Una realidad que no todo el mundo cree »
25/05/2021 por Carmen Ventura Muñoz

No es más inteligente quién más nota saca

 

Un educador relató que un día le disgustó el comportamiento y la falta de habilidad de un alumno, conduciéndolo a decirle las siguientes palabras: “Nunca llegarás a nada". Con el paso de los años, las características de ese niño fueron conocidas mundialmente. Su nombre era: Einstein, Albert Einstein.

Arte, inteligencia y cerebro. Parecen conceptos que deben ir separados pero la realidad es que si se fusionan en uno mismo dan la oportunidad a los profesionales de la educación y familias, de destapar capacidades que quedan ocultas bajo evaluaciones, exámenes y calificaciones numéricas.Si los profesionales de la enseñanza, las familias del alumnado, el proceso enseñanza-aprendizaje y los materiales y entornos educativos no muestran su preocupación por la moralidad, el abuso, la pobreza e incluso el analfabetismo, ¿por qué se habla de éxito del sistema educativo?

Palabras clave

Educador, arte, enseñanza-aprendizaje, numérico, moralidad.


A teacher reported that one day he disliked a student's behavior and lack of ability, leading him to say the following words: "You'll never get anywhere”. Over the years, the atrtributes of that child became known worldwide. His name was: Einstein, Albert Einstein.

Art, intelligence and brain. They seem like concepts that should be separated but the reality is that if they are merged into one, they give education professionals and families the opportunity to uncover abilities that are hidden under evaluations, tests and numerical grades. If teaching professionals, student families, the teaching-learning process, and educational materials and environments do not show concern for morality, abuse, poverty, and even illiteracy, why do we speak of the success of the educational system?

Keywords

Teacher, art, teaching-learning, numerical, morality


1. Introducción

Aunque la sociedad durante años ha sobrestimado la inteligencia de las personas afectando así a otras cualidades personales, la demostración empírica refleja que la inteligencia cognitiva no basta para garantizar el éxito académico, profesional y personal, consiguiendo así que la organización escolar haya sido tradicionalmente separada de la educación emocional. La escuela ha sido el reino de lo cognitivo y la organización escolar se ha contemplado como un instrumento para alcanzar la transmisión del saber. Como consecuencia es imprescindible reflexionar sobre la dimensión sentimental de la escuela. En ella hay personas y estas tienen emociones. De esta afirmación nace la arqueología de los sentimientos en la organización escolar, basada  en las  cuatro clásicas fases de dicha ciencia: descubrimiento, excavación, protección y exposición. (Lebrija, 2017)

El concepto de "arqueología" hace referencia al lugar donde siempre han estado los sentimientos, han estado en los cimientos de la organización escolar, en el subsuelo, "en el piso de abajo de la escuela" (Díez Navarro, 2004).

Nuestra sociedad está en constante evolución y como resultado, los valores, expectativas y metas que establece y las necesidades de los estudiantes cambian constantemente.

Lo que define la enseñanza de alta calidad es alcanzar metas educativas del máximo nivel, como la formación para mejorar la eficiencia y el conocimiento de las emociones sociales, o lo que es lo mismo:las personas aprenden a ser competentes, a saber vivir y convivir.

Tanto el bienestar social como los resultados académicos entienden el sentido de pertenencia de los alumnos a sus escuelas como uno de los factores educativos más importantes.La identidad propia del alumno dentro de la escuela importa tanto o más que sus calificaciones académicas, ya que el saber, que forma parte de la entidad educativa, repercutirá en el aumento de su bienestar social. El no prestarle atención a este sentimiento de identidad propia y evitar relacionarlo con variables de carácter social, provoca que acabe por convertirse en una característica completamente individual de los alumnos.

Nuestra sociedad, la sociedad de la información, la pluralidad y la globalización, apenas favorece la naturaleza de la razón. Por ello, la educación no puede ni debe abandonar su labor y la pedagogía debe estar al corriente para  integrar los avances que, gracias a la filosofía, la psicología, la lingüística y otras disciplinas relacionadas, hacen posible estar al tanto de los procesos cognitivo-racionales. A pesar de ello, no es bastante con incluir dichos desarrollos y conocimientos, ya que es imprescindible actuar también con los que se refieren al mundo del  esfuerzo y al de los sentimientos. De este modo, comunicarse con sensibilidad con otras personas supone potenciar buenas relaciones interpersonales facilitando la administración de conflictos, discusiones y acuerdos, los cuales se convierten en elementos previos al avance de la escucha activa y de una conducta dialógica y empática. (Puig, 2003)

La enseñanza de los sentimientos no únicamente  se dirige a aquellos  que se consideran positivos o ideales, sino que abarca los de toda clase, ya que engloba todos los que aparecen en las interacciones con el resto de personas. Evitar que quien está siendo educado perciba estos sentimientos puede perjudicarle, apartándole de la oportunidad de practicar la gestión de las emociones y protagonizar su vida emocional de forma más completa.

Todo ello nos lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿A quién perjudica el sistema educativo actual? En ocasiones observamos alumnos que no son tratados correctamente en la escuela, como consecuencia, la tasa de abandono escolar aumenta haciendo pensar a quienes renuncian a la escuela que son estúpidos y que no van a acabar trabajando de lo que desean. No es adecuado atribuirle a la educación todo el peso de los errores, pero podría considerarse un mejor comienzo, el cual les ofrecería la oportunidad de descubrir sus auténticas cualidades y elegir su propio camino. Por todo ello encontramos en las aulas profesores estupendos que son capaces de rescatar a alumnos al borde del abismo y guiarlos de nuevo por el buen camino. Cuando hablamos de derechos humanos no es una exageración: la gente tiene derecho a dirigir su propia vida.

Gran parte de las evaluaciones educativas se basan en diez números, entendiendo un suspenso como aquella calificación inferior a un cinco y la excelencia cuando se alcanzan las dos cifras.No hay interés en preguntarse si los niños y niñas saben cantar o si su relación social con el resto de sus compañeros es buena. Por tanto, unos números han sido los encargados de definir quienes eran sin mirar más allá, impidiendo conocer las verdaderas capacidades de los niños y niñas, las cuales no pueden ser reflejadas por una nota numérica por muy alta que esta sea. El papel de los sentimientos en el alumnado tras una calificación numérica repercute en su quehacer diario, siendo imprescindible comprender que también tienen corazón, no solo cabeza.

2. Desarrollo

El paso de los años ha producido la evolución del concepto de inteligencia, enfocándolo desde diferentes puntos de vista. Todos ellos respaldan el conocimiento del área de la inteligencia sin que esta vaya unida al corazón, consiguiendo impidiendo avances que hacen posibles desarrollos posteriores.Tradicionalmente las emociones han tenido un escaso  protagonismo en las instituciones educativas y el sentimentalismo en el aula escasea principalmente en las relaciones entre docentes y estudiantes.

El afrontar el futuro próximo produce en los sistemas educativos el reto de educar a los miembros más jóvenes de sus sociedades para que puedan dar respuesta a las situaciones de la vida diaria. La educación lleva más de una década escuchando hablar de Inteligencia Emocional. Pero ¿qué es? ¿para que sirve?

La inteligencia emocional (IE) ha despertado un gran interés en la educación porque es una forma de mejorar el desarrollo social y emocional de los estudiantes. Las primeras publicaciones que aparecieron dieron mucha importancia al impacto positivo de la inteligencia emocional en el aula.

El conocimiento de las emociones no se constata únicamente con carácter neurológico, ni socialmente, sino también particular, es aquí en donde entra una de las especialidades que más se ha encargado de elaborar la psicología cobrando mayor importancia y relevancia dentro de la sociedad.

La gran diversidad de factores económicos, culturales, sociales y políticos quitan a las escuelas la oportunidad de afrontar determinadas situaciones de su alumnado. Aun así, los profesionales de la educación, como son docentes, padres y psicopedagogos, deben utilizar sus conocimientos para que sus alumnos se sientan acompañados emocionalmente , lo cual repercutirá en la manera de estos de enfrentarse al mundo y a la vida.

El único inconveniente es que todas estas afirmaciones no están respaldadas por datos empíricos comparativos. Estos probarían, por un lado, el nivel de predicción de la IE y por otro lado, el verdadero papel de la IE en diferentes campos importantes, aunque recientemente, se ha estudiado el efecto de su importancia en las personas.

En el año 1983 Howard Gardner publicó "Frames of mind", libro en el que planteó por primera vez la idea de "inteligencias múltiples". El concepto desconcierta a los especialistas que desde el inicio de 1905 venían utilizando la famosa gradación del  razonamiento de Binet-Simon. Howard Gardner (2012), en las recientes publicaciones que le mencionan ha continuado revolucionando nuestra concepción de la mente con su teoría de las inteligencias múltiples:lingüístico-verbal, lógico-matemática, viso-espacial, musical, corpóral-cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista.

Es importante saber que ninguna inteligencia es más valiosa que la otra. Todas son igual de importantes:”Es de suma importancia que reconozcamos y alimentemos todas las inteligencias humanas y todas las combinaciones de inteligencias. Todos somos tan diferentes en parte porque todos poseemos combinaciones distintas de inteligencias.” (Gardner, 1987)

¿Quiere decir que si saco un ocho y mi compañero un diez, él es mejor que yo? ¿Y si yo se cantar y dibujar de maravilla? ¿No soy inteligente? La escuela ha sido tradicionalmente el campo de la enseñanza-aprendizaje. En la escuela se pregunta casi obsesivamente: ¿tú qué sabes? No es tan frecuente escuchar esta otra pregunta: ¿tú qué sientes?

Las matemáticas, la lengua, las ciencias naturales y sociales, así como el resto de asignaturas impartidas en los centros educativos, tienen unos contenidos que evidentemente tienen su importancia educativa y por ello, mediante aquello que enseñan ayudarán al alumnado en su vida diaria.

Puede que para superar la asignatura de matemáticas necesitemos obtener un cinco o más en una prueba repleta de divisiones, multiplicaciones y problemas, la cual un alumno cualquiera no alcanza a resolver, su calificación se refleja en un cuatro. ¿No es inteligente? ¿Y si añadiera que se ha pasado dos semanas completas estudiando para ese examen pero el día de antes de su realización falleció su abuelo? ¿El valor de la nota es la misma?

Las calificaciones en el colegio durante toda la vida de un estudiante pueden ser excelentes. El promedio en todos los trimestres pueden ser casi perfectos, rozando el diez en todas las asignaturas. ¿Quiere decir que es más inteligente que los compañeros que no obtienen un promedio perfecto? Rotundamente no.

El actual sistema educativo no hace más que evaluar la capacidad de retención de los estudiantes, sin tener en cuenta cosas como el aprendizaje y entendimiento del tema. Esto se debe a que los exámenes están diseñados de tal forma que si el estudiante memoriza va a ser capaz de aprobar. Debido a ello se producen casos de alumnos con notas malísimas durante su paso por educación primaria, educación secundaria y bachillerato, que tras estas etapas han demostrado que estas calificaciones no definían su inteligencia.

La inteligencia no facilita la felicidad con las personas de nuestro entorno más cercano, ni implica que tengamos más amigos. El Cociente Intelectual (CI) de las personas no contribuye a la mejora de la salud mental ni al equilibrio emocional. Son otras habilidades sociales y emocionales las que contribuyen a la estabilidad mental y emocional, así como el ajuste racional y social. El CI se ha convertido en una manera de predecir el éxito del alumnado. Debido a ello no se ha dado la importancia que merece a la inteligencia emocional, la cual tras varios estudios educativos se ha convertido en una investigación necesaria que  consiga en el alumnado el reconocimiento de sus emociones.

Con estas ideas en el territorio educativo que se pretende mejorar, se establece como ingrediente fundamental la formación básica de los futuros maestros. Todo ello se justifica partiendo  de la aceptación común de materializar estudios e investigaciones que faciliten el afianzamiento de un organismo reflexivo que permita encaminar, de la mejor manera posible, el arbitraje educativo en los contextos escolares, puesto que, como indican Fernández-Berrocal y Extremera (2003): “Para ser un profesor eficaz es necesario serlo a través de las emociones”.

No puede discutirse el hecho de que únicamente aquel docente que reciba una formación sólida, tendrá la capacidad suficiente para entender que su tarea no solo consiste en transmitir conocimientos, también se basa en crear y organizar los posibles medios para facilitar la información relativa a los sentimientos.

En un ambiente socio-cultural deprimido, el entorno emocional de la escuela puede afectar a la tasa de asistencia. Hasta el momento el hecho de que las emociones no pueden reemplazar una enseñanza adecuada, pero si creen una infraestructura escolar agradable ty adecuada, no ha recibido la atención que merece.

Sin embargo, se cree que cuando completar la educación básica, es la única forma de que los estudiantes mejoren sus oportunidades de vida, es necesario tomar todas las medidas posibles para mantenerlos en la escuela, lo que supone prestar más atención a sus necesidades emocionales.

Santos (2006) en su libro “Arqueología de los sentimientos en la escuela”, afirma que: “las instituciones educativas han sido el reino de lo cognitivo, pero que deberían ser también el reino de lo afectivo”. El término afectividad esta relacionado con aspectos de nuestro ser emocional; sin embargo, como han señalado Fehr y Russel (2000), “todo el mundo sabe lo que es una emoción hasta que se pide una definición de la misma.”

Vincular el aprendizaje con la educación emocional significa entender que la enseñanza incluye ofrecer  respuestas de las instituciones escolares a todos los aspectos de las personas: cognición, conducta y emoción, convirtiendo el pensar, el crear y el sentir en asignaturas que por el momento no se imparten en los centros escolares. Como consecuencia, surge la necesidad de salvar una educación en valores que no únicamente no olvide los sentimientos del alumnado, sino que los explique mediante programas de labor pedagógica cuyos objetivos se concreten en la cimentación del comportamiento, la formación de los sentimientos y la capacidad comunicacional, el logro de competencias éticas, la aceptación de límites y normas de convivencia, además del trabajo con las emociones y su resultado conductual: la autorregulación del comportamiento.

Educar en valores es una labor vigente en distintos espacios educativos. En todos ellos, debe constituirse el estudio de la cultura y los sentimientos de las personas que intervienen. Esta cultura de la tolerancia hacia los otros, previamente incluso de comprenderlos, se transforma en condición necesaria para conseguir educar y secundar la construcción autónoma de los sujetos que en ella participan.

La fundamentación de los sistemas educativos se basa en unas buenas calificaciones académicas, pero no da importancia al conocimiento de las propias emociones, la expresión de las cuales conduce a la felicidad. Felicidad que hace al alumno más inteligente que una nota del uno al diez. (Dalai-Lama & Ekman, 2009) Desde este punto de vista se da la posibilidad de que el desarrollo emocional debería convertirse en una asignatura en los centros educativos, ya que haría posible mejores relaciones sociales, haciendo necesario posibilitar una educación que consiga que los estudiantes sean emocionalmente competentes. (Palou, 2008)

Muchas son las frases célebres de carácter educativo que hacen referencia a los sentimientos pero Gracián (2010), relaciona la inteligencia con los sentimientos de la siguiente manera:“De nada sirve que el entendimiento se adelante si el corazón se queda.” Las dimensiones del razonamiento y la afectividad tienen un gran peso en la educación de hoy en día, ya que relacionado con el alcance, y frente a este  siglo XXI, Marina (2001), se atreve a rebatir a Gracián, “¿Y si el corazón se queda?, recordando que nuestra cultura ha tomado la decisión de separar el mundo de la inteligencia del afectivo, separando la cabeza del corazón.

Conclusión

Aunque la idea de que la calificación no lo es todo sigue teniendo importancia en el ámbito educativo, no podemos negar que esta nos muestra que somos una variable objetiva y adecuada en torno a la cual podemos definir estándares de  aprendizaje basados en contenidos, aunque no en adaptación social.

Los pilares fundamentales de la educación e inteligencia emocional deben investigar las aportaciones de la psicología y la pedagogía, apoyando desde hace dos mil doscientos años a Platón: "la disposición emocional del alumno determina su habilidad de aprender".

Sentirse estimulados por los sentimientos propios y ajenos, percibir las indiscutibles riquezas que se encierran en el espíritu de las escuelas, es una manera de premiar los esfuerzos y de fomentar la responsabilidad con las personas y con la acción educativa que consiste en ayudarlas a ser más felices.

Desafortunadamente para nuestro país no es aconsejable que los informes diagnósticos relativos al sistema educativo comiencen a englobar datos que hagan referencia al nivel de bienestar y comportamiento del alumnado. Los centros educativos deberían creer en pequeños o no tan pequeños estudios cualitativos que les permitan profundizar en su inteligencia y confiar en que nuevos estudios de los datos existentes y los que vengan les ayuden a prosperar en la expresión de un maravilla: la educación en sentimientos.

Para crear la personalidad del alumno son necesarios gran cantidad de factores. Las asignaturas no ayudan a fusionar inteligencia y emociones, evitándoles como consecuencia la oportunidad de conocer estrategias y habilidades para poder unir la inteligencia al corazón.

Gran cantidad de estudios educativos sobre emociones han demostrado que estas pueden mejorar el desarrollo de la inteligencia emocional, consiguiendo como consecuencia que las competencias curriculares se unan a la expresión de sentimientos. Adquiere por tanto, un carácter necesario la educación formal, la cual debe encargarse del desarrollo completo de alumno preparándolo para la vida.

La Inteligencia Emocional no es el éxito de la cabeza sobre el corazón, es la encuentro de uno con el otro, combinando afecto con conocimiento y alegría con reflexión. Se trata de la cabeza esforzándose codo con codo con el corazón.

El futuro de la educación puede convertirse en algo maravilloso y las oportunidades de enseñar a niños que serán inteligentes y comprendan sus sentimientos se habrán multiplicado. Si el pasado nos ha enseñado y el futuro lo hará, lo mejor será combinar ambos para conseguir una mejor educación que brinde éxito al alumnado del siglo XXI.

Relativo a todo lo desarrollado hasta el momento podemos concluir que, afortunadamente, en las escuelas el conocimiento académico por sí solo no es suficiente para lograr el éxito escolar. El aprendizaje emocional recibe la ayuda de la escuela, escogiendo un modelo que acepte de manera conjunta la inteligencia y las emociones, impulsando el aprendizaje de la inteligencia emocional. Si la sociedad educativa, así como familiares e instituciones ponen de su parte, el resultado será todo un éxito: Niños inteligentes y felices.

Finalmente, además de fortalecer la construcción del CI a través de la educación emocional en la escuela, también sería adecuado trazar un camino que vincule a la inteligencia emocional con el aprendizaje social, introduciendo los sentimientos en los currículos escolares.

Las emociones se han convertido en una necesidad educativa y social; ¿Y si  las matriculamos en la escuela?

Referencias

  • Aguiló, A. (2013). Educar los sentimientos (Vol. 63). Palabra.
  • Blanco, C. (2015). Albert Einstein, lo sagrado y lo misterioso. Miscelánea Comillas. Revista de Ciencias Humanas y Sociales, 73(142), 215-224.
  • Bozal, R. G., Márquez, P. G. O., Navas, J. M. M., & Vázquez, I. N. (2006). Inteligencia emocional y adaptación socioescolar. REME, 9(22).
  • Cohen, J. (2003). Inteligencia emocional en el aula, La. Editorial Pax México.
  • Extremera, N., & Fernández-Berrocal, P. (2003). La inteligencia emocional en el contexto educativo: hallazgos científicos de sus efectos en el aula. Revista de educación, 332(12), 97-116.
  • Fanfani, E.T. (2004). La escuela y la educación de los sentimientos (notas sobre la formación de los adolescentes). REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 2(1), 0.
  • Fernández-Berrocal, P. (2004). El papel de la inteligencia emocional en el alumnado: evidencias empíricas. Revista electrónica de investigación educativa, 6(2), 1-17.
  • Fernandez, I., Zubieta, E., & Páez, D. (2000). Expresión e inhibición emocional en diferentes culturas. Cultura y Alexitimia: ¿Cómo expresamos aquello que sentimos? 73-98.
  • Gardner, H. (1987). La teoría de las inteligencias múltiples. Santiago de Chile: Instituto Construir.  Recuperado de http://www. institutoconstruir. org
  • Gardner, H. E. (2011). Frames of mind: The theory of multiple intelligences. Hachette Uk.
  • Gardner, H. (2012). La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas (No. 153.2 G171e Ej. 1 024085). Paidós.
  • Gracián, A. G. (2010). La enseñanza de la ciencia en una sociedad con incertidumbre y cambios acelerados. Enseñanza de las ciencias: revista de investigación y experiencias didácticas, 315-326.
  • Hernández, P. H. (2005). ¿Puede la Inteligencia Emocional predecir el rendimiento? Potencial predictor de los moldes mentales. Revista interuniversitaria de formación del profesorado, 19(3), 45-62.
  • Hernández Prados, M. Á., Gomariz Vicente, M. Á., Parra Martínez, J., & García Sanz, M. P. (2015). El sentimiento de pertenencia en la relación entre familia y escuela. Ministerio de Educación.
  • Lama, D., Ekman, P. (2009). Sabiduría emocional. Barcelona: Kairós.
  • Lebrija, A., Trejos Alvarado, M., & Gutiérrez, J. (2017). Afectos, emociones y sentimientos de los estudiantes panameños hacia la matemática y su aprendizaje.
  • Marina, J. A. (2001). Precisiones sobre la educación emocional. Revista interuniversitaria de formación del profesorado, 19(3), 27-43.
  • Märtin, D. (2000). EQ. Qué es inteligencia emocional: Cómo lograr que las emociones determinen nuestro triunfo en todos los ámbitos de la vida (No. 9). Edaf.
  • Molina, R. B. (2010). La pedagogía en los diálogos de Platón. Diálogos de saberes: investigaciones y ciencias sociales, (33), 35-54.
  • Moral, M. I. J., & Zafra, E. L. (2010). Inteligencia emocional y rendimiento escolar: estado actual de la cuestión. Artículos en PDF disponibles desde 2007 hasta 2013. A partir de 2014 visítenos en www. elsevier.es/rlp, 41(1), 69-80.
  • Morales, J. C. (2019). Enseñanza en lenguas regionales y sentimiento de pertenencia a la escuela. Journal of Supranational Policies of Education, (9), 57-94.
  • Moreno, F. D. (2004). El estado social (Vol. 157). Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
  • Palou, J. (2008). Los procesos de reflexión de los docentes y la innovación en las aulas plurilingües. In Miradas y voces: investigación sobre la educación lingüística y literaria en entornos plurilingües (pp. 45-60). Graó.
  • Puig, N. (2003). The education of Spanish entrepreneurs and managers: Madrid and Barcelona business schools, 1950–1975. Paedagogica Historica, 39(5), 651-672.
  • Ros, I. (2009). La implicación del estudiante con la escuela. Revista de psicodidáctica, 14(1), 79-92.
  • Santos, M. (2006). Arqueología de los sentimientos en la escuela. Editorial Bonum.
  • Valero Garcia, J. M. (2009). ¿Analfabetos emocionales?: educar sentimientos en la escuela.

 
 
Grupo MasterD
Recomiéndanos en Google +

Master Distancia, S.A.© Tel. 900 30 40 30 | Fax 976 764 110 | oposiciones@masterd.es | Av. Manuel Rodríguez Ayuso 158 (antigua Ctra. Madrid, km. 314,8) | 50012 Zaragoza, España