En los últimos años, se habla cada vez más de un fenómeno conocido como infoxicación. La infoxicación define la sobrecarga de información a la que estamos expuestos, teniendo como consecuencia la sensación de sentirnos desbordado por la misma y de no saber qué parte es fiable. El mundo educativo no es ajeno a este fenómeno. Tanto alumnos como profesorado y familias están expuestos a tal cantidad de información que a veces resulta difícil filtrar, afectando esto al centro educativo en diferentes ámbitos. Este artículo hace una reflexión crítica para concienciar sobre esta problemática y plantea una propuesta práctica de curación de contenidos para tratar de forma eficiente la información. La importancia de adquirir estas habilidades recae en que el filtrar y manejar la información que hay en la red forma parte de la Competencia Digital, competencia que, según la normativa vigente, deben desarrollar todos los alumnos al acabar la educación básica.
Palabras clave
Infoxicación, competencia digital, curación de contenidos.
In the past years, it has been more popular the term infoxication. The infoxication refers to the amount of information we deal with everyday and the consequently feeling of overflow and not knowing which part of it is true and which is not. Education is not outside of this phenomenon. Not only students, but also teachers and families are exposed to so much información that most of times is hard to filter, affecting this to the academic environment in several ways. This article aims to make a critical consideration to make people aware of the problem and presents a content curation practical proposal to work at schools to filter efficiently the information. These abilities are so important since filtering and handling information and data within the network is considered a Digital Competence, which according to current regulations, should be developed along the path of each student in the National Educational System.
Keywords
Infoxication, digital competence, content curation.
La cantidad de información a la que tenemos acceso hoy en día es inmensa. Internet ha supuesto un gran avance en este sentido, ya que la información ya no está sólo en determinados manuales ni en las mentes más privilegiadas, sino que está al alcance de cualquiera que sepa teclear en un buscador. Según el estudio La sociedad de la Información en España 2015 (Fundación Telefónica, 2015), el tráfico cursado por las redes de comunicación creció un 21% respecto a 2014, siendo de 72,4 exabytes/mes con una previsión de que en 2019 ascenderá a un total de 168 exabytes/mes. Los buscadores generan tanta información que no son capaces de referenciar toda. Para crear una visión general de lo que existe en la red, Google sólo indexa un 0,004 % del contenido de la información, por lo que incluso existe un Internet oculto que no conocemos.
Con estos datos, parece evidente la existencia de tal cantidad de información que nos sobrepasa. Teniendo esta realidad presente, es necesario saber qué es la curación de contenidos y cómo llevarla a cabo. El primero en hablar de Curación de Contenidos fue Rohit Bhargava en su famoso Manifesto for the content curation (Bhargava, 2009). La curación de contenidos se entiende como el proceso que implica buscar, ordenar y compartir información de forma sistemática de forma que sólo nos quedamos con la información fiable y que nos interesa (Mesa, 2014). Por otra parte, la primera vez que se habló de infoxicación fue 1996 por Alfons Cornellá, quien acuñó el término (Casas-Mas, 2014). Desde hace ya dos décadas han sido muchos los estudios, sobre todo en el campo de la comunicación, que se han dedicado a analizar este problema y a relacionarlo con diferentes variables. No tantos lo han hecho en el ámbito de la educación.
Muchos profesionales, al darse cuenta de esta infoxicación se encuentran con la necesidad de desarrollar habilidades de curación de contenidos para filtrar la información a la que estamos expuestos. En este artículo primero se planteará y justificará esta necesidad para después presentar una propuesta práctica, sin el objetivo de dar unas líneas de trabajo concretas, sino de dar a conocer a los docentes las herramientas con las que pueden contar para después adaptarlas a su trabajo con el alumnado en el aula y/o personal.
Desde distintos trabajos académicos se propone la capacidad de filtrado como una habilidad fundamental que debe desarrollar el individuo dentro de la competencia digital, para seleccionar de forma crítica información que contribuya con la producción y transformación de nuevo conocimiento (Pinto y Díaz, 2015). Vamos a entender la Competencia Digital como la capacidad de realizar una serie de búsquedas, procesar, comunicar y difundir productos utilizando tecnologías (Amor y Delgado, 2012). La Competencia Digital está incluida entre las Competencias Clave de la LOMCE (2006), de ahí la importancia de tener en cuenta en el proyecto educativo de centro el desarrollar la capacidad de filtrado de alumnos y profesorado.
La información que aparece en la red no está controlada por ningún organismo académico, por lo que la mayoría de las veces al realizar una búsqueda lo complicado es decidir que parte de la información que estoy leyendo es fiable y cual no. Para ello, se han desarrollado diversas aplicaciones destinadas a organizar la información y sus fuentes, de forma que sólo leemos el contenido y sitios que nos interesan. A pesar de la existencia de estas herramientas, no las utilizamos todo el tiempo y estamos expuestos a información sin filtrar a través de otros medios, entre otros las redes sociales. Por eso, no sólo hace falta contar con unas herramientas que nos permitan filtrar la información que nos interesa, sino también desarrollar una capacidad de pensamiento crítico que nos permita curar los contenidos.
El conocer esta problemática, desarrollar pensamiento crítico y conocer las herramientas para filtrar información debería ser dominado no sólo por alumnos, sino también por sus familias como agente socializador. En este sentido, la educación tiene un papel esencial como agente educativo. No hablamos sólo de alumnos, sino de docentes que deberían manejar estas herramientas y desarrollar su pensamiento crítico. Algunos ya se refieren al profesorado como los curadores de contenido (Hubbart, 2015; Torres, 2014; Zhang, 2012), por lo que el manejar las herramientas de curación de contenido y tratar de desarrollar el pensamiento crítico en el aula deberían de estar entre sus funciones.
La propuesta práctica se va a hacer siguiendo la teoría de las cuatro “s” de Guallar y Leiva-Aguilera (2017). Estos autores plantean cuatro fases en la curación de contenidos: búsqueda, selección, caracterización y difusión (search, select, sense making y share en inglés). Para cada fase se proponen varias herramientas para llevarla a cabo, seguidas de una breve explicación para comprender su utilidad y funcionamiento. El criterio para elegir las herramientas han sido tres: su demostrable utilidad en una o más de las fases de curación de contenidos según Guallar y Leiva-Aguilera; su aplicabilidad en el ámbito educativo y la existencia de una versión de libre acceso en la red.
Durante estas cuatro fases es importante tener en cuenta unos principios básicos inherentes al uso de cualquiera de las herramientas. Algo esencial es evitar las fuentes con faltas de ortografía, lo que puede poner en duda no sólo el sitio sino la existencia de una persona física detrás de la información. Además es importante tratar de comprobar en otra fuente la información a la que acabamos de acceder y utilizar las palabras claves adecuadas, siendo lo más específico posible y evitando las palabras polisémicas. Se debe también tener cuidado con los derechos de autor y saber cómo citar a la fuente de nuestra información a la hora de caracterizar nuestro contenido.
Fase 1: búsqueda de información.
Buscadores online. Google es el buscador con más contenido indexado del mundo, por lo que es un buen punto de partida, siempre teniendo alerta a los signos de baja fiabilidad que se han señalado con anterioridad ya que el contenido aquí no pasa por ningún filtro.
Sistemas de alertas. Aplicaciones como Google Alerts, Talkwalker Alerts, Yahoo! Alerts o Mention son de uso muy intuitivo y permiten crear alertas al indexar nuevo contenido que nos interesa.
Seguimiento vía redes sociales de las cuentas o fuentes que nos interesan. Con la creación de alertas en las mismas redes sociales se reciben notificaciones cuando alguien que nos interesa comparte nuevo contenido. Twitter, Facebook y Pinterest son las más populares para compartir contenido educativo.
Revistas especializadas on-line. Si tenemos acceso a revistas online a las que estamos suscritos o a las que está suscrito nuestro centro nos permitirá cercar la búsqueda y tener acceso directo a contenido fiable.
Google Schoolar. Es el buscador académico de google, tiene indexados millones de artículos académicos de libre acceso.
Revistas físicas. Las bibliotecas suelen estar suscritas a las revistas especializadas más importantes. Aunque hablemos de contenido online, es una buena fuente de contenido fiable para comenzar nuestro proceso de búsqueda, aunque después lo curemos de forma digital.
Fase 2: selección.
Diigo. Es una extensión que permite compartir los marcadores de nuestro navegador. Los marcadores se conviertan en buscadores en potencia, ya que al buscar contenido, se puede ver lo que ha sido marcado por otras personas. Existe la posibilidad de unirte a grupos de personas con un interés común o de crear un grupo para compartir contenido con determinadas personas. Otra de sus múltiples funciones es resaltar información útil (opción de subrayado) directamente en páginas webs que tienes marcadas o pds no modificables.
Pearl Trees. Es una red social donde se puede compartir información con la red. La base de esta red es la creación de temas en forma de árboles, a los cuales puedes añadir perlas de contenido a través de links, fotografías o iconos. El contenido es compartido con los demás usuarios.
Simbaloo Edu. Esta aplicación está diseñada para ahorrar tiempo en la red, ya que en una sola página de inicio, recopila todas las direcciones web, fotografías, encuestas de google, enlaces a carpetas compartidas, enlaces a artículos y todo lo que puedas imaginar necesario para el trabajo diario. Está disponible en cualquier ordenador y dispositivo, por lo que se puede compartir entre docentes. Si quieres hacer uso personal de la aplicación además de profesional, se puede crear una pantalla colaborativa a la que pueden contribuir varios profesionales y mantener privada la personal. También se pueden añadir webmixes entorno a un tema concreto, el cual aparecerá igualmente en la pantalla de inicio del navegador.
Flipboard. Esta aplicación tiene forma de revista digital. Es un agregador de noticias y redes sociales en el que centralizar la información y compartirla con otras redes. Se puede trabajar tanto vía web como desde un dispositivo móvil ya que han desarrollado una app para Android, iOS y Windows Phone. Es una herramienta muy intuitiva que nos permite hojear de forma muy cómoda la información que hemos configurado en nuestro perfil. Permite conectarse a otras aplicaciones como Facebook, Twitter, Linkedin, Google+ o Instagram. Podemos crear una revista y seguir otras. Es una buena forma de reunir en un mismo sitio otras redes sociales, por ejemplo con Flipboard podremos consultar Twitter y Facebook de una forma más atractiva sin tener que conectarnos a ellas.
Feedly. Es una aplicación con funciones similares a Flipboard. En ella podrás tener acceso a los nuevos contenidos de todas las páginas webs, blogs, canales de youtube o cuentas de redes sociales que te interese. Puedes ordenar en contenido como más te convenga, la aplicación lo muestra de forma muy intuitiva y además genera alerta de nuevos contenidos en las fuentes que has guardado y en las palabras clave que has seleccionado.
Pinterest. Aquí los usuarios organizan su contenido en tableros temáticos. Puedes buscar contenido y agregarlo a un tablero que has creado o crearlo en el momento de la búsqueda. Los tableros de los demás están disponibles y aparecen en tus búsquedas, por lo que puedes ver lo que otros han guardado respecto a un tema o incluso guardar el tablero completo en tu perfil.
Fase 3: caracterización.
Este es el momento en el que ya hemos filtrado la información, y nos convertimos en creadores de contenido. Con todo lo que hemos recopilado, creamos algo nuevo, añadiendo valor a lo que ya existe en la red y llenando el proceso de autenticidad. Para crear estos productos digitales, podemos usar diferentes herramientas.
Fase 4: difusión.
La participación activa en conversaciones sociales es la forma más efectiva para difundir el contenido que has creado y que, como parte de la curación de contenido, llegue a aquellas personas realmente interesadas en el tema. Los temas se pueden buscar utilizando “hashtag” en redes sociales como Twitter o Linkedin, en comunidades ya creadas por temas en Linkedin, páginas de Facebook y blogs y páginas web especializadas.
Blogs temáticos. En un blog puedes organizar la información que te interesa y compartirla con seguidores en forma de entradas y muchas otras formas interactivas.
Scoop.it. Existe la versión para profesionales en la que compartir el contenido con toda la comunidad, con la gran ventaja de ser muy visible para todos los usuarios, ya que el perfil aparece en búsquedas relacionadas.
Paper.li. Esta aplicación permite seleccionar contenido y compartirlo a través de todas tus redes sociales de forma automática. Es una aplicación de pago.
Conclusiones
Este tema, aunque presente en todos los centros educativos (además de en otros ámbitos) no ha sido objeto de estudios científicos. Sería pertinente abrir líneas de investigación cuantitativa para estimar el efecto que tiene el fenómeno de la infoxicación en variables como el tiempo de estudio, la elaboración de resúmenes o el pensamiento crítico del alumnado. El efecto más evidente parece ser la pérdida de tiempo y la falta de rigurosidad en los contenidos elaborados.
Una vez que la comunidad educativa es consciente de este fenómeno y la importancia de aprender a curar contenidos sería interesante que en los Proyectos Educativos de Centro se tuviera en cuenta la Curación de Contenidos, llevando a cabo programas específicos en los que tanto docentes, como alumnos y familiares aprendieran formas para ver en la red los contenidos que les interesan de las fuentes que les interesan, y aprender a organizarlo y compartirlo de forma efectiva.