La musicoterapia en educación »
11/06/2020 por Hilda Mar Camacho González

Musicalizando, con tempo, ritmo y emoción

 

Este artículo pretende abordar la musicoterapia en el ámbito educativo, detallando su procedimiento, técnicas, actividades e instrumentos a utilizar. Se describen las necesidades que puedan darse en el contexto educativo y en un alumnado con unas características específicas, fomentando especialmente la transmisión de emociones y sentimientos.  

Partiendo de la hipótesis de que la musicoterapia genera efectos positivos en todas las dimensiones del ser humano (fisiológico, cognitivo, emocional y social) los participantes obtendrían tales beneficios.

Dado que la musicoterapia es una disciplina relativamente nueva, que requiere todavía de un proceso de maduración y de análisis crítico para encauzarla dentro de los paradigmas de la ciencia, espero que este artículo, con sus limitaciones, contribuya a ese gran proyecto científico.

Palabras clave

Musicoterapia, necesidades, técnicas, procedimiento, efectos.


This article intends to address the music therapy in the area of education, detailing its methods, techniques, activities and instruments to use. Are described the needs which may occur in an educational context and on students which specific features, particulary by encouraging the transmission of emotions and feelings.

Based on the assumption that the music therapy can have positive consequences on all the aspects of the human being (physiological, cognitive, emotional and social) the participants will obtain such benefits.

As the music therapy is a relatively new field, that still needs a process of maturation and critical analysis to channel it inside the paradigms of science, I hope that this article, which its limitations, could contribute to this great scientific project.

Keywords

Music therapy, needs, techniques, methods, consequences.


1. ¿Qué es la musicoterapia?

 

Según la Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT) (2011) la musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual. La investigación, la práctica, la educación y el entrenamiento clínico en musicoterapia están basados en estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos.

En la relación que se establece en el proceso musicoterapéutico, la música como objeto intermediario es el elemento principal, entendiendo como música a todos los elementos que la integran (ritmo, melodía, armonía, sonido, ruido, silencio, movimiento y gesto).

Dirigida por un musicoterapeuta la relación sonido-ser humano va a ser el núcleo del proceso (Betés de Toro, M. (comp.), 2000).

2. La musicoterapia en el ámbito educativo.

La musicoterapia va más allá de la mera adquisición de conocimientos musicales. El trabajo desde el ámbito educativo se desarrolla dentro de un coordinado sistema de redes, esto es, en conexión directa con otras instituciones.

El musicoterapeuta, desde la escuela, podrá explorar el estado de otros subsistemas, detectar situaciones de riesgo, fortalezas en las que apoyar su trabajo, trabajar las partes que correspondan a su área y derivar a otras instituciones aquellas que no pertenezcan a dicho ámbito. (Lucas Arranz, M., 2013).

2.1. Algunas necesidades educativas y temáticas para la aplicación de la musicoterapia

  • Necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE):
  • Necesidades educativas especiales (NEE): discapacidad (motora, intelectual y sensorial), trastornos graves de conducta (TGC) y trastornos generalizados del desarrollo (TGD).
  • Dificultades específicas de aprendizaje (DEA).
  • Dificultades en el ámbito de la comunicación y el lenguaje.
  • Trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).
  • Bulling.
  • Violencia de género.
  • Racismo y xenofobia.
  • Homofobia y transfobia.
  • Maltrato infantil.
  • Exclusión social.
  • Abandono emocional.
  • Carencia de habilidades sociales y comunicativas.
  • Bajo autoconcepto y autoestima.
  • Dificultades de aprendizaje.

2.2. Efectos de la musicoterapia. (Betés de Toro, M. (comp.), 2000).

La musicoterapia utiliza la sensibilidad humana ante la música para mejorar trastornos y problemas de las más diversas índoles. Los efectos que produce son distintos en cada persona y depende de la etapa de vida en la que se esté, de los conocimientos de música que se tengan, de la recepción de la música y de sus gustos, por lo tanto la musicoterapia es personalizada.

En general se pueden describir algunos efectos según los diferentes ámbitos o dimensiones del ser humano que guardan relación con el ámbito educativo, así como con otros campos profesionales.

2.2.1. Dimensión fisiológica

  • Respiración (aceleración o enlentecimiento).
  • Pulso y presión sanguínea (aumento o disminución).
  • Ondas cerebrales (mayor o menor activación).
  • Actividad muscular (aumento o disminución).
  • Trazado eléctrico del organismo (cambios).
  • Sistema inmunitario (cambios).
  • Aumenta la sensación de energía.
  • Etc.

2.2.2. Dimensión emocional

  • Comunica y expresa un estado emocional.
  • Libera tensiones emocionales.
  • Modifica el estado de ánimo.
  • Despierta, evoca y provoca emociones y sentimientos.
  • Produce un incremento en la seguridad y estabilidad emocional.
  • Mejora el autocontrol.
  • Disminuye las conductas disruptivas.
  • Etc.

2.2.3. Dimensión cognitiva

  • Estimula la imaginación y la creatividad.
  • Evoca asociaciones (imágenes y recuerdos).
  • Ayuda al aprendizaje.
  • Contribuye a recordar información.
  • Estimula el lenguaje.
  • Estimula la capacidad de atención.
  • Mejora la capacidad de comprensión.
  • Aumenta la reminiscencia.
  • Estimula la memoria a corto y largo plazo.
  • Despierta la motivación.
  • Mejora la comunicación.
  • Ayuda a la introspección.
  • Mejora la orientación de la realidad.
  • Etc.

2.2.4. Dimensión social

  • Favorece la integración social.
  • Contribuye a las relaciones sociales.
  • Facilita la cohesión grupal y dar sentimiento de grupo.
  • Invita al diálogo y comunicación con los miembros del grupo.
  • Favorece la expresión individual ante el grupo.
  • Contribuye al desarrollo de habilidades sociales.
  • Etc.

3. Procedimiento para el desarrollo de un programa de musicoterapia (Lucas Arranz, M., 2013)

  1. Detectar necesidades: individuales (psicológicas, cognitivas, emocionales, físicas) y sociales (sentimiento de pertenencia, empatía, escucha, aceptación, etc.). No permanecen inmutables por tanto es importante una constante valoración y revaluación de la realidad y del estado de la persona.
  2. Jerarquizar las necesidades: según la teoría de la clasificación de necesidades humanas de Maslow (1943) y atendiendo a diferentes criterios adaptados a cada contexto.
  3. Valorar la viabilidad de la aplicación de musicoterapia: dando respuesta a esas necesidades. Se valora el estado personal, el tipo de problemática, el momento, contexto, entre otras.
  4. Establecer objetivos: relacionados con las necesidades detectadas y que dirijan de forma sistemática el desarrollo del programa.
  5. Seleccionar las técnicas: teniendo en cuenta el nivel de abstracción, la capacidad de concentración y atención, el grado de contención emocional, etc. así como los objetivos establecidos.
  6. Desarrollo de la intervención: partiendo de las técnicas seleccionadas y objetivos. Dado que una base en la intervención es la creatividad, el terapeuta debe ser flexible para adaptarse en cada momento a las exigencias del proceso.
  7. Revaluar: revisión de manera constante si se están logrando los objetivos, si los métodos utilizados son los más adecuados o si la línea de intervención establecida ofrece buenos resultados. Es frecuente encontrar nuevas necesidades por lo que se debe introducir un cambio direccional en el desarrollo del programa.

4. Algunas técnicas y actividades utilizadas (Lucas Arranz, M., 2013)

  • Canción de bienvenida: centra a la persona en el aquí y el ahora  además de generar el estado emocional adecuado para participar en las sesiones.
  • Saludos musicales: al iniciar una sesión o proceso, cada miembro improvisa un saludo musical, utilizando uno o varios instrumentos que él elige.
  • La improvisación: 
    • Libre improvisación: ofrece libertad a la persona para seleccionar un instrumento y también el cómo y cuándo tocarlo. Se da la oportunidad de expresión libre, importante para la transmisión y análisis de la información.
    • Improvisación semiestructurada: se limita algún aspecto de las improvisaciones. Por ejemplo instrucciones sobre el instrumento a elegir, el ritmo, etc.
    • Improvisación estructurada: es más directiva. Por ejemplo para prevenir episodios de descontrol se proporcionaría una base rítmica marcada.
  • Acompañamiento musical grupal: el grupo acompaña a la música que suena. Fomenta la cohesión y cuenta con el anonimato sonoro de la fusión musical.
  • Acompañamientos musicales por turnos: cada participante disfruta de su espacio mientras el resto le escucha.
  • Acompañamiento musical por subgrupos: consiste en una división de los componentes del grupo. Por ejemplo atendiendo a las características de los instrumentos…
  • La historia sonora: se explora la historia de relación que cada persona ha tenido con la música, desde su nacimiento hasta la actualidad y se describen sensaciones a modo de viñetas.
  • Escribir canciones: se expresan pensamientos y sentimientos tomando como base la música existente variando la letra, ó una  composición de música y letra.
  • Construir instrumentos: como objeto intermediario comunicativo y utilizando para este fin una creación propia.
  • Juegos cooperativos musicales: cada miembro es imprescindible. Algunos ejemplos:
    • Cannon: las voces reproducen la misma secuencia musical en diferentes momentos en el tiempo.
    • La secuencia encadenada: divididos por equipos se elabora una secuencia musical. Cada persona emite un sonido que es seguido por otro que genera otra persona del mismo grupo. Su sonido sólo tiene sentido cuando el resto lo precede y continúa. Pueden ser sonidos conocidos o creados. Se puede complicar añadiendo un movimiento al sonido.
    • El director: partiendo de un mismo ritmo común y elegidos los instrumentos, el rol del protagonista va rotando. Cada uno de los participantes se separará del ritmo establecido para expresarse libremente.
    • Las tinieblas musicales: agudiza el sentido del oído sobre la vista. Cada participante elige uno o varios instrumentos y se realiza una improvisación a oscuras. Se desarrollan diálogos musicales que de otra forma no tendrían lugar.
    • La orquesta: consiste en un acompañamiento musical por grupos dirigido por la música. Se selecciona una canción en la que sea posible diferenciar dos o tres partes. Se divide el grupo atendiendo a las familias instrumentales que ha seleccionado cada participante y a cada equipo se le da una consigna que establezca el momento en el que deben tocar. Se trabajan capacidades como la atención y concentración.
    • El gritón: se reparten roles de manera determinada en el grupo, de forma que el rol de líder y que más fuertemente se escucha va rotando entre los participantes. Alguno de los instrumentos más potentes como por ejemplo el bombo, platillos, piano, pasa de una persona a otra por turnos.
    • Emociones musicales: consiste en “tocar como si” estuviera contento, enfadado…y el grupo se encarga de adivinar cuál es la emoción que representa la música. Se permite utilizar todos los instrumentos y tiempo necesarios. Requiere un proceso mental de identificar la emoción, tomar conciencia de ella y de cómo esta es expresada por uno mismo y cómo representarla para que el resto la adivine.
    • In crescendo…decrescendo: el terapeuta va guiando al grupo desde su instrumento hacia aumentos y disminuciones de intensidad, según le convenga. Los participantes tendrán que medir sus fuerzas desde una interpretación “piano” suave hasta el “fortísimo”, máxima fuerza que resiste el instrumento. El rol del director puede ir rotando. Trabaja la autoregulación.
    • Juegos simples de escucha y memoria: uno de los participantes toca para que el resto imite lo que ha tocado. Se genera una secuencia de pregunta-respuesta por imitación. Favorece la cohesión grupal, la atención y concentración.
    • Juegos de música y movimiento: establece la conexión entre el cuerpo y emoción. Al finalizar cada juego se puede preguntar sobre sus sensaciones o emociones durante el mismo, si les ha resultado complejo conectar la música con el movimiento, etc. Algunos tipos de juegos:
      • Tú me copias yo te copio: se establece una línea en el suelo que marque el camino a seguir con música de fondo, preferiblemente del gusto de los participantes y, por turnos, realizan el recorrido. El primero propondrá un movimiento mientras recorre el camino trazado que el resto deberá imitar.
      • La marioneta: intercambio de roles. En parejas se reparten los papeles, uno será la marioneta del otro que se encargará de dirigir su mano para que éste haga sonar un instrumento. Al finalizar la música se invertirán las funciones.
      • Las estatuas de las emociones: se toma conciencia de la expresión emocional corporal de uno mismo y de los demás. Se hace sonar la música y todos caminan al ritmo. Se pueden realizar cambios de velocidad o tempo. Cuando la música se detiene todos deberán quedar paralizados como estatuas pero reproduciendo con su cara y cuerpo una emoción elegida por ellos. Uno de los participantes, que es el que “se la queda” y llevará un objeto que así lo indique, en ese momento comprobará que todos estén inmóviles y después él mismo reproducirá una emoción que deberá coincidir con la de uno o más compañeros o compañeras, además entregará a uno de ellos el objeto que indica el turno. Cuando las personas que “se la quedan” son varias, el participante que tenga en su poder el objeto será quien dirija al grupo, estableciendo una emoción y teniendo el grupo que imitarle. Posteriormente entregará el objeto a aquél cuya emoción esté reproduciendo. Trabaja la empatía.
      • La imagen musical: se eligen fragmentos musicales, que son escuchados en silencio uno a uno, pidiendo al grupo que tras cada fragmento realicen un dibujo sobre lo que han escuchado, puede ser abstracto ó concreto si les ha sugerido algo. Fomenta la diversidad.
      • Musicalizando: consiste en poner música a los movimientos. Uno de los participantes se prepara a tocar un instrumento, mientras otra persona realiza movimientos libremente. El encargado del instrumento deberá poner música a cada uno de esos movimientos según van sucediéndose en el tiempo. Por ejemplo si la persona anda pesadamente podrán darse golpes fuerteslentos mientras que si corretea por la sala los movimientos podrán musicalizarse con pequeños golpes agudos. Se puede variar la actividad: el que hace de músico elige a una persona del grupo a la que “musicalizar” mientras que el grupo se mueve, al finalizar deben averiguar quién ha sido la persona elegida.

  • Relajación: tiene unos requisitos mínimos: en la música, el tempo o la armonía y también las preferencias e intereses de los participantes.
  • Método IGM (imagen guiada y música): se experimentan imágenes de manera visual o kinestésicamente (se siente en el cuerpo, como por ejemplo cargar un peso pesado) y también emociones mientras se hallan en un estado de relajación profunda y escuchando música clásica. El terapeuta va guiando este proceso y la persona que experimenta estas sensaciones va informándole de sus sensaciones.
  • Escuchar música: elegida por los participantes para compartir o por el terapeuta para generar diferentes reacciones, compartir opiniones o promover y cambiar estados de ánimo concretos.
  • Vibroacústica: a través de vibraciones generadas en el cuerpo de la persona, utilizando instrumentos musicales electrónicos u otros medios.
  • Feedback musical: se puede utilizar para recoger sensaciones o emociones al final de una sesión o cierre de la intervención. Requiere un proceso de síntesis, de exploración de los sentimientos propios y de ponerse en el lugar del que escucha y recibe el mensaje.
  • Análisis de canciones: se analizan canciones que evoquen cambios sociales, políticos que denuncien desigualdades sociales, racismo, pensamientos de la época, etc. Algunos ejemplos contra situaciones de:
    • Violencia de género: “El informe forense” (Melendi) o “Malo” (Bebe).
    • Racismo: “El emigrante” (Celtas Cortos), “Calle G” (Obsesión).
    • Homofobia: “Como una flor” (Malú), “Mujer contra mujer” (Mecano).
    • Bulling: “Todos contra el bulling” (Azhel), “Stop bulling” (Subze & Diego Ojeda).
    • La transición: “Libertad sin ira” (Jarcha), “Para la libertad” (Serrat).
  • Canción de despedida: ayuda a cerrar los aspectos emocionales trabajados. Se pueden coger canciones hechas y adaptarlas o componer una nueva.
  • Despedidas musicales: los participantes despiden al grupo utilizando uno o varios instrumentos a su elección, sin límite de tiempo ni consigna sobre cómo llevar a cabo la tarea.

5. Instrumentos en musicoterapia

Los instrumentos más adecuados para una sesión en musicoterapia son aquellos que resultan fáciles de tocar para alguien que no tenga conocimientos musicales. Por ejemplo los de pequeña percusión (pandero, cascabeles, bongós, claves, xilófono, pandereta, triángulo, la cortina o el platillo, entre otros). También otros instrumentos melódicos que pueden aportar otro tipo de sonoridades como los de viento (flauta, armónica, silbatos, cucos etc.).

Los instrumentos propios de cada cultura, los del folclore popular cobran mucha importancia (el palo de lluvia, chácaras, etc.).

Los instrumentos no convencionales, naturales, corporales y cotidianos permiten trabajar con las posibilidades sonoras del entorno y aportan originalidad. Por ejemplo marcar el ritmo con la silla, hacer una melodía con vasos de agua y cucharas, golpear dos piedras, etc.

El cuerpo es un instrumento fundamental en las sesiones de musicoterapia. Palmas, taconeo, chasquido de dedos… y por supuesto la voz.

El musicoterapeuta aporta la base musical y utiliza aquellos instrumentos que domine y pueda crear un contexto armónico a la sesión (piano, arpa, guitarra, etc.).

6. Setting

En musicoterapia la palabra setting hace referencia a la distribución espacial que, al igual que otros aspectos, puede variar según el modelo de intervención aplicado y enfoque adoptado.

Una opción es crear dos espacios bien diferenciados, el musical y el verbal. De esta forma se genera primeramente un lugar con una forma de expresión verbal, que parte de lo cognitivo y se produce en un espacio formal. La silla sirve de asiento y el lenguaje utilizado es la palabra.

Por otro lado este espacio se diferencia de otro más emocional, en el que se sientan en el suelo y se comunican a través del uso de la música, induciendo a una comunicación más simbólica.

Tiene que ser un espacio cómodo y consensuado por las personas participantes. (Lucas Arranz, M., 2013).

Conclusiones

En musicoterapia, el poder de la música, se utiliza en la consecución de objetivos terapéuticos, manteniendo, mejorando y restaurando el funcionamiento físico, cognitivo, emocional y social de las personas. Concretamente el tratamiento a las NEAE y a otras problemáticas que adolecen en el ámbito educativo, la musicoterapia tiene mucho que aportar.

Es un proceso abierto, experimental, interactivo y evolutivo en el que se utilizan técnicas activas que fomentan la participación: cantar, tocar instrumentos, la expresión corporal, etc. y también técnicas pasivas como la relajación progresiva, ejercicios de respiración, técnicas de arte-terapia (dibujo, pintura y escritura), ejercicios de focalización atencional y distracción, entre otras.

Se plantea como un reto educativo porque es una disciplina creativa y motivadora que fomenta la expresión  y el autocontrol de emociones, la estimulación cognitiva además de las habilidades sociales y comunicativas, entre otros muchos aspectos. Fluye, se adapta dando respuesta a las necesidades, en un entorno acogedor y estimulante.

 

Referencias

Libros:

  • Lucas Arranz, M. (2013). Introducción a la musicoterapia. Madrid: Síntesis, S.A.
  • Betés de Toro, M. (comp.) (2000). Fundamentos de musicoterapia. Madrid: Morata, S.L.

Revistas:

  • Briones Márquez I., Rajcic M., Gamella González D.J. (2017). “Musicoterapia con preadolescentes: Los beneficios grupales de las sesiones individuales”. Revista de Investigación en Musicoterapia. Volumen 1. 68-84.
  • Luna Miranda J.M. (2012). “Presentación de un caso práctico de musicoterapia en educación especial”. Revista Música, Terapia e Investigación. Volumen 36. 31-40.

Webgrafía:

  • www.wfmt.info.
  • www.feamt.es.
  • www.bing.com/images.

 
 
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