El presente artículo tiene como objetivo considerar las aulas multisensoriales como un lugar imprescindible en los centros educativos, preparado para que niños o niñas que presenten o no una discapacidad, puedan interactuar con el medio a través de la estimulación de sus sentidos.
La necesidad de crear aulas multisensoriales surge para incrementar la estimulación-manipulación del alumnado que a ellas acude a través de los distintos espacios que la forman, consiguiendo que los niños/as sean lo más independientes posible, sin olvidar que todos los profesionales encargados de la educación de estos niños/as se enriquecen de este tipo de aula, ya que evolucionan en todos los ámbitos del desarrollo.
Palabras clave:
Interactuar, sentidos, estimulación, espacios, ámbitos de desarrollo.
The purpose of this article is to consider multisensory classrooms as an essential place in educational centers, prepared so that children with or without disabilities can interact with the environment through the stimulation of their senses.
The need to create multisensory classrooms arises to increase the stimulation-manipulation of the students who come to them through the different spaces that form it, getting the children to be as independent as possible, without forgetting that all professionals responsible for the education of these children are enriched by this type of classroom, since the students evolve in all areas of development.
Keywords:
Interacting, senses, stimulation, spaces, areas of development.
Nuestros sentidos son la puerta que disponemos para comunicarnos con el medio, para recibir información, analizarla y poder actuar con ella. Son los activadores de nuestro cerebro, cuanto más abierto están nuestros sentidos al medio que nos rodea, más fortalecemos al cerebro sus conexiones, los procesos de aprendizaje y/o la adquisición de conocimientos (Luria, 1984).
Conocemos a los sentidos como las formas en que el cuerpo recibe señales del entorno, considerándose en los más pequeños, como una de las formas clave en que obtienen información, responden a su entorno, buscan alimento, consuelo y crean una conexión con quien les cuida.
Si nos concentramos por un momento en lo que estamos haciendo en este preciso instante, por un lado, nuestros ojos se detienen para leer el artículo, pero nuestras manos tocan el soporte que estamos leyendo, permitiéndonos sentir si es frío o áspero, o alguna otra cualidad o característica del mismo, percibiendo también los ruidos que se generan a nuestro alrededor y detectar los olores que se desprenden.
De ello, se deduce fácilmente que todos los sentidos están continuamente activos y receptivos a lo que pasa a nuestro alrededor ya que están preparados para avisar de posibles peligros como si inesperadamente oliéramos a quemado u oyésemos unos pasos acercarse.
Rara vez se siente solo con un sentido, porque estos trabajan juntos para dar una imagen completa de las experiencias. Cuando se aprende y explora el mundo en el que se vive, se está haciendo uso de los sentidos, gracias a los cuales desde pequeños comprendemos las cosas sin percatarlos que estamos aprendiendo desde el nacimiento de manera natural, debiéndose todo ello a que los niños son expertos en aprender con los cinco sentidos activos: ¡Les interesa todo!
Gracias a los sentidos, se producen acciones en los bebés como el hecho de girar la cabeza hacia un estímulo concreto. Por ejemplo, el hecho de rozar la mejilla con los dedos a un recién nacido, produciría en él un movimiento que en un primer momento sería involuntario, pero que con el paso de los años buscaría un objetivo concreto.
Por ello, es imprescindible tener en cuenta la cantidad y calidad de los estímulos que recibe un niño, ya que la intensidad, frecuencia y duración adecuada de estos producirá un buen desarrollo del cerebro.
Al nacer, los olores, sonidos, texturas y aquello que vemos, nos ayudan a descubrir el mundo en el que vivimos, sin olvidar en todo ello el movimiento y la comunicación, acciones que pueden conseguirse mediante el juego. Así pues, si se unen los sentidos y el juego puede afirmarse que el niño está "aprendiendo a aprender".
Cuando se aprende a través de los sentidos se desarrollan las funciones cognitivas básicas como la atención y la memoria, favoreciendo a la vez el desarrollo de las funciones cognitivas superiores como el hecho de hallar la solución de los problemas que se plantean, la argumentación, el lenguaje y la creatividad.
Así pues, gracias a los sentidos y a explorar el entorno mediante el movimiento, se produce la construcción de aprendizajes y la comprensión del mundo que nos rodea.
Por todo lo mencionado, queda expuesta la necesidad de dotar a los centros educativos de un entorno estimulante que favorezca la adquisición de diferentes experiencias y que ayude al alumnado a dar significado a las sensaciones que perciben (Verdugo, 1995); siendo estos espacios las aulas multisensoriales.
Nuestra posesión más importante es el cerebro, y todo lo que nos rodea ayuda a desarrollarlo porque este es dinámico, no estático, teniendo en cuenta que el cerebro pone fechas límite para desarrollar sus redes neuronales. Es por ello que es tan importante y decisiva la estimulación en la etapa de educación infantil. Durante estos años, las conexiones neuronales del cerebro son muy importantes porque son muy flexibles, mucho más flexibles que en los adultos; por lo tanto los niños son como esponjas y tienen gran habilidad para aprender.
En los Países Bajos, a mediados de la década de 1970, existía la necesidad de crear espacios innovadores (Lázaro, 2002). En el Centro Hartenberg de este país, el ingeniero Ad Verheul trabajaba con varios compañeros sobre estos principios, logrando así un nuevo concepto de aula, el cual en los países del Norte de Europa ya hace muchos años que está integradas en los colegios, pero en España es algo aún muy novedoso.
La respuesta a esta pregunta surge a raíz de la expectativa y curiosidad que crea el término “aula multisensorial”, ya que, a priori, puede intuirse fácilmente, pero no es hasta que se investiga y se estudia cuando surge la importancia de estos espacios y la gran utilidad y beneficio que pueden brindar a aquellos que los usen.
Un aula multisensorial, también llamado aula Snoezelen, es un espacio con un diseño y un mobiliario específico, que tiene como objetivo permitir a los niños interactuar con su entorno mediante sus sentidos, fomentando de esta manera su estimulación.
La principal ventaja de este tipo de aulas es que es una forma innovadora de utilizar los sentidos, permite mejorar las condiciones de vida de los niños que tienen la oportunidad de acudir a ellas. Así pues, dado que la percepción sensorial es una de las capacidades humanas básicas, las Snoezelen o aulas multisensoriales son muy eficaces en el aprendizaje.
Además, hay que tener en cuenta que el verdadero valor de estas aulas no sólo reside en su función terapéutica en cuanto a rehabilitación motórica y a mejora de la conducta social, sino que también actúan como espacios dedicados a la relajación y a la seguridad, es decir, crean en los sujetos la sensación de autoconfianza para superar sus propios temores y límites (Universidad Internacional de Valencia, 2014).
Estos espacios suelen estar divididos en zonas con diferentes características para que, el alumno/a pueda llevar a cabo diferentes actividades de estimulación sensorial en cada una de estas áreas. De esta manera, al exponer a los niños a diferentes estímulos sensoriales de forma controlada, estos podrán adquirir nuevas habilidades sociales e intelectuales y aportando grandes beneficios para su desarrollo.
Los recursos utilizados y las actividades sensoriales planificadas en estas aulas deben adecuarse a las necesidades de cada alumno aportando grandes beneficios para el desarrollo y aprendizaje como el hecho de facilitar la coordinación y la concentración de los alumnos, propiciar la comunicación no verbal a través de los sentidos o el hecho de mejorar las habilidades comunicativas.
Vamos a comenzar con un aula vacía, un espacio repleto de posibilidades de aprendizaje.
Empezamos con el suelo, hay que hacerlo lo más cómodo posible, así que se deberá colocar material blando como colchonetas, pudiendo, además, colocar cojines encima de ellas, consiguiendo así la comodidad de los alumnos a la hora de sentarse.
El techo se decorará con aquello que durante el día aparece en el cielo, para que el alumnado identifique los objetos y se familiarice rápidamente con ellos. Una mitad del techo puede estar repleta de estrellas que brillan en la oscuridad y la figura de la luna, de manera que al apagar al luz del aula se simule la noche.
Por el contrario, la otra mitad del techo tendrá nubes (que pueden ser elaboradas de algodón), pájaros (que pueden ser peluches blandos y de distintos colores colgados), la figura del sol (una pelota blanda naranja o amarilla) e incluso se puede elaborar material adicional como rayos, nieve o gotas de agua, para ir intercambiándolo según en la estación en la que nos encontremos o el tiempo que haga.
Una vez construidos el suelo y el techo, pasaremos a rellenar las paredes del aula, dividiéndolas en distintos rincones para trabajar la estimulación sensorial proporcionando abundantes y diversos estímulos sensoriales: visuales, auditivos, táctiles, olfativos y gustativos, creando así un rincón para cada sentido.
El rincón de la vista estará repleto de objetos de diferentes colores como las columnas de burbujas (los movimientos de las burbujas y su cambio de color fascinan y envuelven), fichas de contrastes de blanco y negro con figuras geométricas, fibras luminosas o bolas de discoteca.
Además, pueden añadirse luces de diferentes tonalidades como linternas con y sin filtros de colores, lámparas de lava, lámparas con sensores que se activan con el tacto o el movimiento pudiéndolas usar también para iluminar objetos brillantes y conseguir un efecto intenso.
Para completar este rincón, no podemos olvidarnos del proyector, para mostrar imágenes y colores sobre una pared o sobre espejos, pudiendo jugar con los reflejos de luz realizando juegos de luces, o cortinas, haciendo contrastes entre oscuridad y claridad, cerrando y abriendo las cortinas o encendiendo y apagando la luz.
El rincón del olfato contará con distintos ambientadores de aromas, aceites esenciales y un panel sensorial de aromas, con el que se crearán composiciones aromáticas. Se trata de un dispositivo con 4 botones cada uno de los cuales representa un aroma particular. Pulsando un botón, el niño puede llenar la habitación con el aroma que más le guste. En general, el uso del panel de aromas es una herramienta auxiliar para el trabajo psico-correccional con el niño, es decir, para crear una atmósfera y entrar en el proceso de trabajo terapéutico, así como una herramienta eficaz cuando se trabaja en un ambiente oscuro o sala sensorial luminosa.
Con la ayuda de la influencia de los aceites esenciales y los ambientadores se mejorará la capacidad de trabajo y el estado de ánimo de los alumnos, al mismo tiempo que se contribuye a la disminución general de la irritabilidad, brotes de ira, trastornos del sueño, aumento de la calma y fortalecimiento del sistema nervioso central.
En el rincón del oído, se contará con diferentes instrumentos como cajas musicales y juguetes con diferentes sonidos.
Principalmente se estimulará el sentido auditivo con la caja musical. Es un recurso perfecto para hacer desde el año de edad en adelante y que también puede extrapolarse al ámbito domestico, genial para realizar en casa en cualquier momento.
Se trata de una caja que contiene varias más pequeñas en las cuales hay canciones conocidas por los niños, que se irán extrayendo y cantando una a una.
Además de cantar, se trabaja habilidades como la psicomotricidad fina, ya que, el alumno descubre que cada caja tiene su manera de abrir y cerrarse, la estimulación sensorial, el hecho de canalizar la energía y relajarse, el trabajo mediante el movimiento corporal, el desarrollo de la memoria o del habla, sin olvidar del hecho de la mejora de la improvisación e imaginación.
El rincón del olfato no solo va a estar relacionado con la comida que los alumnos conocen, ya que encontramos miles de olores en nuestra vida, desde el jabón de manos, hasta el champú y la colonia que usamos. Al igual que al salir a la calle no huele de la misma manera un día de otoño lluvioso que en primavera.
En cuanto al olfato los niños aprenden los distintos olores como el de la naranja, o de la madera, de esta manera, identificando olores, los niños se protegen y reconocen su entorno.
Además, el profesional encargado del aula multisensorial puede puedes potenciar las capacidades olfativas de los alumnos mediante divertidos juegos de aromas, estando así, no solo desarrollando este sentido, sino que también entrarán en escena y mejorarán la memoria y las sensaciones.
Por último, para la creación del rincón del tacto, será necesario contar con diversos materiales de distintas texturas para que los alumnos cada día pueden tocar elementos diferentes, como mesas de arena o arcilla con las que los alumnos ejercitarán la psicomotricidad fina. Además de tocar también trabajarán con los pies, pisando losetas con diferentes texturas.
Es muy importante comenzar por exponer gradualmente el cuerpo del niño las sensaciones sobretodo cuando se trata de aquellas de contraste de temperatura, como las térmicas, pudiendo hacer actividades tanto en tierra como en agua.
En este rincón pueden llevarse a cabo actividades como la realización de masajes corporales al niño, ya que pueden ayudarle a identificar su propio cuerpo así como facilitar la diferenciación con su entorno más inmediato.
Tras haber sido desarrollados los distintos rincones que componen el aula multisensorial, puede afirmarse que la principal finalidad que persigue su creación es que los niños adquieran una nueva manera de explorar, una sala llena de actividades diversas, en un entorno de aprendizaje completo para despertar sus sentidos.
La directora del centro educativo Mas Camarena de Valencia, Maite Marín (2017), destaca que las posibilidades educativas de las aulas multisensoriales son muy amplias, ya que favorecen la experimentación, aumentando en los alumnos la seguridad en sí mismos y ayudando a los más pequeños a desarrollar sus capacidades visuales, auditivas, táctiles, olfativas y motrices con el resultado de un mejor aprendizaje futuro en todas las áreas.
Conclusiones
Para concluir, cabe destacar que aunque el objetivo principal de este tipo de aulas es estimular los sentidos, también fomentan ampliamente el lenguaje, la interacción y las relaciones sociales de los alumnos, brindando espacios para el descanso y la relajación, así como para el control emocional. Además, promueven el desarrollo y la comunicación, optimizando su bienestar y calidad de vida, mejorando y desarrollando sus condiciones psicológicas y físicas y las habilidades sensoriales.
No puede olvidarse que en el trabajo que se ha descrito, desarrollado en las aulas multisensoriales se producen dos tipos de relaciones. La primera la relación terapeuta-usuario (alumno) en la que se genera una relación individualizada, de confianza mutua y la segunda, una relación usuario (alumno)-ambiente en la que, a partir del desarrollo del dominio sensorial, se puede producir una reacción motriz acompañada de aprendizaje consciente o inconsciente.
Hay que tener en cuenta que lo ideal sería que estas aulas fueran utilizadas de manera individual, pero esto no suele ocurrir, por lo que se recomienda que participen grupos de 3 o 4 alumnos, pudiendo llegar hasta un máximo de 7 en ocasiones excepcionales.
Se podría decir que, los niños son conscientes por sí mismos del disfrute del aula, pero no lo son de su proceso y su evolución. Por tanto, la finalidad es intentar desarrollar todos los sentidos, pero no se debe obligar al niño ni forzarle; los niños tienen que ser autónomos y experimentar libremente.
Así pues, el encargado del aula multisensorial de debe guiar y actuar como apoyo de los alumnos para realizar las actividades que deseen, pero a su vez, debe observar, detenidamente, todos los comportamientos del alumno.
Debido a todo lo mencionado, y como se ha especificado al principio con este artículo se pretendemos divulgar las aulas multisensoriales, entender qué son, cómo son, cuál es su función y para quién están destinadas. También, puede observarse que aunque finalidad es la misma se puede trabajar de diferentes métodos, siendo todos iguales de válidos y correctos.
Aún siendo conscientes de su importancia, no son aulas que podamos encontrar en todos los centros escolares, aunque, es cierto, que cada día existen con más frecuencia.
No debe obviarse que aunque las aulas multisensoriales no siguen para su creación, un modelo o patrón definido, existen en el mercado materiales y recursos muy específicos, por lo que incluso pueden elaborarse por los propios centros los materiales específicos con algo de imaginación y dedicación.
Finalmente, destacamos que el valor especial del aula multisensorial radica en sus diversos usos. Aunque su potencial educativo es muy importante, ya que apoya la experimentación, la confianza y la oportunidad para los estudiantes, estos espacios también pueden servir como terapia médica y social debido a que a nivel de rehabilitación estos espacios son excelentes para entrenar el área afectada de los alumnos que presenten dificultades.
Puede afirmarse, por tanto, que dentro de estas aulas hay suficiente espacio para que el alumnado se relaje y se sienta seguro para superar y enfrentarse a sus miedos, porque como María Montessori (1932) destaco, es muy importe crear la necesidad en los niños de hacer las cosas por si mismos.
REFERENCIAS
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