Mediante la ayuda de los animales, este programa busca incidir en la aceptación de las diferencias y el respeto hacia los demás, potenciando la empatía y aprendiendo a tolerar la frustración; todo ello para conseguir un mayor respeto entre los alumnos y reforzar de paso la relación con el profesorado. Mediante el juego y las actividades con los animales, los adolescentes disfrutan de la experiencia del aprendizaje en valores, pero de una forma mucho más vivencial. Ante los perros, todos ellos son iguales, y esa es la base para empezar a trabajar. Con las distintas actividades que se les plantean a los alumnos, se trabaja la importancia de la cooperación y pueden comprobar cómo se complementan los unos a los otros.
Palabras clave
Convivencia, Conflictos, Integración, Bullying
Through the help of animals, this program seeks to influence the acceptance of differences and respect the others, enhancing empathy and learning to tolerate frustrations; all this to achieve greater respect among students and strengthen the relationship with teachers. Through games and activities with animals, teenagers enjoy the experience of learning in values, but in a much more experiential way. For dogs, they are all the same, and that is the base for starting work. With de different activities that are presented to the students, the importance of cooperation is worked on and they can see how they complement to each other.
Keywords
Coexistence, Conflicts, Integration, Bullying
La Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona, investiga y profundiza en la relación de las personas y los animales de compañía. Los estudios, que desde el año 2012 lleva realizando el departamento de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, muestran la influencia en la salud física y emocional que tienen los animales de compañía en España. Desde esta Cátedra se creó en 2015 en primer Postgrado de Antrozoología de España, contando actualmente con estudiantes de ámbitos diversos como la psicología, la enfermería, la medicina, la veterinaria, etc., que son formados para poder llevar a cabo proyectos de investigación y de desarrollo relacionados con la relación entre el mundo animal y los humanos.
Actualmente existen innumerables estudios científicos que han demostrado los efectos positivos de la interacción con animales; estos estudios pueden dividirse en dos categorías: los que miden el efecto del simple contacto con un animal, sea o no en un entorno terapéutico, y aquellos que analizan la eficacia del uso de animales en intervenciones terapéuticas específicas. Los beneficios del contacto con animales pueden relacionarse fácilmente con parámetros fisiológicos concretos; el contacto con un perro con el cual se ha establecido un vínculo afectivo más o menos estable, libera oxitocina, endorfinas y libera los niveles de cortisol en la sangre; éste último es un indicador fisiológico de estrés (Odendaal, 2000). La interacción con perros ofrece posibilidades terapéuticas muy interesantes para tratar diversos aspectos del comportamiento, entre los cuales cabe destacar la baja autoestima, las dificultades de comunicación y la falta de empatía. Las personas con falta de autoestima no se sienten juzgadas ni evaluadas por el animal, y por eso tienen menos dificultades en la interacción con ellos que con otros seres humanos. En resumen, el perro puede ser utilizado como puente o catalizador para trabajar aspectos relacionados con la comunicación y las relaciones humanas.
El carácter innovador de este proyecto se encuentra fundamentalmente en el marco teórico y estratégico aplicado para conseguir educar a los niños y las niñas en el respeto hacia los demás. Este marco consiste en las intervenciones asistidas con animales (en adelante IAA), que en este caso serán perros; es decir, la estrategia educativa se basa en la interacción en las aulas con perros especialmente educados y adiestrados para esta tarea. La presencia de perros en las aulas ha demostrado en estudios de otros países, como Austria, que incrementa la concentración de los alumnos y que reduce sus niveles de interacciones agresivas. Por lo tanto, aprovechando este efecto positivo demostrado de la presencia de perros en las aulas, se lleva a cabo un proyecto innovador de educación asistida con perros en el ámbito del respeto y la prevención del bullying en las escuelas. La metodología de evaluación del proyecto se basa en el “mixed method”, método observacional que permitirá evaluar los registros audiovisuales de sesiones educativas mediante un software de identificación gestual. Los alumnos son grabados durante sus interacciones con los animales y entre ellos, para posteriormente analizar el lenguaje no verbal y gestual.
Las intervenciones asistidas con animales las realiza un profesional de la educación o de la salud, habitualmente educadores sociales, pedagogos, psiquiatras o psicólogos, acompañándose de un perro que ha de cumplir con unos criterios específicos, y que ha sido adiestrado concretamente para este propósito. En estas actividades se fijan unos objetivos de trabajo que forman parte integrante del proceso de tratamiento individual de cada una de las personas que participan en la actividad. Las necesidades individuales que previamente han identificado tanto los tutores del aula como los propios alumnos éstas marcan el rumbo de las actividades que se van a realizar. De esta manera se aprovechan los valores intrínsecos del animal, como son la respuesta invariable, la incondicionalidad, la fidelidad, la incapacidad para emitir juicios de valor, y un largo etcétera, que facilitan la labor de los técnicos. Hay que tener en cuenta que, ya desde la antigüedad, se ha reconocido el valor de los animales como herramienta para curar cuerpo y alma; los griegos ya utilizaban a los caballos como herramienta terapéutica; Apolo creía que los perros eran reencarnaciones divinas con poder de curar mediante sus lamidos; entre los siglos XVIII y XIX instituciones de salud mental en Inglaterra creían firmemente que el contacto con los animales beneficiaba a los pacientes. En la actualidad, miles de pacientes y usuarios disfrutan de la intervención de los animales dentro de su marco terapéutico, las más conocidas mediante el trabajo con perros, caballos y delfines. Desde entonces, son múltiples las experiencias registradas del uso de los animales con fines medicinales.
La filosofía de trabajo utilizada en las sesiones se basa en la relación humano-animal, fomentando una relación positiva entre las personas y los animales, y otorgando una importancia clave en el buen manejo y comunicación con los perros, así como en la responsabilidad de su bienestar. La metodología de trabajo consiste en la realización de juegos y dinámicas de grupo en las que el perro es el protagonista, ajustando las actividades a las necesidades de los participantes. Los alumnos aprenden cómo adiestrar a un perro de una forma positiva, creando un vínculo con él, pensando en su bienestar, reconociendo las emociones tanto en los animales como en ellos mismos mediante dinámicas de cooperación para así conseguir los retos propuestos, consiguiendo así aprender a comunicarse de forma positiva y efectiva. El perro siempre actúa de espejo, y es a través de él que se trabajan los objetivos propuestos.
El proyecto tiene como objetivo principal mejorar la inclusión de los alumnos, sobre todo de aquellos con necesidades educativas especiales, a la vez que prevenir las posibles conductas de Bullying. El punto de partida es el curso de adiestramiento canino en positivo para jóvenes; a partir de él, la intervención se basa en el trabajo, el contacto y el conocimiento del perro. A través de las sesiones de trabajo con los perros, las técnicas de adiestramiento se utilizan como herramienta terapéutica para trabajar la inclusión y el respeto. Durante las sesiones de trabajo con los perros, adiestrados específicamente para esta tarea, y la realización de diversas dinámicas y propuestas relacionadas con el mundo canino, su conocimiento, cuidado y educación, se trabaja la atención, el control de impulsos, la empatía, la comunicación verbal y no verbal, la coordinación física, el trabajo en equipo, el trabajo colaborativo, la gestión de las emociones o la tolerancia a la frustración. Se utiliza al perro como motor y eje principal para que así los adolescentes puedan proyectar y canalizar sus emociones a través de él. El proyecto pretende hacer pequeños o grandes cambios en los individuos para que después ellos cambien su entorno más inmediato y, de esta forma encadenada, se vayan haciendo cambios en la sociedad. El cambio que obviamente será más inmediato es la percepción hacia el mundo animal, pero si se mira un poco más allá, con ayuda de los educadores, esta nueva manera de relacionarse se extrapolará a la relación con las personas y con uno mismo. El proyecto pretende que los adolescentes encuentren otra forma de relacionarse y que puedan ver, de forma inmediata mediante las indicaciones a los animales, cómo varían las reacciones del otro según cómo nos comunicamos con él. En una primera fase, tanto el profesorado como los alumnos diseñan qué objetivos quieren trabajar en las sesiones y que luego podrán seguir trabajando en su día a día cotidiano del aula, haciendo referencia a lo sucedido dentro de las sesiones con los perros. Cada individuo diseñará qué es lo que quiere mejorar en relación con los demás, qué quiere aprender de los perros y qué quiere mejorar de sí mismo para, en un inicio, trabajar de forma más ajustada a sus necesidades en relación con los animales y, por extensión, con los compañeros. También se concretará cómo se podrían mejorar aspectos grupales, objetivos de grupo establecidos entre todos y sus correspondientes indicadores para la autoevaluación. Por otra parte, durante el desarrollo de las sesiones, las técnicas se irán adaptando en función de sus propuestas y sus intervenciones, según los intereses, necesidades y resultados que se analicen durante el transcurso del programa. En cada inicio y final de sesión, cada individuo realizará una autoevaluación verbal respecto de su estado, en relación a los objetivos y cómo, durante esa semana, ha trabajado o trabajará en pro de su consecución, así como la indicación de si es necesaria la colaboración de alguno de sus compañeros. El objetivo general de conseguir un ambiente de respeto entre compañeros, se divide en cuatro objetivos concretos, extraídos a través del trabajo previo con los tutores de aula: aumentar la autoestima y el autoconcepto, potenciar la empatía, identificar y gestionar las emociones y mejorar la comunicación asertiva. Todos estos objetivos tienen a ver con la competencia básica relacionada con la ciudadanía y educación en valores; en la dimensión personal se trabaja como objetivos actuar con autonomía en la toma de decisiones y asumir la responsabilidad de los propios actos, y desarrollar habilidades para hacer frente a los cambios y las dificultades para conseguir el bienestar personal; en la dimensión interpersonal se trabaja como objetivo mostrar actitudes de respeto activo hacia las personas, sus ideas, opiniones y las culturas que lo conforman, y aplicar el diálogo como herramienta de entendimiento y participación en las relaciones entre personas; por último, en la dimensión social se trabaja como objetivo analizar el entorno con criterios éticos para buscar soluciones alternativas a los problemas. Además, de manera transversal, se trabajan también otros objetivos como fomentar la relación respetuosa inter e intrapersonales, incrementar la tolerancia a la frustración, mejorar las habilidades sociales, adecuar el tono corporal, disfrutar de pequeñas experiencias de éxito, aumentar el tiempo de atención y concentración, secuenciar y ordenar acciones, incrementar la iniciativa, adquirir nuevos conocimientos, planificar las acciones a realizar, fomentar el refuerzo positivo, observar y conocer el lenguaje corporal del otro, adecuar la respuesta en función de la situación o el ambiente, mejorar el control de impulsos, sentir más confianza en sí mismo, respetar a los animales y saber atenderlos, y crear un espacio emocionalmente seguro.
Para poder evaluar los efectos de este proyecto en la educación en el respeto de los alumnos participantes, se aplican en primer lugar dos escalas psicométricas: Escala de Habilidades Sociales – EHS (Ruiz Alva 2006) y Escala de conducta violenta en la escuela (Little et al. 2003). Estas escalas son completadas por los mismos alumnos en dos momentos diferentes: la semana antes de comenzar el proyecto (PRE-programa) y la semana después de terminar el programa (POST-programa). Además del grupo de intervención, el que participa en las sesiones, existe un grupo control del mismo edad y curso académico, que también contesta las escalas para así poder comparar puntuaciones entre los grupos. Por otra parte, tal y como se ha comentado anteriormente, se desarrolla una metodología observacional mediante el registro audiovisual. Cada sesión es sistemáticamente grabada desde dos puntos contrapuestos de la sala donde se lleva a cabo la actividad, para no perder ningún detalle de las reacciones de los participantes. El proceso de registro de datos permite observar y comprender actividades, acciones y reacciones, así como obtener información adicional sobre comportamientos y hechos que de otra manera no serían posibles de obtener, incluyendo factores ambientales, anímicos o expresivos que pudieran afectar o intervenir en el desarrollo de la investigación; por otro lado, permite documentar procedimientos y situaciones, así como conseguir evidencias ante las problemáticas que son observadas. Después de los estudios realizados durante el primer año a través de los test de autoevaluación y los cuestionarios que cumplimentan tanto tutores como padres, se comprueba que el proyecto incrementa significativamente la capacidad de decisión y participación activa de los alumnos, ya que las sesiones se diseñan en función de las necesidades expresadas por los alumnos durante la reflexión final de cada sesión. Los resultados muestran una reducción de las conductas violentas, una mejora en la relación con los compañeros, un incremento en el número de interacciones positivas con los compañeros, un mayor seguimiento de las directrices dadas por el profesorado y una disminución de las conductas evasivas.
Conclusiones
Tras finalizar el proyecto y haber compartido con las familias los resultados de los alumnos, tanto a nivel emocional como con los datos resultados de los test, éstas reafirmaron los cambios realizados en sus hijos en cuanto a disminución de las faltas de respeto, comunicación más asertiva, mejora de la convivencia y aumento de la capacidad de decisión Los efectos esperados del programa en cuanto a la mejora en las habilidades sociales y la disminución de las conductas violentas mejora curso tras curso. El proyecto demuestra potenciar las capacidades de autorreflexión y autoobservación en los alumnos en relación con su conducta e interacciones con los demás, y el darse cuenta cómo a partir de nuestros propios cambios los demás también cambian. Este mecanismo se pone en práctica con los perros, que representan un entorno emocionalmente seguro, ya que el perro no juzga, no ridiculiza y agradece cualquier muestra positiva en la comunicación y la relación con él. Una vez que los alumnos toman conciencia de estos cambios, son capaces de ponerlos en práctica con sus compañeros, mejorando así el clima del aula y la convivencia en el centro educativo.