La Potenciación post-activación (PPA) se define como el fenómeno por el cual aumenta la producción de fuerza muscular de forma aguda como resultado de una activación muscular voluntaria previa (1, 2). Sin embargo, para que esta activación muscular mejore el rendimiento de diferentes acciones deportivas, hay que tener en cuenta la presencia de la fatiga y los diferentes factores que la provocan (3), ya que la manifestación de fuerza mejora cuando la potenciación se impone a la fatiga. Por el contrario, si la potenciación y la fatiga se encuentran a niveles similares, el rendimiento no variará e incluso disminuirá si la fatiga se impone (4). Por ello, es importante una correcta estructuración del calentamiento (5, 6). La fatiga no es igual en todo tipo de personas, mostrando mayores niveles de potenciación los sujetos más fuertes en comparación con los más débiles (7, 8), debido a que éstos son capaces de resistir mejor la fatiga con cargas elevadas (9, 10). De esta forma, se establece la necesidad de analizar minuciosamente las características individuales de los deportistas.
Además, parece ser que el nivel de rendimiento es mayor en los 5-7 min posteriores a la aplicación de un estímulo, observando un menor nivel de rendimiento que con tiempos de recuperación inferiores (<3-4 min) (11). Por lo tanto, el tiempo de recuperación podría ser una variable fundamental en la posible potenciación del rendimiento.
Como hemos visto, la PPA es el aumento temporal del rendimiento muscular después de la realización de una activación muscular previa (12), por lo que un calentamiento que incluya contracciones voluntarias máximas podría potenciar el rendimiento en ciertos gestos deportivos. Esta potenciación muscular, a nivel fisiológico, se ha tratado de atribuir a diferentes factores como la fosforilación de las cadenas ligeras, la elevación del calcio (Ca2+) en el citosol, el aumento de la contracción de unidades motoras superiores o el cambio del ángulo de penación (13). No obstante, es necesario considerar que hay varios mecanismos implicados en una posible potenciación del rendimiento. Previamente, la mayoría de los efectos del calentamiento se atribuían a la temperatura corporal (14), la cual depende de diferentes factores como son la disminución de la viscosidad, el aumento del oxígeno muscular, la velocidad de las reacciones oxidativas limitantes, el aumento del metabolismo anaeróbico, el aumento de la frecuencia de conducción nerviosa y el aumento de la tensión termorreguladora (5). Sin embargo, también se sugiere que tanto el ácido láctico como el consumo de oxígeno (VO2) podrían influir en dicha potenciación, ya que aumentan considerablemente tras el calentamiento (15). Además, el incremento del VO2 parece que produce una disminución del déficit de oxígeno inicial lo que podría ayudar a una mayor utilización del metabolismo anaeróbico en tareas posteriores de alta intensidad (16). Este aumento en el suministro de oxígeno a los músculos puede verse afectado por diferentes cambios metabólicos que se producen tras un calentamiento activo como son la reducción de la tensión de oxígeno (17), el aumento de la concentración de potasio (18) y el aumento de la concentración de iones de hidrógeno (19), lo que produce un efecto de vasodilatación y el consiguiente aumento del flujo sanguíneo muscular.
En relación a los diferentes test de condición física que se han utilizado en el análisis de los efectos agudos de diferentes tipos de estímulos podemos encontrar el salto vertical (SV) (20), el lanzamiento (21), el sprint (22) o el cambio de dirección (CD) (23).
Según los resultados encontrados en la literatura, parece que los estímulos compuestos por series múltiples, a intensidades submáximas (máxima potencia) y con períodos de recuperación de mayor duración (>5 min) son más efectivos que otros estímulos de diferentes características. Sin embargo, deberíamos indagar más sobre el tema para poder afirmar con mayor garantía dichos datos.
BIBLIOGRAFÍA