La enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) causado por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) es el nuevo reto al que se enfrente la humanidad desde diciembre de 2019, aunque no hemos sido conscientes hasta principios de 2020 y todavía, en 2021, luchamos para combatirlo.
Esta enfermedad ha derivado en el incremento de trastornos en la sociedad, como en el trastorno de ansiedad por separación, creciente el porcentaje de afectados respecto a los datos que conocíamos antes de la pandemia.
Actualmente el trastorno de ansiedad por separación afecta a más personas que antes de la pandemia. Para saber sobre qué estamos hablando vamos a realizar una breve descripción sobre lo que es un trastorno y en concreto vamos a definir y categorizar tanto los sentimientos y la sintomatología como los criterios para diagnosticar este trastorno.
Palabras clave
Ansiedad, separación, trastorno, pandemia y infancia.
The 2019 coronavirus disease (COVID-19) caused by severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2) is the new challenge facing humanity since December 2019, although we were not aware until early 2020 and still, in 2021, we fight to fight it.
This disease has led to an increase in disorders in society, such as separation anxiety disorder, increasing the percentage of those affected compared to the data we knew before the pandemic.
Separation anxiety disorder affects more people today than before the pandemic. To find out what we are talking about, we are going to make a brief description of what a disorder is and specifically we are going to define and categorize both the feelings and the symptoms as well as the criteria for diagnosing this disorder.
Keywords
Anxiety, separation, disorder, pandemic and childhood.
Un trastorno es la acción o efecto de trastornar, alteración leve de la salud y/o enajenación mental y la ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura.
Uno de los tipos de trastorno de ansiedad es el trastorno de ansiedad por separación que se caracteriza fundamental mente por la aparición de una ansiedad excesiva en reacción al alejamiento del hogar o de sus padres y cuidadores, suele tomar un curso prolongado con periodo de mejoría o empeoramiento.
Afecta casi a un 4% de niños o preadolescentes entre los 7 y 10 años, pero a raíz de la pandemia el porcentaje está aumentando.
La ansiedad suele aparecer en cuanto conocen la necesidad de que se produzca la separación, haciendo lo posible para que no se produzca, y si lo hacen suelen necesitar el paradero de sus padres y mantener contacto telefónico, se sienten peor estando ellos fuera de casa. Con frecuencia se sienten muy desgraciados y pueden envidiar a otros niños por poder estar con sus padres.
También son frecuentes las preocupaciones injustificadas por la preocupación de que pueda ocurrir algo malo, a ellos o a sus padres, y por la posibilidad de que sus padres les puedan abandonar o que no regresen nunca. A veces, pueden aparecer síntomas depresivos o falta de concentración, falta de ganas para jugar, miedo a morir o a la muerte… Algunos se niegan a ir a la escuela, a salir a la calle solos o sin sus padres, también se niegan a dormir en casa de familiares o amigos. El trastorno implica actividad independiente muy limitada.
Muchos de los casos presentan molestias somáticas al separarse, como dolor de tripa, molestias abdominales, nauseas, vómitos, cefaleas…
Sobre todo los varones y preadolescentes niegan que la ansiedad se deba a la separación. Además, se asocia con trastornos depresivos, de pánico, de ansiedad generalizada y de agorafobia entre otros.
El trastorno de ansiedad por separación se da tanto en niños y jóvenes como en adultos.
Se diagnostica con al menos tres circunstancias de las ocho posibles y con una duración mínima de cuatro semanas en niños y jóvenes y seis meses o más en adultos como recoge el manual DSM-V. Dicho manual recoge las siguientes características:
A. Miedo o ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del individuo concerniente a su separación de aquellas personas por las que siente apego, puesta de manifiesto por al menos tres de las siguientes circunstancias:
1. Malestar excesivo y recurrente cuando se prevé o se vive una separación del hogar o de las figuras de mayor apego.
2. Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las figuras de mayor apego o de que puedan sufrir un posible daño, como una enfermedad, daño, calamidades o muerte.
3. Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso (p. ej., perderse, ser raptado, tener un accidente, enfermar) cause la separación de una figura de gran apego.
4. Resistencia o rechazo persistente a salir lejos de casa, a la escuela, al trabajo o a otro lugar por miedo a la separación.
5. Miedo excesivo y persistente o resistencia a estar solo o sin las figuras de mayor apego en casa o en otros lugares.
6. Resistencia o rechazo persistente a dormir fuera de casa o a dormir sin estar cerca de una figura de gran apego.
7. Pesadillas repetidas sobre el tema de la separación.
8. Quejas repetidas de síntomas físicos (p. ej., dolor de cabeza, dolor de estómago, náuseas, vómitos) cuando se produce o se prevé la separación de las figuras de mayor apego.
B. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, dura al menos cuatro semanas en niños y adolescentes y típicamente seis o más meses en adultos.
C. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, académico, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental, como rechazo a irse de casa por resistencia excesiva al cambio en un trastorno del espectro del autismo; delirios o alucinaciones concernientes a la separación en trastornos psicóticos; rechazo a salir sin alguien de confianza en la agorafobia; preocupación por una salud enfermiza u otro daño que pueda suceder a los allegados u otros significativos en el trastorno de ansiedad generalizada; o preocupación por padecer una enfermedad en el trastorno de ansiedad por enfermedad.
La Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, con sede en Madrid, ha realizado un informe sobre la infancia y adolescencia en la era del COVID-19 y se recoge en dicho informe que “Las asociaciones profesionales de psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales enfermería y el resto de las profesiones con dedicación a la Salud Mental que trabajan en la red pública o privada, tienen entre sus objetivos la investigación y el abordaje desde el conocimiento científico los problemas de salud mental y, en nuestro caso, en el ámbito de la infancia y adolescencia”.
El informe se especializa en el campo de la infancia y la adolescencia, donde el trastorno por separación suele tener más incidencia, aunque también se manifiesta en adultos.
Más adelante nos indican que “Los/as niños/as y adolescentes son una población especialmente vulnerable al desarrollo de trastornos de salud mental en esta pandemia, trastornos que representan una de las principales causas de la carga relacionada con la salud, y suponen entre el 15 y el 30% de los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) perdidos durante las primeras tres décadas de la vida. En este sentido los responsables de la salud pública, la atención sanitaria y la salud mental deben ayudar a minimizar las potenciales consecuencias psicosociales negativas de la pandemia para prevenir posibles trastornos mentales en este rango de edad. Desde el punto de vista de la gestión sanitaria la importancia de la inversión en la salud, educación y desarrollo de los/as niños/as y adolescentes tiene beneficios que afectarán a la vida futura de esos niños, a sus futuros hijos y a la sociedad en general, visión que implica una inversión a largo plazo”, destacamos de este apartado cómo se debe invertir en salud y en educación, pues los niños y adolescentes que hoy en día se están viendo afectados psicológicamente por la pandemia son los adultos del mañana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) a 5 de octubre de 2020, publicó como los servicios de salud mental están siendo perturbados por la COVID-19 en la mayoría de países, según un estudio que ha realizado. Esta fecha no es arbitraría pues, el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, por eso han querido reivindicar la necesidad de invertir en salud mental.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud afirma que «Una buena salud mental es absolutamente fundamental para la salud y el bienestar en general» y añade «La COVID-19 ha venido a interrumpir la atención prestada por los servicios de salud mental esenciales de todo el mundo justo cuando más se los necesitaba. Los dirigentes mundiales deben actuar con rapidez y determinación para invertir más en programas de salud mental que salven vidas, mientras dure la pandemia y con posterioridad a ella».
Recientemente en HuffPost encontramos una entrevista a Steven Meyers, maestro de psicología de la Universidad Roosevelt, en Illinois, Estados Unidos, en la que decía que “el apego es una respuesta instintiva a la amenaza y la ansiedad percibidas. En términos evolutivos, las crías de todas las especies tienen más probabilidades de sobrevivir si permanecen cerca de sus padres para protegerse cuando el peligro es inminente” y añadió “Los niños tienen esto codificado en su biología y puede ser provocado por el estrés y la incertidumbre de una pandemia global”.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los niños han sufrido un cambio drástico en su socialización causando estrés e incertidumbre y acuden de forma inconsciente a las posibilidades de supervivencia innatas, a estar cerca de sus padres para sobrevivir.
Los meses sin clases presenciales, sin salir a espacios abiertos, sin acudir a sitios conocidos han hecho estragos en ellos y el miedo se ha apoderado de sus conductas, Meyers señala que “Muchos niños se han vuelto más apegados a sus padres porque tienen menos posibilidades de socializar con los demás".
El Trastorno de Ansiedad por Separación (o SAD por sus siglas en inglés) se define según la Universidad de Standford como “la preocupación y temor excesivos de estar separado de los miembros de la familia o individuos con los que el niño está más ligado”.
Según Figueroa Chacón, JI., licenciada médica y cirujana, en su trabajo de graduación relata las secuelas y daños que se reflejan como respuesta a la situación de pandemia en personas de entre 22 y 61 años en el municipio de Zacapa, uno de estos daños es el trastorno de separación. Realiza su estudio para la universidad de San Carlos de Guatemala.
“El presente documento, es un estudio descriptivo prospectivo realizado en el municipio de Zacapa, que tiene por objetivo determinar si existe el trastorno de ansiedad, medido a través del inventario de Beck. La investigación surge debido a la problemática generada por el virus COVID-19, que ha impactado la salud mental de la población en general, debido a los drásticos cambios sociales, culturales y económicos. Los resultados de la investigación pretenden ampliar el criterio para la toma de decisiones en cuanto a las medidas de higiene y restricciones sociales para futuros acontecimientos. El proceso para la recolección de información, se realizó mediante una encuesta virtual distribuida a través de plataformas digitales de Facebook y WhatsApp. La muestra estadística fue de 380 personas encuestadas residentes del municipio de Zacapa, distribuida mediante grupo etario, sexo, procedencia, nivel académico, estado civil, entre otras. Resultados: De los 380 encuestados en el municipio de Zacapa, el 35.5% (135) presentaron características clínicas principalmente de ansiedad moderada, 25.8% (98) ansiedad leve, 20.5% (78) ansiedad mínima y el 18.2% (69) presentaron ansiedad grave. Según el grupo etario, la ansiedad moderada predomina en la población de 42 a 51 años con 48.7% (38); la ansiedad grave predomina en el grupo etario de 52 a 61 años con el 27.0% (17). De acuerdo al sexo, la ansiedad moderada predomina en el sexo masculino con 36.3% (58), seguido, el sexo femenino con 35.0% (77). Un 47.6% (30) con ansiedad moderada presentaron una disminución económica del 75%” así lo resume Figueroa Chacón.
De estos datos obtenemos que el trastorno de separación ha afectado notablemente a los adultos de este municipio.
No debemos olvidar que para que este trastorno pueda ser diagnosticado debe prolongarse en el tiempo al menos 6 meses.
Cuadra-Martínez, del Departamento de Psicología, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Atacama. Copiapó, Chile, junto a otros profesores, nos explica y hace una relación sobre dos pandemias, la H1N1 y la COVID-19, ambas han sido en el siglo XXI.
Según sus palabras, extraídas del artículo, dice así “definimos comportamiento psicológico pandémico como todas las reacciones cognitivas, emocionales y conductuales de las personas, grupos sociales y organizaciones, observables y no observables, frente a la situación de amenaza o manifestación de una pandemia, incluyendo la respuesta psicológica para hacer frente a una enfermedad”. De este apartado extraemos la definición de comportamiento psicológico pandémico, término necesario para entender el resto del artículo.
Añade también “La historia muestra que, durante las pandemias ocurridas, los políticos, científicos, académicos y profesionales no solo han discutido y propuesto medidas para el cuidado de la salud física, sino que también sobre nuevas formas psicosociales de convivir bajo el contexto de emergencia, lo que ha impactado decididamente en el estado psicológico de las personas, grupos y organizaciones. De hecho, una de las consecuencias más importantes de una pandemia es el surgimiento o aumento de trastornos, de emociones negativas tales como ansiedad, miedo, inseguridad, incertidumbre y, en general, de preocupación en los ciudadanos en todo el mundo”. Destacamos de este párrafo que una de las consecuencias más graves es la ansiedad, no solo en adultos, sino también en niños. Más adelante, en su artículo, se especifican rangos de edad y encontramos estudios en lo que han participado niños a partir de 8 años de edad.
Conclusiones
Con este artículo se pretende dar visibilidad a la importancia de no abandonar la salud mental, concretamente en trastornos que se cree afectan a un porcentaje bajo de población, pero que desgraciadamente ha aumentado en este último año de forma significativa.
La pandemia ocasionada por la COVID-19 ha producido fuertes afecciones psicológicas, tanto en niños y adolescentes como en adultos.
Uno de los trastornos más importantes que ha ocasionado ha sido el de ansiedad por separación. Antes de la pandemia afectaba al 4% de los niños y en unos años podremos tener datos más concretos de la incidencia a raíz de este suceso.
Referencias