolla a través del conocimiento profundo de la L1 y L2, ya que los estudiantes no solo aprenden vocabulario y gramática, sino que también son conscientes de cómo se organiza el lenguaje a un nivel más abstracto. En el caso de los estudiantes vascos, esta capacidad metalingüística se fortalece aún más por la existencia de dos lenguas con estructuras gramaticales distintas (euskera y castellano), lo que les permite abordar la L3 con una perspectiva más amplia y flexible.
Una característica importante que contribuye al éxito en el aprendizaje de L3 es la transferencia de habilidades cognitivas más que lingüísticas. Como argumentan Leonet, Cenoz y Gorter (2017), los aprendices multilingües no solo transfieren estructuras lingüísticas entre lenguas, sino que también movilizan habilidades cognitivas adquiridas en las lenguas anteriores.
Este tipo de transferencia, que no se limita a la gramática o al vocabulario, puede incluir la capacidad para analizar el contexto de uso de una lengua, la interpretación de significados implícitos, y la comprensión y producción de textos complejos. La flexibilidad cognitiva, por lo tanto, no solo afecta la estructura de las lenguas, sino también la capacidad de los estudiantes para organizar el conocimiento y adaptarse a nuevos retos lingüísticos.
Además, la investigación sobre la interacción entre lenguas demuestra que los estudiantes multilingües tienden a desarrollar una mayor capacidad para resolver problemas lingüísticos que los monolingües. Según Bialystok (2001), los bilingües tienen una ventaja cognitiva en la resolución de tareas complejas, ya que sus cerebros están entrenados para cambiar de un sistema lingüístico a otro y para gestionar múltiples sistemas de representación del lenguaje.
Esta habilidad también les permite aprender nuevas lenguas con mayor rapidez, ya que su cerebro ya está habituado a hacer ajustes rápidos y a aplicar estrategias flexibles. En el caso de los estudiantes vascos, el bilingüismo en euskera y castellano prepara el terreno para aprender una lengua extranjera como el inglés, ya que las habilidades cognitivas necesarias para gestionar dos lenguas diferentes refuerzan la capacidad de aprender una tercera.
Otro aspecto relevante es el concepto de transferencia positiva entre lenguas, que ocurre cuando las estructuras de las lenguas previas coinciden o son similares entre sí. Según Jessner (2008), la transferencia positiva de estructuras lingüísticas es un factor determinante para los hablantes multilingües, ya que les permite aplicar reglas gramaticales conocidas a nuevas lenguas.
En el contexto del País Vasco, la similitud entre el castellano e inglés, por ejemplo, en áreas como el vocabulario, puede facilitar la adquisición de la L3, ya que muchas palabras del inglés son cognados de las del castellano. Sin embargo, la transferencia negativa, cuando los estudiantes aplican inapropiadamente las reglas de una lengua, también puede ocurrir. Sin embargo, como Cenoz (2008) señala, las competencias metalingüísticas y la habilidad para supervisar y corregir errores se desarrollan más rápidamente en los estudiantes multilingües, lo que les permite superar estos obstáculos más eficientemente.
En este sentido, el concepto de identidad lingüística también juega un papel crucial en la relación entre las lenguas. Como García (2009) indica, la construcción de la identidad lingüística en contextos bilingües y multilingües está profundamente conectada con el uso y la valoración de las lenguas en el entorno social. Los estudiantes que se identifican con varias lenguas tienen un sentido más amplio de su identidad lingüística, lo que favorece la motivación y el deseo de aprender nuevas lenguas.
En el País Vasco, el uso del euskera como lengua materna en la escuela y en la vida cotidiana, combinado con el castellano, contribuye a una identidad lingüística múltiple que facilita la integración del inglés como una tercera lengua, ya que los estudiantes valoran el aprendizaje de nuevas lenguas como una extensión de su identidad multicultural.
Por último, el entorno educativo juega un papel decisivo en la creación de estrategias efectivas para el aprendizaje de lenguas adicionales. En el sistema educativo vasco, las políticas lingüísticas que fomentan el uso del euskera y el castellano como lenguas vehiculares en la enseñanza ofrecen un modelo de inmersión que promueve no solo el conocimiento de las lenguas, sino también la competencia intercultural.
Kramsch (2014) resalta la importancia de la competencia intercultural, que va más allá del simple dominio de la lengua y busca comprender los valores, las normas y las perspectivas de los hablantes de la lengua. Esto es fundamental en el aprendizaje de la L3, ya que el inglés no solo se aprende como una lengua, sino también como una herramienta para interactuar con otras culturas.
Conclusiones
La lengua materna no solo facilita la comunicación, sino que también influye profundamente en la forma en que pensamos y aprendemos. Su importancia en el contexto educativo es indiscutible, ya que proporciona una base cognitiva sólida sobre la que se construyen nuevos conocimientos.
Respetar y promover la lengua materna en los entornos escolares no solo potencia el desarrollo intelectual, sino que también contribuye a una identidad cultural más fuerte y cohesionada. Esta base cognitiva no solo facilita el aprendizaje de la lengua materna, sino que también juega un papel crucial en la adquisición de lenguas extranjeras.
El dominio de la lengua materna es esencial en el proceso de aprendizaje de segundas y terceras lenguas. A través de la lengua materna, los estudiantes desarrollan habilidades cognitivas y lingüísticas que sirven como base para adquirir nuevas lenguas. Además, su uso en el aula no solo facilita la comprensión de una segunda lengua, sino que también fortalece la identidad cultural del estudiante, aumenta su motivación y mejora su capacidad de reflexión metacognitiva.
En contextos bilingües, como el País Vasco, donde se enseñan el euskera, el castellano y el inglés, el conocimiento de las lenguas maternas facilita el aprendizaje de otras lenguas, mejorando las competencias cognitivas y metalingüísticas de los estudiantes.
Esta flexibilidad cognitiva y metalingüística adquirida en la lengua materna también favorece el aprendizaje de una tercera lengua, como el inglés. El conocimiento de la lengua materna y de una segunda lengua crea una base sólida para aprender nuevas lenguas, ya que promueve la transferencia de habilidades cognitivas, como la flexibilidad en el pensamiento, la conciencia lingüística y la capacidad de manejar diferentes estructuras gramaticales.
Los estudiantes que crecen en contextos bilingües, como el del País Vasco, poseen una ventaja única en la adquisición de la L3, ya que pueden integrar de manera más fluida los conocimientos lingüísticos de sus lenguas maternas en el aprendizaje de una lengua extranjera.
Las políticas educativas que promueven el uso de la lengua materna en el proceso de enseñanza de lenguas extranjeras tienen un impacto positivo y significativo. Modelos educativos como los del País Vasco, que integran el euskera y el castellano en la enseñanza, han demostrado que esta base lingüística facilita la competencia lingüística superior y el desarrollo de habilidades cognitivas y metacognitivas.
En definitiva, el aprendizaje de lenguas extranjeras se ve enormemente favorecido cuando se parte de una base sólida en la lengua materna, lo que no solo permite un aprendizaje más eficiente, sino también una mayor comprensión cultural y emocional del mundo.
Este enfoque integrado de las lenguas maternas y extranjeras, apoyado por políticas educativas que valoran la lengua materna, no solo mejora las competencias lingüísticas, sino que también contribuye a un sentido de identidad cultural más fuerte.
Los estudiantes que desarrollan esta identidad lingüística múltiple tienen una ventaja significativa en la adquisición de nuevas lenguas, al mismo tiempo que incrementan su capacidad para entender y apreciar diversas culturas, lo que los prepara para un mundo globalizado y multilingüe.
REFERENCIAS