Primer paso para el éxito »
19/09/2017 por Ana Providencia Morente Saco

La equivocación

 

Todos tenemos miedo a equivocarnos, es inevitable, es mucho más fácil quedarse en tierra que coger un avión sin saber su destino pero, en muchos casos, ese avión tiene como destino el éxito y de ahí la frase “Quien no arriesga no gana”. En los niños, este miedo es realmente un problema, puesto que les impide seguir hacia adelante o formar nuevos aprendizajes, incluso llegar al éxito. En este artículo, valoraremos la importancia de enseñar al alumnado a equivocarse, puesto que como docentes debemos dar una solución y poner “stop” a la moda de castigar el error, y además, se señalan  las ventajas de equivocarse y algunos consejos para que los alumnos saquen provecho de sus errores.


Palabras clave

Educación, Motivación, Equivocación, Éxito, Aprendizaje.


We are all afraid to make mistakes, it is inevitable, it is much easier to stay on the ground than to catch an airplane without knowing its destination but, in many cases, that plane is destined for success and hence the phrase "Who does not risk does not win." In children, this fear is really a problem, since it prevents them from moving forward or forming new learning, even to success. In this article, we will value the importance of teaching students to make mistakes, since as teachers we must give a solution and stop the fashion of punishing error, and point out the advantages of making mistakes and some tips for students to take Profit from their mistakes.


Keywords

Education, Motivation, Mistakenness, Success, Learning.


1. Introducción

Trabajando con niños de Infantil y Primaria, nos damos cuenta de un factor muy importante y predominante en esta etapa: el miedo a equivocarse. Este miedo, infundido en la mayoría de los casos por la familia y los educadores, es un elemento muy influyente en su aprendizaje y consecuentemente en su vida diaria. El ser humano está diseñado para ser creativo e imaginativo pero este miedo limita esas capacidades.

2. De dónde proviene ese miedo

Como ya hemos dicho anteriormente, el miedo a equivocarse no es innato, no nacemos con él, es fruto de la familia que transmite que equivocarse es algo malo y del sistema educativo actual que premia a las personas que lo hacen bien pero castiga a aquellas que, a pesar de haberlo intentado, no lo han conseguido.

Raúl Sánchez en TedxCibeles habla de la obra de William Deresiewicz,  Excellent Sheeps, la cual refleja lo comentado anteriormente:

En su investigación, previa a la elaboración del libro, entrevistó a numerosos licenciados de los más prestigiosos centros educativos universitarios. En ella concluía que el resultado de una formación de tanta calidad era la producción de lo que llamaba borregos excelentes, que lo eran porque cumplían todos los requisitos para entrar en una facultad de la élite pero que se trataba de una excelencia muy limitada. Porque “harán todo aquello que les mandes sin saber muy bien por qué lo hacen.” Por miedo a equivocarse seguirán el camino marcado.

Todos conocemos la famosa frase de “solo los niños y los borrachos dicen la verdad” y esto es porque los niños desde que aprenden a hablar hasta alrededor de los 4 años se caracterizan por ser muy sinceros y no tener vergüenza de nada, no tienen miedo a equivocarse, siempre dicen la verdad y hacen las cosas sin pensar demasiado.

Los niños con altas capacidades también son muy poco tolerantes a la frustración, buscan siempre la perfección, y en estos casos es muy importante que les enseñemos a dominar esa frustración, que dejen de considerar los errores o fallos como algo negativo y así conseguir objetivos que otros niños no son capaces, aprovechando su potencial.

Para Pablo Ruiz Boj: “Lo que los adultos consideramos un “fallo” no lo es desde el punto de vista del niño: sus errores indican la lógica de su pensamiento.” (Alaya Difundiendo infancia, 2016)

3. ¿Qué debemos hacer desde la escuela?

Como docentes debemos dejar claro al alumnado que durante toda nuestra vida vamos a equivocarnos y  perder en numerosas ocasiones pero, si no lo intentamos, no ganaremos o disfrutaremos de premios o situaciones maravillosas y además. Es decir, debemos siempre intentar las cosas, arriesgarnos, y tener en cuenta, que equivocarse no es perder sino aprender.

En la escuela, el problema radica en el maestro, se nos enseña para penalizar a aquellos niños que hacen mal los deberes o que no consiguen terminarlos sin tener en cuenta que no podemos establecer un mismo tiempo para todos puesto que cada niño es diferente, tienen diferentes ritmos de trabajo y aprendizaje. El docente debe poner más fuerzas en enseñar que en castigar, es decir, si un alumno no consigue hacer bien un ejercicio debemos volver a explicárselo, utilizando otros puntos de vista, metodologías, ejemplos… hasta que consiga entenderlo y hacerlo bien. Castigándolo no conseguimos nada, o sí. Conseguimos que el niño pierda tiempo en el aula (si lo mandamos al famoso “rincón de pensar” donde seguramente no pensará en nada relacionado con el problema) o que pierda la oportunidad de participar en más aprendizajes a través de otras actividades (en el caso de castigarlo sin ir a excursiones, participar en juegos…).        

Como bien señala Enrique en su artículo “Enseñar a equivocarse”, no debemos educar a personas para que sean perfectas sino a personas que no discriminen por las imperfecciones: “¿una educación para la perfección? No. Todo lo contrario: una educación para aceptar los errores, las imperfecciones, los problemas... Una educación basada en el error.” (2011)

4. ¿Qué ventajas tiene equivocarse?

La serendipia, descubrir algo inesperado cuando estamos buscando otra cosa, es uno de los resultados de equivocarse, es decir, debemos analizar siempre nuestros errores para ver si podemos sacar algo bueno de ellos, alguna enseñanza que podamos usar en el futuro o en el presente para otros problemas.

En la web de Fundación Melior, Martina Calzada Zapater (2014) señala algunos de los descubrimientos más importantes por serendipia:

  • Los fuegos artificiales:

Los primeros fuegos artificiales fueron inventados en la Antigua China hace ya unos 2000 años. La leyenda cuenta que un cocinero chino utilizó para hacer fuego al aire libre una mezcla con ácido sulfúrico, salitre y carbón vegetal. Al juntar estos elementos, se produjo una explosión que después comprimiría en un tubo de bambú dando origen por tanto a los fuegos artificiales, que eran utilizados para espantar a los malos espíritus en ritos como el matrimonio.

  • El descubrimiento de América:

Cristóbal Colón defendía la hipótesis de que la tierra era redonda y que se podía alcanzar el oriente navegando hacia poniente. Con ayuda de la monarquía española y concretamente de los Reyes Católicos, organizó un viaje de exploración que lo condujo a la costa americana en 1492. Sin embargo, siempre pensó que había llegado al continente asiático, denominado por los europeos las Indias y murió sin saber que había descubierto un nuevo continente. Se trata de uno de los momentos cumbres de la historia universal porque significó el encuentro de dos mundos que habían evolucionado independientemente, sin que uno conociera la existencia del otro.

  • Los rayos X:

En 1895, El físico Wilhelm Conrad Röntgen experimentaba para investigar la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos. Tras cubrir el tubo con un cartón negro para eliminar la luz visible, observó un débil resplandor amarillo-verdoso proveniente de una pantalla con una capa de platino-cianuro de bario, que desaparecía al apagar el tubo. Determinó que los rayos creaban una radiación muy penetrante, pero invisible, que atravesaba grandes espesores de papel e incluso metales poco densos. Usó placas fotográficas, para demostrar que los objetos eran más o menos transparentes a los rayos X dependiendo de su espesor y realizó la primera radiografía humana, usando la mano de su mujer. Los llamó "rayos incógnita", o "rayos X" porque no sabía qué eran, solo que eran generados por los rayos catódicos al chocar contra ciertos materiales.

  • La penicilina:

El científico escocés Alexander Fleming investigaba la gripe en 1928 cuando se dio cuenta de que un hongo había contaminado una de las placas con bacterias que estaba analizando. Alrededor de ese hongo no se desarrollaban las bacterias. Aunque él no pudo aislarlo, este descubrimiento fruto de un descuido en el laboratorio, dio pie al desarrollo de un medicamento que ha salvado innumerables vidas.

5. ¿Cómo educar en el error?

A continuación, aparecen una serie de consejos para enseñar al alumnado a aprender a equivocarse:

  • Identificar y mostrar sus errores, a pesar de saber que se sentirá cabizbajo tras saber que se ha equivocado.
  • Eliminar las expresiones negativas ante su fracaso, felicitándoles siempre que lo hayan intentado y se hayan esforzado en conseguir algo.
  • Explicar la importancia de corregir sus errores: porqué deben hacerlo, cuáles serán los beneficios.
  • Explicar que es algo natural y no malo o negativo, todo el mundo comete errores.
  • Elogiar, a pesar del error, el esfuerzo del alumno (salvo casos donde no ha habido ningún tipo de esfuerzo).
  • Indicar cómo debe corregir el error y motivarlo para hacerlo.
  • Premiar al alumno cuando consiga solucionar el error y hacerlo bien.
  • Enseñar estrategias al alumno para no volver a cometer ese mismo error.
  • Evitar ante todo enfados o regaños por  parte del docente, el alumno no debe verle con miedo, intente siempre tener un contacto directo con él y tratarlo de manera simpática y agradable. Recuerde que los niños actúan por imitación, si ven que la actitud del docente es altiva y negativa, ellos adoptarán dicha actitud.
  • Fomente la curiosidad del alumno, incítelo a seguir practicando sus errores para convertirlos en buenos resultados.
  • Trátelo siempre como a los demás alumnos pero no compararlo, no darle  un trato especial.

Además, en Cuentos para crecer, podemos encontrar una serie de cuentos que podemos utilizar para que el alumnado aprenda que equivocarse también es bueno:

  • Casi. Peter H. Reynolds:

Ramón ama dibujar. Siempre. Cualquier cosa. Dondequiera. El dibujo lo hace feliz. Pero en un segundo todo cambia. Una sola observación imprudente de un hermano mayor, da vuelta a los bosquejos despreocupados de Ramón. Afortunadamente para Ramón,  su hermana Marisol ve el mundo diferente, y le ayuda a descubrir su arte, el arte del ¿casi?

  • La niña que nunca cometía errores. Stephanie Oppenheim:

Beatriz Nuncafalla es una niña de nueve años que nunca -¡ni una sola vez!- ha cometido un error. Nunca olvida sus deberes de matemáticas, nunca lleva calcetines desaparejados y siempre es la ganadora del espectáculo anual de talentos que hacen en el colegio. De hecho, Beatriz tiene el récord de perfección en su ciudad, donde la conocen como” la niña que nunca cometía errores”. La vida de Beatriz discurre con tranquilidad hasta que pasa lo impensable: comete su primer error. ¡Y delante de todo el mundo!”

  • ¡Mira lo que tengo! Anthony Browne:

Mira lo que tengo no habla de la envidia sino del deseo de despertar la envidia en el otro. A modo de cuento tradicional modernizado, el héroe y el villano, protagonistas de esta historia, se enfrentan de forma dialéctica en medio de un sinfín de otras historias, donde alguno de los dos (¿quién sabe quién?) saldrá victorioso. Mira lo que tengo es un claro ejemplo de buen hacer: una cuidada conjunción texto imagen, una narración rica en su historia, multirreferencial, con distintos niveles lectores y sumamente recomendable para todos los públicos.

Conclusiones

Si eres educador, enseña a tus alumnos a sacar de sus errores aprendizajes para el futuro y a superar con optimismo y positividad sus equivocaciones. Tener éxito, en cierta manera, es aprender a equivocarse y siempre hay que tener en cuenta que si algo es fácil no merece la pena, es decir, para llegar al éxito el camino está lleno de errores, errores que solucionaremos poco a poco y convertiremos en aciertos.

El error es algo común a todos pero debemos dejar de estigmatizarlo y promover la “cultura del fracaso”,  la cual nos permite llegar a nuestros objetivos aprovechando nuestros errores.

Referencias

Libros

  • AGUILÓ PASTRANA, A. (2014): Educar el carácter: Principios clave de la formación de la personalidad. Madrid: Hacer Familia.
  • SÁNCHEZ GÓMEZ, R. (2015): Acción y reflexión: Cómo desarrollar el pensamiento y las habilidades directivas. Madrid: ESIC Editorial.

Revistas

  • SILVEIRA TORREGROSA, Y., MORENO MURCIA, J. A. (2015). “Miedo a equivocarse y motivación autodeterminada en estudiantes adolescentes”. Cuadernos de Psicología del Deporte, 15(3), 65-74.

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